Ahora que empezamos con la desescalada, con el fin del confinamiento, ha llegado nuestra segunda oportunidad, tenemos otra oportunidad para cambiar las cosas, para ser más solidarios, para dotar a la educación y la sanidad de los recursos que se merecen, para hacer de la explotación de la naturaleza algo mas sostenibles, en definitiva tenemos una segunda oportunidad para hacer de este mundo, el nuestro, algo mejor.
Hay muchos tipos de segundas oportunidades, seguramente tantas como personas existen. Cada uno precisa una segunda oportunidad para algo, para rescatar algo que se ha perdido o remediar un dolor que tiende a enquistarse y a convertirnos en personas distorsionadas.
Con el paso del tiempo se va suavizando el carácter. Se pasa de la adolescencia a la madurez y se aprende a corregir los errores o a no cometerlos de nuevo. Para ello son fundamentales las segundas oportunidades, para aprender que la felicidad cuesta su trabajo y requiere su tiempo.
Podemos hablar de las segundas oportunidades de los que están en prisión. Allí muchos consiguen regenerarse y algunos, incluso mejorar su formación académica o profesional lo que les permitirá poder encontrar un empleo cuando finalicen su condena..
El amor es una de las cosas que más requiere una segunda oportunidad. Puedo ponerme como ejemplo, tras varios fracasos y muchos intentos pondré todo de mi parte para ser
feliz con una mujer, estoy francamente cansado de la soledad. No quiere decir que la soledad sea estrictamente mala, pero necesito un complemento. Además: me lo merezco. No quiero ser una persona acostumbrada al fracaso. Merezco la victoria de una vez por todas. Si no lo intento nunca sabré qué hubiera ocurrido con mi vida y con mis sentimientos. Creo que soy luchador empedernido, un trabajador del alma por decirlo de una manera rotunda.
Existen también segundas oportunidades en Psicología o Psiquiatría, yo particularmente soy optimista con mi recuperación. Es imprescindible cuando se tienen problemillas de nervios creer que siempre habrá una segunda oportunidad y luchar para seguir adelante cada día.
Recuerdo ahora la frase aproximada de Charles Chaplin: “No quiero renunciar al derecho a equivocarme”. Yo tampoco quiero renunciar a ese derecho y no estoy dispuesto a permitir que los fracasos inunden mi vida y me paralicen y me impidan seguir adelante y seguir buscando la auténtica felicidad. Es como el título del libro de Bertrand Russell, Premio Nobel de Literatura: En busca de la felicidad. De vez en cuando cojo alguno de sus consejos que me sirven para la vida cotidiana. Son muy sencillos y se aplican fácilmente a la vida.
Hay más segundas oportunidades. Pero ya digo que hay tantas como personas existen y no hace falta poner más ejemplos. Simplemente decir que nos aferremos a esas segundas oportunidades para no sentirnos fracasados y tener fuerzas suficientes para seguir adelante y con la fuerza necesaria que nos permite pensar que merece la pena vivir la vida en plenitud. Salud y suerte.
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