miércoles, 30 de mayo de 2018
VII OLIMPIADAS UNIDOS POR EL DEPORTE Y LA SALUD MENTAL.
Un año más hemos tenido el gusto de participar en las olimpiadas "Unidos por el deporte y la salud mental", ha sido un día magnífico, en el que además de ganar el primer premio en la competición de petanca, hemos disfrutado de todas y cada una de las modalidades deportivas.
DIVERSIÓN, BUEN AMBIENTE, AMISTAD, RELACIÓN, SUPERACIÓN, ALEGRÍA, COMPAÑERÍSMO, DEPORTIVIDAD.......
DÍA A DÍA
En 1982 el realizados Ted
Kotchef dirigió la película Acorralado, titulada en el original
First Blood y basada en la novela del mismo nombre. La película dio
a conocer al personaje John Rambo interpretado por Sylvester
Stallone. Había otros actores importantes en la cinta como Brian
Dennehy y Richard Crenna, que interpretaba al Coronel Truman.
La película tuvo una
excelente acogida y permaneció en los cines Avenida más de un año,
cosa hoy impensable para cualquier película por mucha publicidad que
se le dé. La cinta estaba francamente bien. A mí me gustó
bastante. Era un película de acción bien construida y con la
duración exacta que debía de tener.
Después de Acorralado
vendrían Rambo II y Rambo III. Muchos años después vendría la
precuela John Rambo, todas interpretadas por Sylvester Stallone.
Viene todo esto a cuento de
que Rambo está traumatizado por la Guerra del Vietnam. Tiene
frecuentes pesadillas relacionadas con la guerra. Y le cuesta trabajo
adaptarse a la sociedad después de tanto tiempo en la selva. Creo
que es en la segunda parte cuando el Coronel Truman le pregunta:
“¿Cómo vivirás John?” y Rambo contesta: “Día a día”.
Siempre me llamó la atención esa respuesta escueta y tan cierta.
Día a día. No cabe mayor lección en tres escuetas palabras.
Yo desde entonces he intentado
aplicarme el cuento de la frase y vivir día a día. Creo que es la
mejor manera de hacerlo como enfermo mental. Con los problemas que se
tiene con la mal llamada enfermedad mental lo mejor es vivir
siguiendo las 24 horas del día porque nunca sabes cómo te vas a
encontrar, qué te va a pasar.
Esta noche por ejemplo me he
sentido muy mal con la ansiedad y me levantado a las 0.30. He hecho
unas cuantas cosas y me he ido a la calle, a andar, a pensar, a
rumiar un poco en mi enfermedad. He ido al cajero automático a sacar
dinero que tenía que ingresar por la mañana para hacer frente a
unos pagos. Cuando ha llegado la hora he ido a desayunar y he leído
la prensa deportiva. Me he ido relajando poco a poco y a eso me ha
ayudado tomarme un alprazolam de 1 mg.. Rara vez me tomo una pastilla
cuando tengo un cuadro agudo de ansiedad, pero hoy he necesitado la
medicación adicional.
En el bar me he relajado
bastante. Después he paseado otro poco y he ido al Banco a ingresar
el dinero para esos pagos que me urgen. He vuelto a dar un paseo y me
he venido para la Ura. He tenido relajación y lógicamente me he
quedado dormido. Y ahora estoy escribiendo este artículo contando lo
que me ha deparado la vida en las últimas 12 horas aproximadamente.
Nunca sabes qué te va a
pasar. No se pueden hacer planes con la enfermedad. Ella está como
delante de ti, con poder, con una dictadura terrible en la que somos
esclavos que a veces no podemos hacer nada. Simplemente defendernos
como podemos. Yo me he defendido con el alprazolam y mucha
constancia. Y paseando. Y ahora me siento bastante mejor y tengo
voluntad para escribir este artículo semanal.
Hay muchas veces que tengo crisis de ansiedad. Me rebosa el Trastorno Obsesivo Compulsivo y no sé cómo defenderme. Tengo claro que no quiero empastillarme. No me quiero pasar la vida dormido. Quiero tener los ojos abiertos para poder defenderme mejor de mi enemiga la enfermedad. Me alío con ella y tiro para adelante porque no puedo ir para detrás, no puedo acobardarme porque entonces la enfermedad se apodera más de mí. Es un consejo que doy a todos los lectores: aliarse con la enfermedad y no recular, no ir atrás porque entonces la enfermedad te acorrala y es cuando no sabes verdaderamente qué hacer.
Hay muchas veces que tengo crisis de ansiedad. Me rebosa el Trastorno Obsesivo Compulsivo y no sé cómo defenderme. Tengo claro que no quiero empastillarme. No me quiero pasar la vida dormido. Quiero tener los ojos abiertos para poder defenderme mejor de mi enemiga la enfermedad. Me alío con ella y tiro para adelante porque no puedo ir para detrás, no puedo acobardarme porque entonces la enfermedad se apodera más de mí. Es un consejo que doy a todos los lectores: aliarse con la enfermedad y no recular, no ir atrás porque entonces la enfermedad te acorrala y es cuando no sabes verdaderamente qué hacer.
Otras veces venzo las crisis
de ansiedad escribiendo como ahora lo que siento. Cuento punto por
punto toda mi experiencia con la enfermedad. Ella es mi enemiga y lo
tengo claro, pero a veces hay que hacerla amiga para que no nos hunda
del todo. Hay que estar siempre alerta porque sus poderes son
enormes, sea la enfermedad que sea. La mía tiene mucho poder y en
muchas ocasiones puede conmigo y me dejo arrastrar por su influencia.
Pero otras veces soy yo el que vence y tira para adelante como si
nada hubiera pasado y vuelvo a mi vida normal.
Pero eso no ocurre siempre
así. Muchas veces la enfermedad me puede y me ocasiona un
sufrimiento enorme del que no me puedo defender. No sé qué hacer.
Me desespero. No quiero tomar medicación. Doy vueltas por la casa.
Salgo a la calle. Ando. Me pierdo en el mundo. Soy un ser con
problemas perdido en un mundo de problemas y no sé por dónde tirar.
Pero tiro. Sigo vivo. La desesperación nunca es tan grande como para
pensar en el punto y final. Soy un enemigo del suicidio. Siempre hay
salida. Siempre hay un huequecillo por pequeño que sea, un resquicio
que deja la enfermedad para que puedas liberarte de ella y decir:
estoy vivo y pienso seguir estándolo porque tú no vas a poder
conmigo, yo soy más fuerte que tú y tengo fuerzas acumuladas para
salir adelante.
Es importante decirse a uno
mismo estas frases de apoyo para no hundirse. Uno es el principal
aliado. Hay amigos, personas que apoyan, profesionales que te dan
consejos buenos. Pero uno es el protagonista de la enfermedad para lo
bueno y para lo malo. Lo malo porque la sufres y lo bueno porque la
vas venciendo en sus distintas etapas y sigues vivo. Y seguir vivo es
un arte mayor, un arte que implica mucha dificultad pero eso no
importa. Lo que importa realmente es ser un superviviente. Y hay que
sentirse orgulloso de ello porque no es fácil bregar con una
enfermedad de estos tipos. Renuncio a llamarlas mentales como sabéis.
Digo simplemente enfermedades.
Mi enfermedad nunca va a
acabar conmigo. Me hará pasar malas noches como la de hoy, como
tantas otras malas noches. Y tantos otros malos días como este fin
de semana, que en gran medida lo he pasado sentado en mi sillón
azul. Reflexionando. Meditando. Sufriendo a veces. Cansado. Abatido.
Aburrido de tanta lucha aparentemente inútil de la que no sé muchas
veces cómo defenderme.
Pero soy un superviviente y
pienso seguir siéndolo. Tengo que ser más fuerte que la enfermedad.
Hay que ser siempre más fuerte que cualquier enfermedad de este
tipo. Uno siempre es más fuerte de lo que cree. La enfermedad nos
lleva a situaciones límite. En ese límite vivimos peligrosamente
pero avanzamos con rotundidad y somos valientes obsesivos que
superamos cualquier prueba.
Y no debemos mostrar debilidad
porque entonces la enfermedad es muy lista y busca sus triquiñuelas
para derrotarnos. La palabra derrota no entra en nuestro diccionario.
Y debemos seguir vivos día a día, como John Rambo. No hay otra
manera porque no podemos hacer planes más allá de hoy porque no
sabemos cómo vamos a estar al día siguiente. Exactamente igual que
Rambo con sus traumas bélicos. Pues igual nosotros con nuestra
depresión, nuestra ansiedad, nuestra psicosis, nuestra
esquizofrenia, lo que sea. Da igual de la enfermedad de que se trate.
Hay que tener una actitud positiva y no resignada, y pensar siempre
en el día a día. En cada 24 horas.
Yo vivo así desde 1982 cuando
una película me abrió los ojos y me enseñó que no hay que tener
miedo a la muerte, sino amor a la vida, aunque haya que bregar con un
enemigo terrible que no se rinde nunca. No hay forma de eliminarlo
definitivamente, pero con pequeñas victorias se consigue también
una gran victoria. Es una forma de verlo que me parece muy positiva y
muy real también. Tenemos que ser fuertes y decirnos con frecuencia
esa frase mágica: día a día. Salud y suerte.
José
Cuadrado Morales
jueves, 17 de mayo de 2018
LA HISTORIA DE BEN; BEN SE FUE DE ST MALO FRANCIA
Una nueva historia de Benjamín y Asíais
Al cabo de
2 años, Ben se fue de St. Malo a vivir con sus padres a Alençon Francia Normandia. Allí en otoñó había muchas setas en los bosques y champiñones cosas que él recogía para comérselas en su tiempo libre, ahí fue cuando empezó a pintar
al óleo pues el tiempo era muy lluvioso y olía humedad por todas partes decía
que al no salir a la calle del pueblo tenia mucho tiempo libre para pintar los días
que no trabajaba en la fabrica de automóviles Carrier. Ben recuerda que los Franceses eran
unos racistas pues le decían a los extranjeros que se fueran a su tierra que se
comían el pan Francés. En esas fechas llevaba yo casado 2 años, y trabajaba en
el campo de "manigero" en la finca, Valencianilla del Hoyo estuve trabajando con
mi padre muchos años. Ya entonces tenía yo un hijo y tenia que aguantar muchas
cabronadas del dueño pues intentaba de echarnos a pelear a mi y a mí padre que
trabajaba conmigo, el dueño era un franquista y me ponía a mal con los
trabajadores ya que yo y mi padre éramos los encargados del trabajo de la finca
.
Ben me contó que su padre le decía "no te cases nunca que el buey suelto bien
se lame", yo esperaba ya mi segundo hijo el cual nació mas fuerte que el primero
pesaba 4kilos 800 gramos,
era enorme se llevó tres días con los ojos cerrados y el primero peso 3k 500g y
estaba malo porque mamó sangre de la teta de la madre y se le hizo un coagulo
en el estomago. Los médicos no sabían lo que tenia, por irme yo a trabajar, al
cabo de 20 días al niño se le había complicado la enfermedad , porque mi mujer se le
olvidó de decirle al médico que el niño en la casa hacia la caca bien y con soltura, al
final se lo dije yo al cirujano, que decidió no operarlo. Yo le dije que si le daban suero
el suero estreñía y se recuperó vomitando sangre de la madre. Al cabo de 8 años nació
mi tercer hijo, buscando una niña, y vino mi tercer rey que nació sano y fuerte
y peso 3kilos 600 g . Ben me contaba que en 1986 volvió a España a hacer el servicio militar
obligatorio y que estuvo en carros de combate caballería a donde aprendió a
manejar los carros, el era tirador hizo unas maniobras en los Montes Negros de
Zaragoza a donde dormía debajo del carro era el mes de verano y aquello es un
desierto me relata que vio de noche aparecer en el cielo dos luceros en pareja
que se desplazaban a gran velocidad desapareciendo y apareciendo por otro lado
y perdiéndose en el infinito...
MI SEVILLA
De nuevo en la
ciudad de adopción,
la ciudad donde he
pasado la mitad de mi vida,
una ciudad que me
vio crecer y envejecer,
es como un pueblo
grande Sevilla
aquí he conocido la
gloria y el infierno,
casi toda ella esta
impregnada por mi,
me conoció como un
Dios y
me conoció como un
pobre demonio,
me conoció como un
maestro y,
me conoció como un
pobre analfabeto;
aquí estaba mi
paraíso como macho y
aquí estuvo mi
infierno como macho.
No quiero olvidarte
nunca, Sevilla;
si me encierro en mi
pueblo
te recordare siempre
y
aprovechare para
hacerte una visita
a ti y a tus hijos e
hijas.
Aquí esta mi sangre
inocente
derramada por tus
calles,
mis lagrimas de
penas y alegrías,
estaban mis mejores
amigos,
estaban mis hembras,
esta mi familia,
esta parte de mi
escabrosa vida:
¡¡Ciudad alegre!!
¡¡Ciudad
Universal!!
¡¡Ciudad Santa!!
Ciudad muy tuya y de
tus sevillanos.
¡¡Gracias
Sevilla!!
¡¡Gracias
sevillanos!!
Jose.
miércoles, 16 de mayo de 2018
DÍA DEL ORGULLO LOCO
Aquí os presentamos el programa del DÍA DEL ORGULLO LOCO que se va a celebrar este fin de semana en el Parque del Alamillo.
martes, 15 de mayo de 2018
MALDITOS BASTARDOS
Tomo
prestado el título de una película de Quentin Tarantino para mi
artículo de esta semana. Me parece un título muy válido para
hablar de todas esas personas que están a tu alrededor y en lugar de
ayudarte hacen todo lo posible por hundirte todavía más; no te
sacan de la miseria sino que te hunden más en ella , recreándose en
el sufrimiento que vives y sientes como algo terrible.
En
la película Brad Pitt se harta de matar nazis. Yo no voy a matar a
nadie ni en la realidad ni siquiera en la ficción de un artículo
periodístico, pero expreso toda la rabia que provocaban en el
personaje de la cinta los crueles adictos sedientos de sangre de la
esvástica que nunca tenían bastante con el sufrimiento que
ocasionaban en los demás.
Yo
llamo malditos bastardos a todas esas personas que he conocido en mi
vida y que se han jactado de verme sufrir. Me han visto en el suelo
tirado literalmente y me han puesto una pierna encima para que no
pudiera levantarme. Yo no tenía fuerzas para ello, pero por si acaso
ellos se preocupaban de que no me levantara con esos zapatos que me
oprimían el cuello y el alma.
Malditos
bastardos por arrojarme exclusivamente a la charca de las pastillas
para que me atiborrara y valiera menos que nada. Porque eso me
hacíais sentir: nada. Menos que nada. Como si fuera un judío en un
campo de concentración esperando que alguien viniera a rescatarle de
toda su desesperación.
Yo
me he visto muchas veces, sobre todo en tiempos pasados, impedido
para salir adelante, inmóvil , paralizado, como un preso en una
cárcel de angustia deseoso de una libertad que nunca llegaba porque
mis carceleros estaban muy pendientes de mí y hacían todo lo
posible y lo imposible para que no escapara. Disfrutaban con mi
incapacidad para la superación, disfrutaban con mi impotencia
doliente tirado en un jergón de porquería mental, convertido en una
piltrafilla maloliente que no servía para nada porque desconocía
hasta el máximo extremo el significado de la palabra autoestima.
Malditos
bastardos todos aquellos que se dedicaban a empastillarme para
dejarme dormido y pareciera más un zombi o un muerto en vida. Sólo
una persona se preocupó de ponerme un tratamiento en condiciones que
no me dormía y que me ayudaba a superar la depresión, que ahora no
tengo, y mis crisis de ansiedad derivadas de mi Trastorno Obsesivo
Compulsivo.
Maldito
tú, Trastorno, por causarme tantos problemas en mi vida, por
impedirme hacer una vida normal, como tantas otras personas que no
tienen problemas de nervios. Pero nunca te consideré Trastorno una
enfermedad mental. Hasta ese punto no me venciste. Te considero una
enfermedad normal porque yo no soy un enfermo mental.
Malditos
bastardos todos los que querían meterme siempre en la cabeza que yo
era un enfermo mental, alguien a quien había que tratar alejado del
mundo, como si fuera un leproso o algo parecido. No pertenecía a
ningún exclusivo nivel social ni de enfermedad. Era una persona
normal con cierta discapacidad, pero no merecía que los nazis me
metieran en ninguna cámara de gas.
Pero
me ingresaron y los malditos bastardos me quisieron dormir una y otra
vez. Yo decido cuándo duermo y cuándo no. Yo decido sobre mi vida
porque soy dueño de mis actos y tengo el derecho legítimo a
equivocarme. Nadie es perfecto y yo tampoco, por eso asumo
perfectamente mis errores y todas las cosas que se deriven de mi
enfermedad.
Yo
he sido fuerte todos estos años frente a los malditos bastardos que
no tenían piedad de mí. He sido fuerte y he resistido como los
últimos de Filipinas frente a todas las acometidas recibidas por
personas que decían ser mis amigas y eran enemigos encubiertos,
gentes sin capucha que procuraban silenciosamente mi mal. Y no es
paranoia persecutoria, sino realidad. Yo era un ser un poco indefenso
y vulnerable al que era muy fácil hacer daño, herir sin apenas arma
alguna y me levantaba una y otra vez y salía adelante con toda la
fuerza del mundo.
Muchas
personas se acercaban a mí para disfrutar mis dotes literarias y
sólo querían sacarme las entrañas, las cosas más hermosas de mí
como si yo fuera la nave nodriza de las perfecciones o algo por el
estilo. Pero yo era y soy simplemente un ser humano que lucha por
sobrevivir con los recursos de que ha sido dotado por Dios. En Dios
creo y en su infinita misericordia. La Providencia me da cosas que yo
no le pido. Ella no es una maldita bastarda. Ella me ayuda más que
nadie y me da una fuerza que nunca pensé que llegaría a tener.
Creo
en Dios y creo en mí mismo. Somos aliados. Luchamos contra todas las
adversidades con coraje, con voluntad, dignidad y amor propio. Y no
nos cansamos. Yo no me canso tampoco de escribir estos artículos
semanales en los que voy dejando mi vida poco a poco como si fueran
lágrimas de vida. Porque eso es lo que siento: que tengo mucha vida
y que esa vida nunca terminará del todo. Hay otra dimensión, otro
mundo en el que siempre seguiré viviendo con Dios y con las otras
personas que se lo hayan merecido.
Malditos
bastardos aquellos que no creyeron en mis capacidades literarias. Que
no me ayudaron en mis inicios. Después resistí y publiqué muchos
libros con entera libertad. He tenido una voluntad de hierro para
sacar de mí lo mejor y dárselo a los demás con toda la fe del
mundo. Escribo y seguiré escribiendo mientras tenga fuerzas para
hacerlo. Seguiré sacando libros con todo el cariño del mundo y con
toda la voluntad también.
Sigo
adelante con toda la ilusión del mundo. Y lo hago porque me
considero un ser vivo, no un aspirante a muerto como muchos malditos
bastardos querían que me viese. Y no. Nunca estuve muerto, aunque
caí muchas veces, pero siempre me levanté. Caía una y otra vez y
ponía la rodilla en el suelo pero me levantaba y alzaba el cuello y
miraba dónde estaba la salida. Y siempre la encontré. Y así llevo
desde niño. Y soy un hombre de 56 años que aspira a vivir muchos
más con la ilusión de los primeros años.
Sigo
fuerte mirando hacia adelante, hacia donde está el camino limpio que
me espera para tener una ilusión desbordante que nunca creyeron que
llegaría a tener. Pero la tengo. Y nadie puede con ella.
Soy
fuerte y tomo el tratamiento adecuado. Y me cuido. Y escribo mis
libros. Y me doy a los demás. Y me relaciono con personas. Y hago en
definitiva una vida normal. Yo me considero una persona normal que
sigue adelante como estrenando la vida cada día.
Dejo
constancia en este artículo de que siempre hay que tener voluntad
para hacer frente a todos los obstáculos y todas las personas que
son malditos bastardos para que nadie se sienta prisionero de ellos.
Tened la voluntad decidida de caminar solos, junto a personas
queridas, pero solos en el sentido de que tenemos que tener un
depósito bien provisto de energía para salir adelante siempre.
Éste
es mi mensaje. Y creo que ha quedado bastante claro. Salud y suerte.
José
Cuadrado Morales
jueves, 10 de mayo de 2018
LA VIDA DE BENJAMIN
Decima entrega de Benjamin y Isaias.
El me dijo
que había sido inmigrante y que sus padres lo llevaron cuando el tenia 12 años
pero antes habia estado desde pequeño en la escuela de los Salesianos, a donde
curso los estudios de EGB, y me contó que cuando el estaba viviendo en Morón
fue cuando iba al castillo con otros amigos a fumarse los celtas después de la
misa,y que los curas eran bastante buenas personas , pues algunos se bebían el
vino a escondia,y le preguntaban que porque había tan poco vino en las botellas
y le respondían que el vino se evapora,padre. Sus padres tenían una tienda de
comestibles,y se llamaba Rafael y la madre Juana había unas casas mas para
arriba de ellos de gitanos y que jugaba con ellos había uno que iba comprar a
la tienda y le decía mire usted señor Rafael tengo el dinero por castigo pues
en mi bolsillo derecho tengo una gorda en el izquierdo tengo una peseta ve
usted entonces le decía Rafael, toma que tu lo que quieres es un cigarro y decía
muchas gracias ,llegaba a la tienda una ciega que se llamaba Maria y compraba
melones diciéndole a Rafael los miraba con los ojos vueltos y decía dame aquel
amarillito.
Rafael era relojero también fabricaba cuando no había radios unos de
galena que vendía muy bien eso fue en el 1967 tenia Isaías 6 años y iba al colegió
de padre Manjón cuando toda vía no conocía a Ben me dijo que se fue con sus
padres y hermanos a Francia y que allí había en la escuela privada aprendido a
hablar Francés cosa que se le da muy bien , que había estado en el Liceo Alan
estudiando segundaria practica, para a continuación estudiar 3 años de FPA de
electricidad, 6meses de ajustaje mecánico soldadura ,chapa .del automóvil todo
esto trabajando en empresas también estuvo un tiempo trabajando en una fabrica
haciendo quesos camembert, según parece se los comía a escondía fue cuando empezó
a engordar. se fue a trabajar a st Malo de mozo de almacén y en la residencia
que tenia conoció a un americano de New york que fue su amigo durante el
tiempo que hacia unas practicas en la banca en el cambio de divisas ,st Malo es
un sitio muy bonito y acuden turistas en verano a visitarlo, también me contó
que había ido a un castillo que estaba en el mar cerca de allí que el mar lo
rodeaba por todas partes abajando la marea eran arenas movedizas subiendo lo
hacia a la velocidad de un caballo al galope, aquel castillo se llama Mont. st
Michel,con su amigo que también se llamaba Ben se iban los dos a tomar unas
copas y a ligar con las turistas.
En la playa había turistas jóvenes y hermosas que piropeaban los dos.
lunes, 7 de mayo de 2018
EL MIEDO A LA MUERTE
He leído que el miedo a la muerte cuando
es excesivo puede provocar una enfermedad mental, una neurosis. Se habla de que
algunos pueblos autóctonos de EEUU se tomaban la muerte como la cosa más
natural del mundo, de hecho cuando llegaban a una cierta edad ya más que madura
las personas de estos pueblos se marchaban en soledad y sin alimentación al
lugar mas alejado de la población para dejarse morir. Lo que nos quieren
transmitir es que la muerte hay que verla como algo natural, algo tan corriente
como cualquier otra cosa de la vida, formando parte de ella. Fiestas como las
de Hallowen ayudan a verla de una forma más común, formando parte de nuestro
mundo y de nuestra vida cotidiana. Incluso la mortalidad infantil hay que procurar
verla como algo corriente por mucho que nos duela o nos choque que una persona
muera a una edad prematura. Ahí está y es inevitable en muchas ocasiones. Esto
no significa que no hagamos nada para intentar que no se de, debemos poner todo
los medios para que no ocurra, ir contra ella con todos los medios que tengamos
a nuestro alcance, apoyándonos sobre todo en la ciencia. Pero hay que procurar
no obsesionarse con la misma. Obsesionándose no arreglamos nada más que
enfermar. Algo que te cuentan los que han perdido prematuramente a un ser
querido es que ha sido tan duro que han
perdido incluso las ganas de vivir pero que con ayuda de los demás y
esforzándose lo llevan adelante si no está del todo superado.
Tenemos que llegar incluso a esforzarnos para comprender que la muerte es buena, pero
así es. Hay que llegar a pensar que incluso la mortalidad infantil es un hecho
inevitable en ocasiones y que cumple una función. El desconocimiento del
sentido último de la vida, dice un psicólogo del que estoy leyendo un libro, es positivo pues nos dice que pertenecemos a
un universo enorme y complejo.
Jesús
jueves, 3 de mayo de 2018
CANSADO DE SER UN ENFERMO MENTAL
Este fin de semana ha sido
especialmente duro debido a mis problemas de nervios. No es novedad
como sabéis por mis artículos y sobre todo por el más reciente.
He reflexionado mucho sobre la
enfermedad mental y he llegado a la conclusión de que estoy harto de
ser un enfermo mental en muchos sentidos, básicamente en dos: en el
sentido semántico de la expresión y en el sentido médico,
patológico o psiquiátrico de la misma.
No me gusta la expresión de
enfermo mental, cosa que ya saben mis lectores habituales. Me da
mucha grima. Creo que es un estigma en sí misma esa expresión.
Nadie dice: estoy enfermo del aparato digestivo. Dice tengo gastritis
o esofaguitis o cualquier otra enfermedad del aparato digestivo. Lo
mismo ocurre con otras patologías. Si yo tengo problemas de nervios
no quiero decir que soy un enfermo mental, sino que tengo lo que
tengo: Trastorno Obsesivo Compulsivo. No soy un enfermo mental.
Simplemente padezco una enfermedad de las muchas que existen
relacionados con el sistema nervioso.
Tampoco me gusta la expresión
salud mental. Parece como si los que no tuvieran problemas de nervios
tuvieran una salud mental perfecta cuando nadie está libre de una
depresión ocasional, una crisis de ansiedad o cualquiera de las
patologías más usuales del sistema nervioso central. La salud
mental afecta a todo el mundo. ¿Por qué se tiene que aplicar sólo
a un número reducido de personas? No me siento identificado con la
expresión salud mental. Padezco lo que padezco y punto. No quiero
más estigmas ni más cartelitos que me identifiquen como algo ajeno
a la sociedad. No soy un apestado y no quiero sentirme discriminado.
Estoy muy cansado de ir al psiquiatra y ver el dichoso cartelito de
SALUD MENTAL. ¿Qué es eso de la salud mental? Yo tengo TOC y punto.
No quiero saber nada más. Y no quiero que me incluyan en
estadísticas de enfermos mentales y enfermos no mentales. Son
discriminaciones que lo único que consiguen es crear estigmas y
carteles que causan mucho daño. Y no soy el único que lo dice.
Afortunadamente hay más personas que piensan como yo.
Y estoy harto de ser un
enfermo mental en el aspecto médico, clínico, psiquiátrico. Este
fin de semana lo he pasado casi entero en el sillón azul sentado,
sin quemar calorías, engordando. Muy ansioso y angustiado. No me
sentía deprimido. Me sentía muy extraño, muy pasivo. He hecho las
tareas domésticas, sobre todo lavar ropa aprovechando el descanso de
la lluvia. Le he dado un repasito a la casa. He comido no demasiado y
he fregado. He enviado mis whatsapps puntualmente y he tenido
comunicación con las personas más queridas. Pero me he sentido muy
solo, muy aislado del mundo. Parecía un misántropo. Pero no porque
yo no quiera relacionarme con la sociedad. Es que me invade una
pereza infinita que me impide hacer más cosas.
Afortunadamente no me ha dado
por meterme en la cama hasta la noche. La cama come mucho. Está uno
en duermevela total, no duerme bien, duele la cabeza y un montón de
sintomatología que es de todos los lectores conocida porque éste es
un blog para personas con problemas de nervios, no enfermos mentales.
He sentido la tentación de
acostarme muchas veces, pero me he acordado de la cantidad de días
que he perdido durmiendo o simplemente metido en la cama. Y no quiero
que vuelvan esos tiempos. Tengo que demostrarme a mí mismo que he
progresado, que he aprendido de mis errores, que no soy alumno
imposible de mi mismo dolor. El dolor debe ayudar a tomar decisiones
para mejorar la calidad de vida. Me queda mucho por aprender. Y soy,
creo, un alumno aventajado porque siento que he evolucionado a pesar
de todas esas horas tiradas en el sillón azul.
Estoy esperando las segundas
pruebas de imprenta de mi segunda novela, Amistades y amores. Cuando
tengo trabajo estoy más activo. Tengo un problema de manejar mi
tiempo libre. Lo manejo fatal. Lo estuve hablando el otro día con mi
psicóloga y llegamos al acuerdo de que tenía que manejar mejor mi
tiempo libre. Hasta ahora veo la tele, pero en Semana Santa salí
bastante a ver los pasos en las iglesias y en Feria he ido un día y
he almorzado allí y me he montado en tres cacharritos. Estaban muy
caros y de todas maneras con mis tres cacharritos habituales tenía
suficiente.
He jugado en la tómbola y me
ha tocado un peluche como todos los años: un muñeco vestido de
torero. Tengo una buena colección de peluches conseguidos en la
Feria. Me hacen compañía. Son como pequeños seres vivientes que
están a mi lado todo el tiempo y que me dan una compañía que yo no
les pido.
Son sensaciones porque la vida
está llena de sensaciones que viven todas las personas, no sólo
los mal llamados enfermos mentales. Yo hago una vida lo más parecida
a la normalidad. Ahora cuando termine de escribir este artículo iré
al supermercado a comprar mi almuerzo. Me lo cocinaré. Me tomaré un
refresco que hoy me apetece. Fregaré. Veré en la tele los concursos
culturales que me gustan. Es decir, una vida parecida a la
normalidad. A lo que hace la mayoría de las personas, no sólo yo.
¿Por qué se van a atrever a llamarme a mí enfermo mental? También
tengo una hernia de hiato y no voy proclamando que tengo averiado el
aparato digestivo. Quedaría de un cursi tremendo, de un finolis
pasado de rosca.
NO SOY UN ENFERMO MENTAL.
SOY UNA PERSONA CON UN
PROBLEMA DE SALUD Y YA ESTÁ.
ESTOY EN TRATAMIENTO Y LO HAGO
A RAJATABLA.
Este fin se semana me he
acordado de las veces que he dormido en el suelo porque no tenía ni
fuerzas para irme a la cama. Me levantaba del sillón y me tiraba en
el suelo. Y allí me quedaba dormido. Era incapaz de abrir la ropa de
la cama y meterme en ella. He vivido como un mendigo en mi propia
casa. Y eso me ha causado mucho dolor. Y me sigue causando dolor.
Pero he evolucionado y ya sí me meto en la cama cuando llega la
hora. Y hago una vida más normal. He superado muchas crisis de
angustia y más que un enfermo mental soy un SUPERVIVIENTE.
Así lo hablamos una vez en
una terapia de grupo. De si éramos supervivientes o no. Y llegamos a
la conclusión de que sí porque teníamos que superar una
sintomatología dura propia de estas enfermedades. Digo bien:
enfermedades. No enfermedades mentales. Yo tengo mi cabeza muy bien
puesta, si no no podría escribir mis novelas ni haber escrito
catorce libros de poesía y dado numerosas conferencias, pregones,
participado en debates, coloquios y demás.
Me han hecho
electroencefalogramas y siempre me decían que tenía un cerebro
privilegiado. ¿Por qué tengo que aguantar que me llamen un enfermo
mental si tengo ese cerebro privilegiado? Yo tengo una buena higiene
mental. No tengo más remedio que tomar medicaciones como otros
pacientes de otras enfermedades toman la suya. Pero yo no soy un
extraterrestre como Messi. Yo soy un terráqueo con sus defectos y
virtudes, con ganas de vivir, de salir adelante, de luchar, de luchar
por vivir, de luchar por todas las cosas que merecen la pena.
Ejerzo muy bien la función de
padre divorciado. Veo a mi hijo con frecuencia, almorzamos,
charlamos, él me cuenta cómo lleva la preparación de sus
Oposiciones a Gestor Procesal y Administrativo. Ha aprobado los dos
primeros exámenes. Le queda el tercero que tendrá lugar el 5 de
mayo, sábado.
Está más que preparado,
aunque él se siente inseguro. Yo trato de darle toda la seguridad
del mundo y lo voy consiguiendo. Es decir, no me aíslo de mi hijo,
no lo dejo abandonado. Y mantengo una buena relación con mi ex para
que mi hijo no sufra. Y para que no sufra yo tampoco.
Me he acordado de más cosas
del pasado este fin de semana. No quiero volver a recordarlas porque
son fuente de dolor y estoy cansado del dolor tanto como de la
enfermedad mental.
Quiero seguir siendo un
superviviente. Alguien que sortea las dificultades de la vida
cotidiana y sale adelante. Alguien que lleva las rutinas del día a
día con voluntad de supervivencia, con ganas de seguir adelante,
como puede hacerlo un enfermo de cáncer o un enfermo de Sida por
poner sólo el ejemplo de dos enfermedades más nada más.
Yo soy un enfermo de TOC y con
eso tengo que me sobra. No quiero más carteles, más definiciones,
más estudios sobre el tema. Quiero que me ayuden a superar mi
problema y salir adelante con la mayor dignidad posible. Porque de
eso se trata: de voluntad, dignidad y amor propio.
No quiero perder el amor
propio. No quiero dejar de quererme. No quiero que me critiquen o me
censuren más. Ya he pasado mucho y ha llegado el momento de decir
basta: estoy cansado de ser un enfermo mental. No me gusta la
expresión y no me gusta los inconvenientes que me trae.
Quiero ser un hombre libre de
mi enfermedad. Y para eso tengo que creerme que tengo una enfermedad
más y la segura posibilidad de que podré superarla. Salud y suerte.
José
Cuadrado Morales
NOSOTROS DEJAMOS DE FUMAR
Entrega del noveno capitulo de Benjamin y Isaias
Ben no
paraba de pintar a pesar de que estaba muy malito de los bronquios, hoy en día
utiliza una maquina para respirar y otra para oxigenar el cerebro. Durante la
noche ya que tiene un porcentaje de acnea del sueño de mas de un trescientos
por cien. Yo estoy mejor que antes pues desde que me operaron estoy
mejor de todo, tenemos en el piso una monitora todas las mañanas, que nos prepara
los medicamentos nos anota en la agenda la cita con los médicos hasta el sábado y el domingo, esos día viene un monitor que está de guardia. Ben se compro un ordenador y
desde entonces tiene un blogger en Internet de pintura abstracta, esto le distrae y no piensa en otra cosa. Todas las
monitoras de Faisem nos quieren mucho estamos hoy en día muy contentos a la que
echamos de menos es a Clara que se puso mala del corazón era la jefa de la zona
nuestra hoy en día esta recupera y trabaja en un hospital en una oficina de psiquiatría,
yo hace mas de 5 años deje de fumar por ser el tabaco un veneno pues me
operaron de los pulmones .
Le di el tabaco a Ben que se fumó los cuatro paquetes
de Winston y continuación también dejo de fumar. La monitora dijo que han dejado
dos enfermos de fumar pues yo también, desde entonces tenemos mas salud todos, y
como Ben tiene azúcar ,colesterol y fuera parte de la esquizofrenia también esta
obeso fue cuando le dijo el medico tienes que hacer deporte pues una hora como mínimo
andando desde entonces yo también hago a diario una marcha de una hora que me
lleva a la estación de Santa Justa y allí vemos los horarios de los trenes que no cogemos
nunca, nos entretenemos en ver las revista de informática que hay en una librería
, la compramos de vez en cuando esto lo hacemos todos los días y asi Ben ha
perdido de peso mas de 20 kilos y esta mejor de salud yo he ganado 25
kilos estoy mejor según las niñas ..Les agradezco todos los que han leído
mi blog en cual digo la verdad y me he que dado corto porque todavía tengo muchas
cosas que contar de mi vida y también de Ben...............
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