Algunos de nosotros padecemos en mayor
o menor medida de alucinaciones, aquí me quiero referir a las auditivas, lo que
comúnmente se llaman voces. No se muy bien como empezar a contar, pero voy a
hacerlo partiendo del momento en el que soy completamente consciente de este
fenómeno, que se da en mi con toda claridad a los cuarenta años, y que empiezan
no por tener connotaciones negativas, sino positivas, pues al principio las
voces parecían relajarme y tranquilizarme, incluso a producir sensaciones de
amor y cariño. Hable con una compañera de enfermedad años después aquí en la
unidad de rehabilitación, durante una sesión de Grupo de Salud, que es una
terapia que realizamos hablando sobre nuestra enfermad y se lo comenté,
comentamos, y me dijo que a ella le había pasado lo mismo, y que fue durante el
embarazo. A veces parecen provenir del cielo, otras de la calle, una vez escuché una que parecía producirse junto a mi oreja sin que hubiese nadie cerca, mientras descansaba yo solo en la cama y sin nadie más en casa. Yo lo que se es que están ahí, que van y vienen, y que hace ya algunos años en que empezaron a mostrarse en sentido negativo, como si me reprocharan e inquirieran cosas y otras me insultaran, aunque lo de los insultos en mi caso no es lo mas común, como algunos de mis compañeros las padezco por temporadas, la medicación sirve para combatirlas en los casos en que se hacen mas dañinas para la persona. Lo mas común para mi es escuchar como una maraña de sonidos varios en los momentos en que me encuentro, también por ello, más nervioso, y da la sensación en ocasiones de que estas voces quieren como deformar la realidad, dar otro sentido del que le da la persona, e incluso a veces parecen querer cambiar hechos pasados. Un compañero me comentaba que escuchaba como ruido.



4 comentarios:
Gracias por compartir con nosotros tu experiencia, hay que ser valiente para poder hablar de ello, todavía hay tanto estigma y tanto tabú... tus palabras nos ayudan, a los que sufrimos la enfermedad pues vemos que es algo compartido y que como tú haces, se puede llevar más o menos, y a los que no la sufrimos, para poder entenderla mejor.
Nos quedamos con esa frase "las voces no han podido conmigo". Un saludo, ¡¡¡y adelante!!!!
jesus, yo no oigo voces porque cuando entro en un periodo de crisis el pensamiento va a una velocidad excesivamente rápida. no se si lo que me sucede a mi se puede comparar con lo que te sucede a ti pero creo que pensar a una velocidad vertiginosa y escuchar voces son los sintomas positivos de la enfermedad que quedan lejos de nuestra capacidad para influir sobre ellos. gracias por hablar con tanta claridad sobre el problema. un saludo. pedro
Gracias por los comentarios. Somos unos cuantos los que convivimos con este problema de las voces y compartirlo ayuda a sobrellevarlas, se habla poco de ellas,y parece que sean como dices un tabú y que nos estigmatice el desconocimiento de los problemas que llevan consigo la enfermedad mental, entre los que está este. Recuerdo las impresiones extrañas que tenía sobre ellas cuando no conocía el problema, es el desconocimiento el que provoca el estigma y el tabú. Debemos seguir siempre adelante, siendo conscientes de las bajadas y subidas de ánimo que a menudo tenemos,con la vista puesta en el futuro y en mejorar cada día un poco mas. Gracias por los ánimos.
Pedro, es cierto que durante los periodos de crisis los pensamientos parecen ir muy deprisa, algunas veces en exceso y entonces solemos necesitar ayuda, que nos la dan los especialistas, y también la familia y los compañeros de enfermedad. A mi, en lo relativo a las voces, me ha ayudado mucho la rehabilitación y el contacto con los especialistas en nuestra enfermedad.
Jesús
Gracias Jesus por tu valentía y generosidad al compartir tu historia con todos nosotros. Mucha suerte en todo lo que te propongas. Un fuerte abrazo!
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