viernes, 20 de marzo de 2020
QUE LA VIDA ME PERDONE LAS VECES QUE NO LA VIVÍ
¡Hola! De antemano dar las gracias a los lectores
del Blog y de la revista, si no fuera por ellos no fuera por ellos no podríamos
expresarnos por este medio. Y ahora sin
mas preámbulo empezaré contando que tengo 44 años, vivo en Sevilla y soy
independiente, pero no tanto como me gustaría debido a mi enfermedad.
Todo comenzó cuando hace 20 años aproximadamente,
fui al médico de cabecera y este me derivó al psiquiatra, ahora os cuento lo
ocurrido hasta llegar a este punto en mi vida.
Me enamoré locamente de un hombre que lo era
absolutamente todo para mí, hasta el punto de querer dejar de respirar si no
fuera junto a él. Yo tengo una familia un poco peculiar par los tiempos que
corren, mis padres son muy antiguos para esta época y un poco machista.
Yo me considero pionera en muchos sentidos de mi
vida y la verdad, y muy sinceramente, no me arrepiento de la vida que yo elegí
llevar para mi.
Yo trabajaba, tenía una vida social muy
satisfactoria, también era una mujer muy risueña y optimista, pero sobre todas
las cosas recuerdo ser muy competitiva en el trabajo y en la vida en general.
Un día, sin más, hablé con mis padres y mis hermanas y les comuniqué
que me iba de casa, yo quería vivir mi vida, sin ataduras, sin control de hora
para llegar a casa temprano, así que los reuní a todo y lo comuniqué.
Al principio no sentó bien en absoluto, al
contrario, mis hermanas eran tan perfectas y yo
tan... tan diferente a ellas que
me llamaron “loca”, pero esta “loca” que escribe tenía las ideas muy claras.
Sin más que añadir, me alquilé un piso sola y me fui.
Al principio recuerdo que los echaba mucho de menos
y mentiría si no os dijera que en mas de una ocasión pensé en tirar la toalla y
regresar a casa, pero no lo hice. Yo era una mujer muy fuerte y con las ideas
muy clara, tenía todo lo que cualquier chica de mi edad podía desear, pero algo
fallaba en mi interior, muy sinceramente no sabía que me estaba pasando.
Logre yo sola formar mi propio pisito de soltera,
que muchos envidiaban, aun así yo seguía estando mal y no sabía porqué. Llegó
el momento de acudir con mi madre al médico, todo a mi alrededor trascurría
como siempre.
El médico tras varias sesiones nos comunicó que yo
tenía TLP (trastorno límite de la personalidad). Sinceramente nos sorprendió
bastante pues no sabíamos nada sobre estas enfermedades, anorexia, bulimia….
La vida seguía trascurriendo para mi con total
normalidad en ese sentido, sin embargo la vida se me para en el momento que el
psiquiatra me dijo que una de las soluciones más importantes para lo mío era
que dejase al que era mi pareja. Yo me reía, aun sabiendo que mi relación con
él era muy tóxica. Cuando digo tóxica me refiero a que llegué hasta el punto
que casi pierdo la vida por y para él, sin recibir nada a cambio. Tampoco
quería nada, solo amor, pero tampoco lo tenía.
Conseguí con los años dejarlo pero no sin un dolor
que me consumía por dentro y no me dejaba seguir viviendo. Por mi parte la
enfermedad estaba siempre en segundo plano, so seguía con mi trabajo, con mis
amistades, mi coche, mi independencia, etc… Hasta que un día en le trabajo
perdí el conocimiento y me desmayé. Ahí comienza mi vida y a la vez mi
calvario.
Este calvario dura ya 22 años de agonía, pero yo
sería muy embustera si no contase la verdad. Yo era una chica mona, con buen
tipo, pelo largo y tenía siempre fuese donde fuese mis admiradores. Siempre fui
la protagonista de mi vida, aunque mi vida fuese un sinsentido. Comencé a
arreglarme aun mas si cabe, cogía mi coche y salía todas las noches. Mi círculo
de amistades se amplió y de que manera. La noche era perfecta, no faltaba nada
ni nadie, solo una copa en la mano y a bailar. Comencé a rodearme de muy
grandes famosos hasta el punto de que valgo más por lo que cayo que por lo que
hablo. Los chicos ya eran hombres y querían algo más que un beso, nunca fui una
chica fácil, todo lo contrario. Empecé a empalmar la noche con el día, sin ser
presumida, os puedo jurar que era la mujer más deseada, según los hombres daba
mucho morbo.
Mi enfermedad seguía estando presente pero yo nunca
lo asumí, así que mi vida transcurría en la barra de un bar.
Comencé a cambiar, tenia, o al menos eso pensaba yo
en ese instante, el mundo a mis pies. Mi hogar se convirtió en un punto de
encuentro para todos, allí hacíamos también unas fiestas organizadas de
antemano espectaculares.
El médico me dio la baja por enfermedad y yo seguía
visitando al psiquiatra, la enfermedad para mí no tenía ninguna importancia y
nunca echaba cuentas de la indicaciones que me daban, simplemente yo era feliz
con mi nueva vida.
Una de las mañanas fui a hacerme un tatuaje en mi
zona mas íntima, pues yo me consideraba una chica “play boy” y así lo hice, sin
pensarlo me tatué el famoso conejito. Ya nada me faltaba pues era una mujer apasionada
en cada paso que daba y en todos los sentidos habidos y por haber. Con los años
me hice también dos piercing, uno en la nariz y el otro en el ombligo. Todo
esto, por supuesto, lo oculté en casa de mis padres durante años, hasta que me
descubrieron y seguían llamándome “loca”, “Estas loca perdía”, esas fueron sus
palabras.
Pasaban los años y yo seguía igual, pero hubo algo
que cambió mi vida, tuve que ingresar por primera vez en psiquiatría, aquello
fue el principio de mi declive. Yo seguía rodeada de los artistas mas grandes
de este país, mis amigos de trabajo ya no estaban a mi lado, se fueron, me dolió
mucho perder a mis antiguas amistades, pero debo reconocer que los grupos eran
incompatibles. Así que otra vez la “loca” se equivocó y eligió a los artistas.
En la noche, estuve en muchas fiestas de lujo y allí vi de todo, no faltaba
de nada, recuerdo que la cocaína la servían en bandejas de plata, pero yo nunca
me enamoré, otra vez estaba vacía por dentro, todo me sobraba y nada me
faltaba.
Llegó un segundo ingreso y al poco tiempo de la
Unidad de Hospitalización pasé directamente
a la URSM. Creí morir, “me había convertido, sin darme cuenta, realmente en la
loca, sin rumbo, con miedo a todo y a todos, introvertida, gruesa….
Pensaba que todo había acabado para mí. Debo ser
justa y decir que mi familia estuvo conmigo en los peores momentos de mi vida,
pero también en los mejores.
Aunque ahora ya no serviría de nada todo el
esfuerzo realizado y toda la lucha por ser una mujer independiente. También me
concedieron la ley de dependencia y fue mi hermana mayor la que se hizo
cargo de mí. Nunca me falló.
Ahora a mis 44 años y después de todo lo vivido
tengo una ilusión con la cual me he vuelto a sentir mujer y a vibrar con una de
sus miradas.
De nuevo algo me está pasando y esta vez si se que
es. Me gusta un hombre de la URSM, me da pena que me haya conocido así y no
como yo era de mona. Ahora estoy pasando por una época de inseguridad y complejos
varios que no me dejan ser feliz, ni tampoco hacer felices a los que me rodean.
A él le dedico estas palabras aunque sea un amor oculto pero no por ello menos
intenso…. Hoy no mi importa lo que diga la gente, yo le quiero así, el está
dentro de mí y me duele no tenerle aquí conmigo.
Dicen que lo mio es de locura
y es que yo he sido para él una aventura,
cuantas veces yo sentí en voz baja hablar de mi,
está “loca” y ya no tiene cura.
“La loca” porqué me llaman la loca y nadie me viene
a ver.
Yo soy un cuadro de tristeza,
pegarle a la pared y a veces quiere estar sola
no quiero que nadie me hable,
prefiero vivir la vida como un péndulo en el aire,
a veces quiero estar sola
poque me llaman “la loca”.
Sonia.
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2 comentarios:
hola sonia muy bien escrito eres como todos los que estamos en la ura cada uno con su complejo, yo tambien escribo en el blog, en relacion a ;AMIGO; comentalo a sicologa haber que dice, un saludo
No te conozco pero me pareces una luchadora. En la vida siempre hay que mirar hacia adelante y luchar para tener una vida mejor.
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