Hace unos años, como pasa el tiempo, tuvimos la suerte de rodar un corto en el que tanto el guión como los protagonistas eran usuarios de la URSM.
Desde el principio fue un proyecto afortunado ya que, por distintas circunstancias, conocimos a una productora de cine que de forma desinteresada consiguió reunir un equipo de rodaje y un director de cine que creyeron en la historia y se ofrecieron a hacerla realidad. El Hospital Macarena nos permitió rodar en una de sus plantas. Tras un par de meses de ensayos y varios días de rodaje se hizo realidad UNA HISTORIA QUE CONTAR.
Cuando acabe este confinamiento seguro que tendremos miles de historias que contar y quién sabe si no servirán de guión para otro corto.
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