miércoles, 5 de febrero de 2020
MI VIDA ES MÍA
Hace muchos años vi una
interesante película titulada Mi vida es mía, protagonizada por
Richard Dreyfuss. Contaba la historia basada en hechos reales de un
hombre tetrapléjico que no quería seguir viviendo en sus
condiciones y prefería la muerte como alternativa.
Cuenta la película la lucha
de su protagonista para que le concedan la eutanasia y que alguien le
dé muerte porque no aguanta más la falta de calidad de vida que
tenía. No contaré el final.
Él decía que su vida era
suya y que sólo él podía decidir lo que hacer con ella. Y estoy de
acuerdo. Y pienso igualmente que mi vida es mía, la mía. Nadie
tiene derecho a decidir por mí en absoluto en ninguno de sus
aspectos. Yo quiero decidir por mí mismo y equivocarme si es
necesario, y meter la pata, y a lo mejor tener que cambiar de opinión
porque ya no pienso igual que antes en un momento dado de mi
existencia.
Yo estoy cansado de que me
digan lo que tengo que hacer. Yo puedo aceptar consejos, pautas
sugeridas sobre cómo conducir mi vida, pero el último ejecutor de
mis decisiones soy yo.
No soporto que me digan lo que
tengo que hacer, lo que tengo que comprar, lo que tengo que ponerme,
lo que tengo que pensar, lo que tengo que votar. Estoy cansado de que
siempre me induzcan y me manipulen para hacer lo que en realidad no
quiero hacer.
Yo quiero seguir publicando
mis libros y quiero hacerlo en total libertad, sin que nadie tache ni
una coma de mis textos. Yo sé lo que hago cuando escribo y sé que
me muevo en un terreno difícil como el de la Literatura pero en el
que me siento muy cómodo y sé perfectamente el terreno que piso.
Ya he vivido con varias
mujeres y sé lo que quiero ahora en cuanto a mis relaciones
interpersonales. No aguanto que me aconsejen porque en el fondo me
quieren manipular. No me sugieren el camino, me lo imponen y ya es
hora de dejar las imposiciones y dejarse llevar sólo por la voluntad
personal por esa razón fundamental: mi vida es mía, como decía
Richard Dreyfuss.
He tomado muchas decisiones en
mi vida, bastantes equivocadas, pero son mis decisiones. Me equivoco
y lo acepto. Se trata de ejercer la libertad de decisión y de
elección, y de hacerlo con todo el entusiasmo del mundo. No me da
vértigo tomar mis propias decisiones. Me fascina la posibilidad de
acertar y la de equivocarme.
Puedo tener más altibajos que
el Sevilla F.C., pero mis altibajos son míos también. Todos mis
errores son míos y los acepto y acato como propios y me entusiasma
poder cambiar de camino porque yo realmente lo desee.
La muerte ya no es una
elección salvo en el caso de personas que elijan la eutanasia. La
muerte es una imposición exclusiva de la vida y no hay más que
aceptarla. Es cuestión de cada uno el querer adelantarla o no.
También sobre eso hay toda la capacidad de elección y sin ninguna
vergüenza.
Y mi salud tengo que cuidarla
con mis propias decisiones. Mi vida es mía, mi cuerpo es mío, mi
salud es mía. Mi alma también es mía, aunque en realidad es
propiedad de Dios pero de mí depende fundamentalmente su buen o mal
estado de salud. Quiero los mayores beneficios para mi alma para que
cuando llegue el día de mi muerte pueda sentirme el hombre más
afortunado del mundo. Todo es cuestión de esperar, de tener algo que
considero que es fundamental: la paciencia. La paciencia todo lo
alcanza.
Mi vida es mía y de nadie
más. Me enfado conmigo mismo si lo considero oportuno y tiro para
adelante con toda la fuerza del mundo porque hay que caer y
levantarse, hay que meter la pata y sacarla, hay que ser tan hijo de
los errores como de los aciertos. Y yo soy el jefe de mí mismo para
todo y esto es algo que me hace muy feliz aunque pueda parecer algo
ingenuo pero considero que no lo es, que es mucho más serio de lo
que parece. Uno mismo decide por sí mismo en todo momento y tiene la
posibilidad, la voluntad de cambiar una decisión errónea por otra
más acertada.
Consideren que su vida es suya
y disfrútenla, siéntanla más propia que nunca. La vida es un bien
que se vive todos los días, es un milagro que se multiplica cada
instante por sí mismo y alcanza el infinito de la eternidad.
Mi vida es mía. ¿Y la suya?
Salud y suerte.
José Cuadrado Morales
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