lunes, 21 de octubre de 2019

HARTO

Yo estoy harto desde hace bastantes meses, por el espectáculo lamentable que están dando continuamente, de los políticos españoles. No quiero hablar en esta ocasión de los políticos de otra nacionalidad por no mezclar asuntos diversos. Se podrían decir tantas cosas por ejemplo del Presidente de los Estados Unidos Donald Trump, un verdadero impresentable. Pero lo dejo hoy a un lado. Tal vez mereciera un artículo individual.
Los políticos españoles tienen un ombligo, en sentido general, muy grande y se lo están mirando continuamente. Son egoístas y, como dije hace más de veinte años en una entrevista que me hicieron con motivo de la publicación de uno de mis primeros libros, no tienen en sentido general ni idea de las necesidades del pueblo.
Llevamos muchos meses con un Gobierno en funciones porque no han sido capaces después de las últimas Elecciones Generales de ponerse de acuerdo ni las llamadas izquierdas ni las llamadas derechas, división o calificación que me importa bien poco para el asunto que hoy trato.
Las llamadas derechas están representadas por un Partido Popular que se ha ido suavizando para no radicalizarse progresivamente. También por Ciudadanos, una derecha que podríamos llamar light porque es capaz de pactar con quien sea para hacer posibles las gobernabilidades de Ayuntamientos y Comunidades. Y por último Vox, que se supone representa a la ultraderecha, aunque no creo mucho en esa denominación porque al fin y al cabo forma parte del sistema parlamentario y sus diputados han sido elegidos democráticamente por la voluntad del pueblo. No han podido ponerse de acuerdo alegando las más diferentes de las opiniones.
Y qué decir de las llamadas izquierdas, sobre del todo del Partido Socialista y de Unidas Podemos. Es increíble que no se hayan puesto de acuerdo para gobernar la nación. Se supone que tienen ideas afines , pero se han pasado todo el tiempo hablando de un gobierno de coalición o de un gobierno de cooperación. En definitiva se trataba de un tema de cuotas de poder. Pedro Sánchez es básicamente un tirano en ese sentido porque quiere como diría Clint Eastwood el poder absoluto. Quiere un gobierno de cooperación con Podemos pero no quiere ceder Ministerios ni cargos importantes, sólo cargos secundarios de la Administración que no satisfacían las aspiraciones de poder de Unidas Podemos.
Y Unidas Podemos quería un Gobierno de coalición para estar más unido al poder real de la nación para lo que exigía algunos Ministerios o incluso una vicepresidencia para Pablo Iglesias, un político al que no le discuto su inteligencia ni su verbo, pero que me genera mucho rechazo desde la coleta y su aspecto desastrado a su actitud muchas veces fascista de exponer las claves y las enredaderas subterráneas del poder al defender a países hispanoamericanos con dictadores claramente en el poder y que no son precisamente modelos de democracia.
No entiendo a Pablo Iglesias ni a Pedro Sánchez. Tanto diálogo para nada. Diálogo para sordos o para bobos que es probablemente lo que son. El caso es que han dado lugar a la celebración de las cuartas Elecciones Generales en cuatro años, algo que produce una inestabilidad tremenda en la nación y a que muchas cosas importantes pendientes estén sin resolver.
El rey Felipe VI, Jefe del Estado, ha tenido que decir basta. Viendo que no había ningún candidato con los apoyos suficientes para formar Gobierno dio un golpe encima de la mesa y dijo basta. Se acabaron las reuniones con los representantes políticos una y otra vez. Conminó para la celebración de unas nuevas Elecciones Generales previa disolución de las Cámaras. El rey ha dado un ejemplo de sensatez al decir que ya estaba bien de ocho meses de Gobierno en funciones. Pero los sueldos no son en funciones y desde luego esto no es fácil demagogia sino una absoluta realidad.
El rey ha demostrado que es el mejor político sin serlo. Ha demostrado un sentido de Estado auténticamente envidiable. Tiene un buen precedente en su padre, pero Felipe VI creo que es mejor que su padre Juan Carlos I y creo también que está mejor preparado. Y no le tiembla en pulso ante la manada de ineptos que pretenden gobernarnos y ni eso saben.
Mientras tanto sigue pendiente el tema de Cataluña. Cuando le apetece Pedro Sánchez saca el tema del famoso artículo 155 de la Constitución para contentar a la mayoría que vio bien en su momento que el Partido Popular lo aplicara. Después Pedro Sánchez lo quitaría y dio alas a los independentistas. El artículo 155 es constitucional. Y los catalanes tienen unas cuotas de gobernabilidad superior al resto de comunidades y sólo comparable a los niveles de poder que tienen los vascos. Todo va en función de los intereses de poder, de los apoyos que necesita Pedro Sánchez para gobernar, pero ni siendo benévolo con los independentistas ha conseguido su apoyo para poder gobernar. Los independentistas no se casan con nadie, sólo con sus propios intereses. Es un problema de los nacionalistas que tantos conflictos han provocado a lo largo de la Historia. No hay más que recordar los nacionalismos en la Península de los Balcanes y la cantidad de países que han surgido después de la superación de las guerras brutales que allí se han dado. Hay etnias muy distintas y con intereses contrapuestos. La solución fue la formación de diversos países, pero esto no tiene nada que ver con los catalanes. Los catalanes no tienen motivos para desear la independencia ni hay una realidad política que la justifique. Están integrados en España y tienen una autonomía francamente muy desarrollada.
Estoy harto y me da miedo otra precampaña electoral y otra campaña electoral. ¡Dios mío la que se nos viene encima! Otra vez los mítines, las promesas que no cumplirán, las mentiras necesarias y arriesgadas a los Arnold Swazenegger. Otra vez el ofrecimiento de pactos poselectorales que no cumplirán porque volverán a surgir los problemas de poder. Porque ésa esa la clave de todo: EL PODER. Maldito poder. ¿Qué tendrá además de la famosa erótica que se le supone? Imagino ahora lo que puede ocurrir: que se dé el mismo panorama político que existe actualmente. ¿Iremos entonces a unas quintas Elecciones Generales? Esto ya será una broma. ¿Tendrá el rey si la Constitución lo permite que nombrar a alguien a dedo para poder formar un Gobierno que nos gobierne de veras y acabe con tanta anarquía y tanto desorden?
Veremos qué pasa. Mientras tanto yo expreso en este artículo que he escrito muy relajado para lo airado que me siento mi hartazgo de los políticos españoles. Son una panda de impresentables absolutos que sólo anhelan una confortable poltrona que tiene ya cabreados a un alto porcentaje de ciudadanos. Que no se quejen después los políticos de que pueda aumentar considerablemente la abstención.

A ver qué pasa insisto.

Ojalá vaya todo bien.

Salud y suerte.


José Cuadrado Morales

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