Sirva de homenaje esta magnífica reflexión, en forma de poesía, a todas aquellos animales que hacen compañía, en estos días de confinamiento, a los humanos con los que conviven.
Vienes a mi con tu amistad de can
labriego de un corazón en soledad
que se abre al mundo.
Tu compañía es para mi
la de un amigo, amigo y amigo.
Correteas de aquí para allá
y quedas solo muchas veces en la casa,
en la casa de tu compañero al que llaman amo.
Amo de amor por ti amigo,
compañero de largos ratos.
Dicen que yo te saco a pasear
pero eres tu el que me sacas, el que me ayudas
y cuando vuelvo siempre estas ahí.
Sobre tus dos patas de gigante te yergues
y pones en mi tus otras dos patitas
llenas de ternura en un saludo de espera
que no es sino el brote del corazón.
Compartimos la alegría de salir a pasearnos encontramos en el camino
a través de un amigo, tu amo que murió
él fue quién te recogió
cuando te encontrabas perdido
y ahora, en su ausencia estas conmigo..
Duermes enroscado
como las bellas serpientes de agua
que retozan sobre bruñidas piedras
en ti veo el manantial sereno
de los arroyos en que ellas se cobijan al sol
Siempre estás a mi lado, y
como la estela de una estrella fugaz
que en agosto brilla efímera en el firmamento.
Saltas sobre mí cuando descanso en el sillón de casa
me miras y te enroscas, pones tu cuerpo sobre mi regazo
sobre mi barriga y tu cabecita descansa en mi pierna.
Tus patitas se adaptan para adormecerte y tú
dormitas habitando la amistad,
yo te acaricio y me digo
tranquilo, duerme tranquilo
tranquilo, yo estoy contigo
y veo que tu,
estás conmigo amigo fiel.
Jesús
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