jueves, 29 de noviembre de 2018
EL RINCÓN DE LOS SUEÑOS
Por el rincón de los
sueños,
puedes tener
experiencias sin igual;
donde se encuentran,
fantasía y
realidad.
El rincón de los
sueños,
del que no quieres
despertar;
el rincon de los
sueños,
la otra realidad.
Cuando eras niño,
quisiste ser un
grande;
y ahora que eres
grande,
vuelves al rincón de
los sueños;
y el niño despierta
entre sus cristales.
El rincon de los
sueños,
del que no quieres
despertar;
el rincón de los
sueños,
la otra realidad.
Francisco Manuel
martes, 27 de noviembre de 2018
PREGUNTAS Y RESPUESTAS
Sobre el cambio de
hora. Lo más importate para España en un hipotético cambio del
horario es la gran cantidad de horas con sol que tenemos ; así la
prioridad debería ser que en el verano anocheciera antes ganando una
hora más de fresquito y más teniendo en cuenta la poca incidencia
que el cambio produce en la economía y los trastornos que produce en
las costumbres que el cambio provoca.
Esto no es una
pregunta, es más bien una queja: feísimo el acto en El Intermedio
de la Sexta cuando un presentador no sé porqué se sonó los mocos
en la bandera de los españoles como dando a entender que no importa
pues es un trapo más; sí, es un trapo pero por él, murieron
millones de compatriotas a través de la Historia ; por cierto, sería
bueno que supiéramos el origen de esta nuestra bandera, y tiene algo
que ver con la identificación de los barcos en alta mar , siendo así
que los barcos españoles llevaban bandera blanca, por lo que era
poco visible e inintificable a lo lejos; por eso la rojigualda es tan
llamativa. Pero eso, nuestra bandera debería unirnos más que
separarnos, ya que total cuesta el mismo esfuerzo amar que odiar, en
este caso.
Quisiera ya que cada
vez está más vivo en nuestro vivir diario hacer un comentario sobre
el fútbol. Y empezando por el final está claro que gana aquél
equipo que mete más goles , por lo cual también encaja menos. El
buen fútbol es el que nos lleva al objetivo de ganar . Un gol sólo
se consigue si tú tienes la pelota en el momento de tirar a puerta y
conseguirlo, pero la pelota está en continua disputa por su
posesión, los llamados balones divididos; ese equipo que gane más
estos balones conseguirá más jugadas de ataque pues recuperar un
balón en juego coge al enemigo desordenado, Insisto, lo de ganar
balones divididos es fundamental en el fútbol moderno. Y para esto es
necesario tener futbolistas fuertes y rápidos, con determinación,
arrojo, casta, coraje, además de una buena disposición sobre el
tapete, obra del entrenador, cuyo mejor mérito es siempre tener a
los que no juegan dispuestos y finos físicamente. Y otro detalle,
cuando dos jugadores tienen la misma calidad técnica, es mejor
siempre escoger de ellos el más dotado físicamente …..
Diego.
lunes, 26 de noviembre de 2018
ESTIMULA TU MENTE
Ejercicios de estimulación cognitiva. El ejercicio consiste en traducir, según el código
correspondiente, las palabras ocultas en cada columna. Luego hay que buscar su
antónimo en la sopa de letras. También encontrarás, si te fijas, 9 objetos de cocina ¿sabrías decirnos cuales cuáles son?
UNA MADRUGADA Y UN MÓVIL
Hace una cuantas semanas viví
una experiencia muy interesante y emotiva, donde tuvo protagonismo
enorme un móvil, concretamente mi móvil Samsung Galaxy A5.
Era de madrugada y recibí un
whatsApp. Afortunadamente no lo tenía en silencio por lo que me
despertó. Y fue bueno. Era un mensaje de una amiga cubana de México
donde me notificaba un hecho luctuoso: la muerte repentina del hombre
con el que se iba a casar en breve.
Era soldado y estaban muy
enamorados. Un infarto fulminante se lo llevó por delante en
vísperas de la boda. Ella, con su particular filosofía de la vida,
no cree en la muerte. Piensa que es una mera transición entre dos
vidas, cosa en la que también creo yo. Para mí la muerte tampoco
existe. Es sólo un cambio de traje. Cambiamos el cuerpo físico por
el cuerpo anímico, por el alma, y seguimos viviendo. Nada termina
del todo. Todo es una pura continuidad.
Y esa idea de continuismo le
hace afrontar las situaciones más extremas con la mayor resignación
y positividad posibles. Me mandó un whatsApp para decirme lo que le
había pasado. Pero no había tragedia en sus palabras, ni angustia.
Una profunda resignación y una cercanía tremenda a Dios. La vida
sigue siempre. Lo mismo ocurriría después con la muerte de su madre
por una isquemia. Lo aceptó con una profunda resignación y una
actitud enormemente positiva.
Lo asumía todo lo relacionado
con el que iba a ser su futuro marido, pero necesitaba compartirlo
con sus amigos. Por eso me mandó el mensaje de madrugada. Hay 7
horas de diferencias entre México y España. Yo lo entendí
perfectamente y le respondí de inmediato. Además era una de esas
noches insomnes que suelo padecer y estaba disponible para escucharla
en todo lo que me quisiera contar. Como amigo que me consideraba para
todo estaba disponible para cuanto quisiera contarme.
Iniciamos una larga
conversación por el chat del móvil por medio de whatsApps. Fue muy
bonita. No diré el nombre del futuro marido para respetar la
privacidad. Después de todo eso no tiene importancia. Lo importante
es el hecho en sí de la muerte y la aceptación absoluta de ella.
Ella me contaba todas las
pérdidas que había sufrido en su vida, cómo la habían ido
marcando y cómo ella había ido acumulando todo lo positivo de lo
malo que le pasaba. Ya tiene casi 60 años y lleva mucho vivido y
tiene una larga experiencia que la ayuda a salir adelante en las
situaciones más difíciles.
Yo le conté que tenía la
misma impresión de la vida, que esto no podía terminar así como
así de pronto, sin mayor sentido, sin una prolongación de alguna
forma. Ella me explicó sus teorías y yo, más humilde, conté mis
vivencias con la muerte y hablé de las pérdidas sufridas y de cómo
había conseguido salir adelante con mis armas espirituales y mi
condición de poeta y novelista.
Escribir me ayuda mucho a
vivir. El arte en general ayuda mucho porque es una prolongación de
la propia alma. En un libro uno pone todo lo que es y tiene y siente
y no tiene límite. La creación es un proceso de supervivencia, de
mantenimiento de la voluntad absoluta de vivir, de seguir adelante
siempre sean cuales sean las circunstancias.
Yo escribo un libro y estoy
creando vida, vida eterna, prolongación de mi propio ser. Mi amiga
también escribe, pero sólo poesía. Yo últimamente estoy más con
la novela. Me siento más libre escribiendo novela. Ella suele
escribir unos poemas largos, como si no pudiera ponerles límite,
densos, llenos de mucha espiritualidad. Lucha contra la muerte
mediante la creación, por lo que la misma noche de la muerte de su
futuro marido se puso a escribir sobre él para que no se olviden las
cosas buenas que tenía, para que exista una perdurabilidad de la
vida en la Literatura.
La muerte no existe. Existía
la madrugada. Las 3, las 4, … El tiempo pasaba lenta y rápidamente
al mismo tiempo. Íbamos hablando ampliamente, consumiendo la batería
del móvil, dejándonos conducir por la noche como pasajeros metidos
en una máquina del tiempo donde el tiempo era lo menos importante de
todo.
Y estaba el móvil, el
compañero que nos unía. No sé si el móvil forma parte de las
nuevas tecnologías. El caso es que cada vez salen móviles nuevos
con más prestaciones, más sofisticados. Yo en mi móvil, humilde,
tengo de todo, incluido internet. Lo importante es que era un
instrumento de comunicación válido para poner a dos personas a
miles de kilómetros de distancia en contacto.
Y en contacto estábamos y
estuvimos hasta altas horas de la madrugada. Quedó esa sensación de
que lo que llamamos muerte nos puede coger en cualquier momento y
acabar con nuestros más inmediatos proyectos, en este caso un
matrimonio. Morir no es morir, pero sí puede ser la finalización de
muchos proyectos. No existe la muerte absoluta, pero sí una especie
de muerte relativa que nos lleva a reflexionar sobre todo lo que
tenemos pendiente.
Morir según mi amiga es
vivir, por eso se sentía feliz de la muerte de su pareja. Había
trascendido. Ya no podría morir nunca más. Ya pertenecía a otro
estrato anímico, a otro lado en la profundidad del alma. Era otro
siendo el mismo, era el mismo mejorado. Ya no tendría que ser
militar en la otra vida, sino un ser liberado de cualquier apego
terrenal, dedicado exclusivamente a la evolución de la vida
espiritual.
Mi amiga hace mucha
meditación. La meditación la hace muy feliz y la libera de muchos
apegos terrenales que no sirven para nada y que simplemente son
fuentes de sufrimiento.
Yo trataba de entenderla lo
mejor posible, pero a veces me resultaba difícil porque tiene una
cultura tremenda y un vocabulario muy especial por vivir en México.
A pesar de todo lo esencial lo entendí y pude comprender lo mejor
posible cuanto quería transmitirme.
Yo no le tengo miedo a la
muerte. A veces le tengo más miedo a la propia vida que a la muerte.
La vida puede tener más obstáculos que la propia muerte. La muerte
no la conocemos, la intuimos simplemente, pero desde la fe podemos
saber más o menos cómo es y todo lo que puede darnos de bueno.
Fue una madrugada inolvidable
y gracias a un móvil estuvimos en contacto y pudimos dialogar sin
obstáculo ninguno. Es bonita la conversación, mucho más cuando es
sincera y las personas están dispuestas a darlo todo. Salud y
suerte.
José
Cuadrado Morales
jueves, 22 de noviembre de 2018
EL BIEN PAGAO
A Sofía Loren:
Le salio una chica igual;
todo tiene precio,
incluso la maldad;
que el querer duele,
y si lo obtienes,
lo tienes que pagar
El bien pagao,
soy el bien pagao;
que el querer duele,
y el amor sale mal
pagao.
Yo tenía una chica,
que me daba querer;
y también tenía
otra,
que me daba amor;
a la que me daba
querer
la usé para crear
una canción;
encontró su media
naranja,
y me dejó.
El bien pagao,
que soy el bien
pagao;
que el querer duele,
y el amor sale mal
pagao.
Se puso de novia
conmigo,
y yo la dejé por
otra;
que con amor me
curó,
yo le debo ese
noviazgo;
y ella se lo pagó,
dejándome por su
media naranja;
yo siendo novio de
ella,
la dejé por amor;
que todo tiene
precio,
y el amor sale mal
pagao.
El bien pagao,
que soy el bien
pagao;
que el querer duele,
y el amor sale mal
pagao.
El bien pagao,
Que soy el bien
pagao;
que el querer duele,
y el amor sale mal
pagao.
Francisco Manuel.
miércoles, 21 de noviembre de 2018
LAS INCIDENCIAS DEL TIEMPO
Vamos
a intertar ver el clima, que es lo que ocurre que prácticamente han
desaparecido las estaciones de primavera y otoño, se pasa del verano
al invierno en apenas 20 días, no nos damos cuenta de esta
variaciones tan rápidas, nos acostumbramos a casi todo, sin pensar
en este hecho y sus causas y consecuencias. Si navegáis por
Internet y buscáis la temperatura por décadas desde el año 40, por
ejemplo, veréis que esta ha aumentado en mas de 2 grados, curioso
verdad, ¿TENEMOS CONCIENCIA DE ELLO?.
Nos
preocupa el tiempo, o solo para el fin de semana, el cáncer de piel,
es uno de los que mas se esta agravando, por las costumbres de moda
y la falta de información, antes la piel blanca era considerada
buena, porque si había otro color era síntoma de baja clase social.
Hablemos
de las estaciones, eran 4, pero parece que las de otoño y primavera,
se están acortando no duran los 3 meses, correspondientes, al otoño
le llaman veroño. El cambio climático y los problemas en la capa
de ozono están alterando la temperatura, los polos se estan
descongelando progresivamente, las lluvias donde no aparecían ahora
vuelven (en el desierto de Atacama lleva dos años lloviendo y no lo
hacía desde hace 500), donde llueve habitualmente, ahora lo hace
de forma mas fuerte, incluso torrencial, los desiertos cada vez
ocupan mas territorio, ahora son mas grandes, los expertos llevan
diciendo que tenemos que evolucionar de otra manera, ¿QUE VAMOS A
HACER DENTRO DE UNOS AÑOS?, QUIZÁS SEA DEMASIADO TARDE, tomenos
conciencia y que hacemos nosotros para evitarlo.
lunes, 19 de noviembre de 2018
CUANDO LOS CELOS SE DESBORDAN(TERCERA PARTE)
Mientras sufría esos celos estudiaba y
seguía mi vida normal. Yo seguía estudiando y ella trabajando. Seguía teniendo
mis amigos de la facultad, los propios de mi pueblo y los de Sevilla. Los celos
me llevaron otro día a pensar en comprarme unos prismáticos, pero esto sólo lo
hice en el servicio militar, un año después. Ya estaba mi novia trabajando en
una farmacia.
Los celos me llevaban hasta ir al Parque
de los Príncipes de noche mientras estaba trabajando y entre los árboles
intentaba verlos a los dos juntos trabajando. Pero la disposición del Parque
respecto al Supermercado era tal que no se podía ver la entrada donde estaba la
caja ni entre los matorrales, los que nunca llegué a sobrepasar. Creo que por
eso pensé en comprarme unos prismáticos. Sólo fui dos noches. La aparente
complicidad entre los dos y lo que conté fue lo que hicieron que volvieran a
surgir los celos. Quizás ella sólo
quisiera quitarle hierro y reírse de la situación en que nos encontrábamos como
pareja en el plano sexual y aunque yo era consciente de ello en muchas
ocasiones los celos podían más.
Ella
era muy alegre, más que yo, y a los dos nos gustaba el sexo como a cualquier
pareja de veinte años, imaginaba yo por aquel entonces. Queríamos disfrutar,
pero lo más importante es, como se dice, que funcionáramos en la cama, que
llegáramos al clímax los dos juntos: razón: la de poder tener hijos. La
cuestión es que hacíamos el amor y yo disfrutaba mucho y ella también, mientras
nos besábamos y nos acariciábamos. Yo también mientras lo hacíamos en posición
perrito pero ella en esta posición no conseguía el clímax: más cuando yo lo que
tardaba eran cinco minutos en alcanzarlo. Eso era algo que había que corregir,
pensábamos entonces. Lo importante es que nos enamoramos (yo cuando ella me
dijo que si, que saldría conmigo, a los tres meses de conocernos, me sentí
flotar como si estuviera el cielo) y queríamos continuar juntos. Hubo un
momento, una vez, que ella se puso en posición normal, natural para nosotros
los seres humanos, pero yo en ese momento me di cuenta de que ella se
comportaba anímicamente como una niña pequeña, como una niña de diez años y no
pude hacer el amor así, lo rechacé.
Esto ocurrió casi a mediados de de la relación
y una sola vez. Continuamos con nuestros intentos en la posición perrito y yo
para que ella disfrutara del sexo decidí que debíamos practicar el 69 mientras
corregíamos el problema sexual que teníamos, posición con la que disfrutábamos
los dos, con la que alcanzábamos el clímax los dos. Ya al final de la relación
se puso más normal y hasta seria cuando intentábamos hacer el amor en posición
normal y lo intenté, pero seguía alcanzando el clímax yo y ella no. Contar que
aunque yo sabía lo que pasaba se dio la siguiente situación: solíamos hacer el
amor en la parte trasera del coche al principio( y a un hotel más avanzada la
relación) y lo hacíamos en el campo de la feria( los fines de semana y no fines
de semana, unas dos veces por semana, de noche). Allí uno de los días que
íbamos me sacó del coche y señaló con el dedo a otro coche en el que la mujer
que hacía el amor (no se veía solo se escuchaba) gemía de placer. Me dijo que
así debía disfrutar o sentir ella. De lo contrario, si ella no alcanzaba el
clímax aunque lo alcanzara yo no podríamos tener hijos, sigo pensando, y que
debíamos alcanzarlo juntos, al mismo tiempo, al menos pienso que alguna vez.
Hubo alguna vez que hicimos el amor dos veces seguidas, a petición mía primero
pero dejamos de hacerlo al ver ella que el pene no estaba lo suficientemente
duro como para realizar el acto sexual. Mientras ocurría todo esto, hacíamos
nuestra vida normal.
Desde aquí me gustaría decirle a mi novia
que ella cuando nos enamoramos me salvó de la muerte emocional en que me
encontraba a mitad de carrera de la licenciatura en física, a punto de
desfallecer. Ni mi familia ni mis amigos podían hacer nada por mucho que
quisieran y ella se cruzó en mi vida como un ángel bendito. Quizás si nuestras
vidas no se hubiesen cruzado no habría terminado la carrera y mi vida hubiera
cambiado completamente (empeorándola notablemente). Por eso quisiera dedicarle
unas palabras y decirle que en recuerdo del amor que nos tuvimos escuchase dos
temas de Maná: Bendita tu luz y Tu me salvaste del Lp Amar es Combatir. LA PATERNIDAD
Yo soy un padre feliz y
orgulloso de un único hijo. Se llama Salvador. Nació el 15 de mayo
de 1990. Tiene, pues, 28 años.
El día que nació coincidió
con que yo tenía la presentación de uno de mis libros de poesía en
Sant Boi de Llobregat, Barcelona, el centro de la comarca del Baix
Llobregat, muy populoso y con una gran población de andaluces.
El acto llevaba mucho tiempo
organizado por un Casal de Barri, algo así como un Centro Cívico
aquí. Se había hecho mucha publicidad en prensa y radio, además de
por cartelería. Digo todo esto porque me daba un poco de corte dejar
tirados a los organizadores y opté por ir a la presentación del
libro en lugar de quedarme al lado de mi mujer en un día tan
señalado.
He tenido tiempo después de
arrepentirme, pero ya no tiene remedio. Yo entonces estaba empezando
en el mundo de la Literatura pública. Estaba en plena efervescencia.
No paraba de hacer cosas: daba recitales de poesía, presentaba
libros, daba conferencias, participaba en mesas redondas, en debates,
en homenajes. Hacía todo por abrirme una carrera como escritor.
Tenía que haberme centrado
más en mi hijo. Y más ahora que sé que seguramente no volveré a
ser padre porque no tengo pareja y ya tengo 57 años. Pero los dos
primeros años de la vida de mi hijo me los perdí porque estaba casi
obsesivamente dedicado a la Literatura.
Pero una vez, en la Biblioteca
Pública de Sevilla, presenté el libro de una poeta amiga de Alcalá
de Guadaira. Ella me preguntó si jugaba mucho con mi hijo. No
contesté. Aquello me hizo pensar y con un poco de reflexión cambié
de actitud. Decidí dimitir por así decirlo de tantas actividades,
incluso de la publicación de libros, para dedicarme a mi hijo. No
quería perderme más tiempo de su vida porque después me iba a
arrepentir.
Formaba parte de la
paternidad. No sólo llevar dinero a casa sino preocuparme por él,
vigilar su educación, darle cariño, jugar con él, darle ánimos,
cambiar pañales, dar biberones y un largo etcétera. Decidí vivir
la paternidad de una manera activa, no simplemente pasiva. Y me
dediqué en cuerpo y alma a él.
Para mi desgracia me divorcié.
Mi hijo tenía tres años. Era muy pequeño para entender lo que
estaba ocurriendo, por qué papá ya no vivía en casa, por qué papá
tenía otra casa, por qué él tenía que ver a mamá y a papá por
separado en casas distintas.
Yo sufrí mucho porque pensaba
que mi hijo sufría por todo aquello. Con el paso del tiempo mi hijo
ha crecido feliz y muy sano física y mentalmente. Ha hecho sus
estudios perfectamente, ha terminado dos carreras, ha aprobado una
Oposiciones muy duras, está esperando destino, vive con su novia. No
echa nada en falta. Y no tiene ningún trauma con su padre porque yo
tomé la decisión adecuada y me dediqué a él.
En 1990 publiqué mi
provisional último libro y ya no publiqué más hasta 2006. Desde
entonces publico un libro cada año. Estuve todo ese tiempo de
silencio para dedicarme lo máximo posible a mi hijo. Lo veía todos
los días. La madre no me ponía ningún obstáculo para ello, cosa
que le agradezco desde aquí.
Todos los días salíamos.
Íbamos a mi casa, a parques, a Centros Comerciales, a cines, a
teatros, a muchísimos sitios variados. Estaba entregado en cuerpo y
alma a él , y yo era muy feliz porque veía que mi hijo crecía
feliz. No iba a cometer otra vez el error del día de su nacimiento.
Tenía que estar pendiente de toda su evolución y procurar en todo
momento que fuera feliz, muy feliz.
Por su parte la madre hacía
las cosas también muy bien. Nos llevábamos bien por la felicidad de
nuestro hijo.
Siempre que podía viajábamos
a muchos sitios. Fuimos a Madrid dos veces y le enseñé todos los
sitios que me gustan de la capital. Fuimos a Segovia, a Ávila, a
Toledo, a San Lorenzo del Escorial, pasábamos vacaciones en
Chipiona, nos bañábamos, jugábamos al fútbol, a todas las cosas
que se le ocurrían. Y me preocupaba de su educación: procuraba que
siempre hiciera los deberes, le tomaba las lecciones, le ayudaba con
el inglés que al principio se le daba un poco mal. Leíamos juntos
libros de inglés. Y poco a poco llegó a sacar matrícula de honor
en inglés.
Siempre ha sido un excelente
estudiante, muy responsable, preocupado de todo lo que tenía que
hacer. Y yo me he sentido muy orgulloso por ello. Soy feliz de haber
sido padre de mi hijo. Y creo como ya he comentado que será el
último. Aunque quién sabe. Pau Casals, el músico español, fue
padre cuando era octogenario. Nunca se sabe lo que puede ocurrir.
Ahora vivimos una relación
estable. Él vive con su novia en Badajoz y viene cada 15 días más
o menos y nos vemos. Hoy por ejemplo hemos quedado para almorzar.
Charlamos, nos contamos todas nuestras cosas y estamos siempre
informados. Nos mandamos whatsApps por la mañana y por la noche y
nos saludamos, hablamos, nos lo contamos todo. Y lleva una vida
independiente sin olvidarse de sus padres.
Yo también tenía una buena
relación con mis padres. Me fui de casa antes que mi hijo pero
nunca rompí la relación con ellos. Mi hijo ha hecho lo mismo y yo
me alegro por ello porque su madre y yo le hemos dado un buen
ejemplo.
Lleva con la novia 11 años. Y
espero que se case y me haga abuelo. Tengo ganas de ser abuelo y de
ser un abuelo joven . Voy a disfrutar de mi nieto desde el principio.
No voy a perder dos años como hice con mi propio hijo. Pero no voy a
ser un abuelo incordiante. Quiero tener siempre una buena relación
con mi hijo y mi nuera, y como es lógico con mi posible nieto.
La peternidad es una
responsabilidad muy importante que yo he sabido vivir y me siento
ahora orgulloso de mí mismo. No tengo nada que reprocharme.
Rectifiqué a tiempo. No me desentendí de mi hijo como tantos padres
divorciados. Ni he generado conflictos para que mi hijo sufra y
adquiera traumas para toda la vida. Él tiene una estabilidad
tremenda que espero le dure siempre y sepa ser buen padre entre otras
cosas.
También deseo que sea un buen
trabajador. Pronto lo vamos a comprobar porque entre noviembre y
enero le dan destino para las Oposiciones que ha aprobado. Tres años
ha tardado en preparárselas. Ha tenido paciencia y ha sacado una de
las Oposiciones más difíciles que existen: Gestor Procesal y
Administrativo, una especie de ayudante de juez. Tiene un nivel muy
alto en la Administración y tendrá seguramente un buen sueldo, cosa
de la que me alegro. Él ha sido fuerte y emocionalmente es una
persona impecable.
Yo lucho por ser siempre un
padre a la altura. Quiero que sepa mi hijo que puede contar conmigo
siempre sin que se sienta agobiado porque él tiene que vivir su
propia vida y esto es algo que no puedo olvidar nunca. Él tiene que
vivir su vida como yo un día opté por irme de casa de mis padres
para vivir mi vida solo y después con una mujer. Mi hijo tiene el
mismo derecho.
Apoyo a mi hijo desde aquí y
le deseo todo lo mejor. Y le doy las gracias por haberme permitido
vivir la paternidad de una manera completa y muy feliz.
Que todo le vaya bien en la
vida. Salud y suerte.
José
Cuadrado Morales
viernes, 16 de noviembre de 2018
El afecto es revolucionario
Tras 13 años de diagnostico y alguno más sin el he pasado
por diferentes estados y situaciones os voy a contar un poco mi historia:
Yo provengo de clase obrera y tenia conciencia de ello,
justo cuando apareció el trastorno –enfermedad estaba implicado en movimientos
sociales, podía decirse que era un revolucionario convencido.
Con el tiempo he cambiado bastante mi manera de ver el
mundo. He conocido revolucionarios con dinero en el banco, personas bien
situadas que han elegido la austeridad y la vida sencilla. Otros que no llegan
a fin de mes y se preocupan de otros
valores como la confianza, el afecto, la amistad etc.
También he conocido a personas con las que compartía
ideología y se han quedado en dogmas de principio del siglo XX y no parecen
evolucionar y a pesar de no coincidir las quiero y respeto.
A lo largo de este tiempo he investigado en corrientes de
pensamiento con las que compartía
conceptos e ideas como los cristianos de base,el Taoismo y el pensamiento
libertario. También respeto mucho las culturas con las que convivo en el barrio
subsaharianos, árabes y latinos, con estos últimos he tenido diferencias pero
generalmente me quedo con lo positivo.
También reconozco que he aprobado en la universidad del
Pumarejo. Donde nunca me han pedido el carne de militante y me han aceptado
como soy. Actualmente participo en el taller de costura de La Casa Grande del
Pumarejo, es un espacio donde no se cosen tejidos si no relaciones y amistades.
Nos reunimos para vernos y estar a gusto entre nosotros.Nos ponemos al dia con
la Casa, Vecinos, espacios , colectivos,etc.Se
puede decir que ejercemos de cuidadores. Y como decía un compañero catalán que
nos habita de vez en cuando, Joan . “mi ideología es la amistad” Nosotros
intentamos practicarla dentro y fuera del Pumarejo.
A veces pienso que la vida nos va poniendo donde puede y
nosotros vamos aprendiendo o evolucionando para superar las adversidades con
los medios que tenemos . Lo importante es tener una red de ayuda para no
sentirte demasiado solo para tomar decisiones aunque la ultima palabra la tiene
uno mismo.
Me siento bien en la URA porque te ayudan sin presion ni
imposición. Y eso es para mi es muy importante.
Se puede decir que sigo siendo revolucionario,pero he
cambiado el terreno de juego y ahora apuesto por la vida cotidiana y los
pequeños detalles y esto no se acaba nunca. La vida no hay quien la detenga y
la actitud hacia ella tampoco. Siempre y cuando la enfermedad te lo permita. Ya
que no todos los dias esta uno apto para practicar la Revolución Cotidiana.
Jose Maria
Jose Maria
jueves, 15 de noviembre de 2018
HAY QUE BAILAR
¡Bailar! ¡Bailar!
Hay que bailar
No tienen ni idea,
de diversión;
¿Como te vas,
a aprender la
lección?
El profesor no
baila,
el alcalde no baila;
la policía no
baila,
¡ Hay que bailar!
¡Bailar! ¡Bailar!
Viejos vinagres,
de corazón;
y ahora baila,
hasta la legión.
El profesor no
baila,
el alcalde no baila,
la policía no
baila.
¡Hay que bailar!
¡Bailar! ¡Bailar!
Francisco Manuel
lunes, 12 de noviembre de 2018
TODOS MORIMOS
Hace 40 años ahora que yo
estudiaba COU, es decir, Curso de Orientación Universitaria, lo que
era el antiguo PREU. Ahora ya el COU ha desaparecido, aunque no la
Selectividad.
Han pasado 40 años Dios mío.
Me estoy volviendo un poco viejo. Pero eso no interesa en estos
momentos, aunque a medida que avanza el tiempo estoy más cerca de la
muerte. Y esto sí interesa en estos momentos.
En COU yo tenía un profesor
de Filosofía que era también filósofo. En cierto modo todos somos
un poco filósofos porque todos de alguna manera tenemos una
concepción particular y privada de la existencia.
Este filósofo-profesor nos
enseñó muchas cosas, entre otras el amor a la propia filosofía. Ya
sabemos que la palabra filosofía significa amor al saber. En este
caso hablo del amor a la filosofía.
El profesor nos enseñó lo
que podía ser la vida según los filósofos. Para cada uno la vida
era una cosa distinta. Por ejemplo para el filósofo pesimista por
excelencia Schopenhauer el hombre es un ser para la nada. Después de
la muerte no hay nada. No sólo muere el cuerpo, sino que no hay alma
ninguna, ni paraísos terrenales, ni cielos ni infiernos. NADA. Como
el título de la novela de Carmen Laforet.
Era muy discutible la
concepción de la vida de Schopenhauer, pero hoy no estoy aquí para
discutirlo.
Para Kierkegaard el hombre era
un ser para la angustia. Sin duda esto es más demostrable. Todos
padecemos alguna vez angustia. Todos sentimos que nos desgarramos,
que echamos sangre por el alma, que nos desangramos como si fuéramos
bestias descuartizadas en un matadero. La filosofía de Kierkeggard
es, por así decirlo, más demostrable empíricamente.
Pero lo que a mí me importa
de verdad en este artículo es lo que me dijo una vez este profesor.
Me marcó para los 17 años que entonces tenía. Dijo: “La verdad
es que todos morimos”. No dijo nada más. Dejó que yo, incipiente
aprendiz de hombre, sacara mis propias conclusiones. Y durante estos
40 años que han pasado he ido sacando conclusiones de aquella
enseñanza y las he llevado a mis libros, a mis artículos, a mis
propias vivencias.
Mis padres, por ejemplo, han
muerto. Lo sé. Es un hecho objetivo. Sus cuerpos se han ido
corrompiendo lentamente en un cementerio. Ya sólo quedarán huesos.
Pero ellos siguen vivos en mí, en mi memoria, en las fotografías,
en los recuerdos de tantas cosas compartidas.
No sé si tienen alma. Y si la
tienen, no sé qué ha sido de ellas. No sé si hay cielo e infierno.
Y no sé si de haberlos han ido a un sitio o a otro. No tengo
evidencia de nada respecto a otras cosas. Sólo sé como decía mi
viejo profesor que todos morimos. Y ésa es una realidad
absolutamente evidente, al margen de filosofías de una u otra
naturaleza. Es el resumen de todas las filosofías: LA MUERTE.
No sé si es punto y final o
es punto y seguido. No sé nada. Sólo puedo hacer conjeturas, tener
mis propias teorías sobre el más acá y el más allá, especular.
Sobre eso se construye en gran medida la filosofía: sobre
especulaciones. Palabras y palabras. Sólo eso. Exprimir el
pensamiento para darle sentido a todo esto que hacemos mientras
estamos vivos. Exprimir el pensamiento hasta intentar dar con la
tecla de cuál es el sentido final de todo cuanto hacemos. Pura
filosofía. Pura mortalidad.
El hombre es un ser para la
muerte. Pero esto no puede quedar así. No puede ser tan simple. No
quiero creerlo. Tiene que haber algo más. Debe haber algo más.
Quiero que haya algo más. DESEO que haya algo más.
Mi fe me dice que crea en el
más allá. En que el hombre es un ser para la muerte y para un más
allá de la muerte. No hay para mí una distinción tan clara entre
la maldad y la bondad. No veo las cosas tan simples. No me gusta
simplificar. Mi profesor hablaba de los peligros de la simplificación
de conceptos. Y el concepto muerte es demasiado complejo como para
reducirlo a una mera reflexión. Sobre la muerte se puede hablar
tanto que un artículo como el mío sólo es un apunte de cuanto se
puede hablar y escribir sobre ella.
La muerte es algo muy
importante en la vida de un ser humano. Es el final de una etapa
llamada vida. Pero no sé si hay otra vida. No tengo evidencias. Sólo
puedo especular. Es decir, sólo puedo especular y llegar a todas las
conclusiones que me apetezcan. O aplicar mi fe y decir que creo en
Dios y que más allá de todo este teatro me espera una vida mejor.
Pero no puedo demostrar nada. Puedo rezar, pero no sé a qué o a
quién lo hago en realidad. No lo sé. Sólo sé que tengo que morir.
Como decía mi profesor, todos morimos. Es lo único que podemos
demostrar. No hace falta llamar a ningún forense que certifique
magistralmente la evidencia más absoluta de todo: QUE TODO TIENE UN
FIN.
Más allá de este fin
desconozco si hay otra cosa. Pero mientras viva quiero sacarle el
mayor partido a mi vida, a mis capacidades, a mis hipotéticos
talentos. Quiero seguir escribiendo libros, que son evidencias, no
simples especulaciones. Quiero seguir con mis novelas hasta que mis
fuerzas aguanten y me aguanten mis lectores. Quiero vivir y escribir.
En eso resumo mi vida. Y quiero amar, tener la sensación de que el
amor nunca muere. Aunque muera como cualquier cosa que sentimos
cuando morimos. La muerte es el final de los sentimientos, de las
emociones, de los deseos, de los anhelos, de las aspiraciones, de las
ambiciones, de las necesidades, de los porqués, de todo. Todos
morimos. Y cuando morimos lo hacemos absolutamente. No a medias o
poco a poco. Sino de forma absoluta. Existe un punto y final.
Para mí hay algo más. Yo
rezo como he dicho recientemente en un artículo, pero la muerte es
el final de muchas cosas al margen de que después de la muerte
puedan existir otras. La muerte supone el final de demasiadas cosas y
para las personas de fe supone también el principio de otras. Y no
sabemos cuándo morimos, que es lo mejor de todo. Se sabe cuándo
vamos a nacer casi con total exactitud. Pero nadie sabe cuándo va a
morir exactamente y no me vale el ejemplo de los suicidas. Esos
aniquilan la vida de manera cobarde. Hablo de la muerte muerte, de la
muerte poderosa que aniquila todo atisbo de existencia y se traga
todas las filosofías. Se traga la nada de Schopenhauer, la angustia
de Kierkegaard, el existencialismo de Jean-Paul Sartre, la
complejidad de Kant, el escepticismo de unos, el hedonismo de otros.
La muerte es un chupón terrible que se lo traga todo como un inmenso
desatascador que lo tragara todo con despiadada impiedad, valga el
juego de palabras.
Mi artículo ni es negativo ni
es positivo. No me gustan las categorías absolutas. Mi artículo
constata la realidad de la muerte, harto indiscutible. Puede haber
algo más allá de ella, algo indemostrable. No sé qué es la fe
pero creo en ella. Pero sí sé qué es la muerte. Y creo en ella
pero no me da la gana creerme que la muerte es la triunfadora. ¿Por
qué demonios tiene que ser la muerte la triunfadora? ¿No tendrá la
vida una carta guardada en la manga? ¿No habrá una estrategia
desconocida que nos espere más allá de tanto tanatorio y tanta
morgue?
Decía mi profesor y guardaba
silencio después que todos morimos. Dejaba en el aire la frase como
una terrible pregunta. Yo era sólo un muchacho de 17 años que
anhelaba ser periodista y escritor y me dejó descolocado. No me he
quitado de la cabeza esa frase. Era una manera de educar muy
tremendista, como si hubiese sido creada por el mismísimo Camilo
José Cela.
Creo que mi profesor, después
de 40 años, habrá sucumbido a la muerte. Yo aún sigo vivo. Tengo
57 años. No sé cuándo me voy a morir. Sé que seguiré escribiendo
y procurando hacer el mayor bien posible. Quiero a mi hijo. Me
consta. Y quiero a más personas y siento que ese amor es real. Se
han muerto muchas cosas en mi vida, pero no se ha muerto mi vida. Y
no sé cuándo lo hará. No sé si es una victoria de la muerte o la
carta en la manga de la vida. Ahora mismo me da igual. Voy a seguir
rezando mientras viva. Y escribiré hasta que me quede una sola gota
de tinta de máquina de escribir antigua. Esto sí puedo afirmarlo.
Mientras el cuerpo aguante estoy aquí para todo. Salud y suerte.
José
Cuadrado Morales
miércoles, 7 de noviembre de 2018
Nº45 REVISTA LO+
Este ha sido un año difícil para nuestro blog, como habéis podido observar, han disminuido notablemente el número de artículos publicados y solo hemos editado un número de nuestra revista. ¿Motivos? Miles, unos para bien y otros para fatal, hace unos meses nos dejó uno de nuestros mas apreciados y productivos colaboradores, Jaime, él además de escribir buenos artículos, colaboraba en las redes sociales y ayudaba a editar la revista, descanse en paz. Otros, por suerte, han iniciado una etapa diferente marcada por la su recuperación, Silvia ha empezado a estudiar una carrera universitaria, David ha comenzado el acceso a la universidad para mayores de 40 años, Antonio se busca la vida haciendo pequeñas chapuzas y ayudando a muchos comercios del barrio a cambio de algo de dinero, está buscando empleo y seguro que lo encuentra, Miguel Ángel ha estado trabajando durante unos meses para el ayuntamiento y aunque ha vuelto a colaborar con nosotros, está deseando seguir en el mundo laboral.
Por suerte contamos con nuestro incombustible José Cuadrado, el más ilustre y productivo de los autores del Blog, sin olvidar a Diego, el gran observador y crítico social, YFC, comentarista y articulista habitual, Jesús y sus trabajos sobre la psicología de las personas, Jorge, actual maquetador de la revista y encargado de publicar en redes sociales, Benjamín e Isaias, que nos dejan publicar artículos de su Blog personal, que ahora tienen abandonado y deberían retomarlo. También han empezado con nosotros Sara, José María y muchos otros. Nunca es tarde si la dicha es buena con lo que aquí tenéis el número 45 de nuestra revista LO+.
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