martes, 24 de marzo de 2020
ACEPTANDO MI SUFRIMIENTO AUTOCREADO
“Hoy voy a
empezar hoy es el comienzo del final del astronauta soy en órbita lunar”. Pues
lo que sigue a esta estrofa que pertenece a una canción de Enrique Bumbury “Flamingos”,
es que inicie una vida nueva, que termine y extermine mi psicosis, que piense
cómo destruirla para apartarme a cualquier lugar sin prejuicios ningunos con
completa naturalidad. Mirando hacia arriba y vea todo lo que estoy perdiendo,
los lugares por visitar, teniendo ocasión y oportunidades descartadas para
plantarme a cualquier lugar sin prejuicios ningunos y con completa naturalidad.
Dar un paseo un paso sin rumbo, sin pensar que persigo a la gente. Por eso poco
a poco conseguiré vencer todos esos obstáculos que me impiden disfrutar y
perder las cosas buenas que me regala la vida.
Me voy a
exigir que dejen de impresionarme todos los pensamientos que me pasan por la
mente que sean negativos, inservibles o innecesarios.
Tengo que
mirar al frente, pese al gran trabajo que me cueste y los obstáculos que me
encuentre, que serán muchos. Voy a intentar perdonarme a mí misma que es lo más
sano y lo mejor para mi autoestima. Astronauta soy en órbita lunar, tener una
enfermedad sin que me impresione o provoque sufrimientos.
“Todo es
insignificante, nada es tan preocupante y el espacio es un lugar vacio sin ti.
Con la
dedicación de mis profesionales, es eso del empujoncito, de la palmadita en la espalda,
de la palabra tú puedes. Gracias a la medicación y a los consejos de las
personas con las que me he cruzado a los
que les he pedido ánimos y me los han concedido. Por esto me siento con fuerzas
para parar los pies, coger fuerza y echarle cara a la enfermedad.
Yo hablo con
mi psicosis y le pido con todas mis fuerzas que me deje tranquila. Es como
quien lleva un jersey de lana de los que pica y esta tan agobiada que deseas
quitártelo, pero no encuentras el cuello. Cuando llegas a la intimidad de tu
casa te quitas el jersey de un tirón y te preguntas -¿Cómo no me lo he podido quitar
antes, en los momentos de pura agonía?
Mi angustia
consiste en ganarme a la gente desvalorándome yo misma, suelo echarme encima todo
el peso hasta hundirme en un pozo sin fondo.
Me cuesta
mucho salir de las tinieblas, y cuando asomo, aparece de nuevo el miedo que es
un ladrón al que no guardo rencor y todo es un ensayo de la muerte. No os podéis
hacer la idea de lo harta que estoy del circo que me rodea, que está en mi
lista de promesas a olvidar, todo arderá u desaparecerá si le aplico la chispa
adecuada.
Tengo que
quemar mi incapacidad, mi tendencia a despertar
en los demás sentimientos de lástima y esperar consuelo adecuado de las
personas que no me conocen.
Pero bueno,
todo esto que escribo y más tarde leo me sirve reaccionar, para despertar de
esta mi situación. Tengo que esforzarme y vincularme dentro de la zona de hábitos
saludables pero sin olvidar la zona poco sana ya que no busco convertirme en un
monstruo perfecto. Lo mismo me ocurre con los libros de autoayuda que consiguen
darme buenos consejos, pero temo que de
tanto seguirlos se convirtieran en una obsesión.
Otra
ocurrencia equivocada de las mías que me lleva a cometer errores es decir a
todas las cosas que me proponen, “si, me parece bien tu decisión”· Imponerme no
sé, no me impongo porque a la hora de presentar lo mío creo que no tiene un
buen argumento y la otra persona lleva razón, aunque también mi propuesta sea
coherente aunque breve y poco convincente.
También
debería hablar de mi situación económica, que está manipulada por mi madre,
aunque esté feo decirlo. Para mí es un soborno y así me lo tomo, se le acaba rápidamente el dinero que le
asigna mi padre cada mes y acude a mí. Yo creo querer pensar que siempre le
queda algo, pero todo le parece poco, tiene el clásico argumento “yo nunca me
he visto sin dinero”. Dice que yo soy muy gastosa, que necesito mucho para no
ir a ninguna parte, en fin que le tengo que dar dinero para llegar a final de
mes, en fin es otra loza más.
Después está
mi padre al que consigo con facilidad llevármelo al huerto. Todos los domingos
nos lleva a comer “pescaito frito” a
Sanlucar de Barrameda. Yo suelo pedirme acedias, están tan buenas, que aunque
me lave los dientes no se me quita el buen sabor. Él se pide la ración de frito
variado, yo creo que es el que más disfruta, aunque nunca consigue tomarse la
ración completa. Mi madre y yole ayudamos pero dejando sitio para el postre.
Ya se me
está pasando eso de salir y que se me metan en el pensamiento cosas chungas y desagradables.
He pasado lo mío, llevo 20 años sufriendo por chorradas, todavía no sé cómo he
salido ilesa de todas estas situaciones y traspiés.
Lo que sí sé
es que cada vez les voy a dar menos importancia, la verdad te digo, o desaparecen
o tendré que volver a escribir para sentirme mejor.
María del Mar.
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