viernes, 17 de mayo de 2019

METACOGNICIÓN O EL ARTE DE PENSAR SOBRE UNO MISMO

Vemos continuamente en el cine cómo los actores y actrices interpretan papeles distintos en cada película y nos parecen verídicos, reales; ; son creíbles y nos lo creemos . Esto de la interpretación da juego , pues más allá de la ficción , en la vida real tiene mucho que ver con la actitud cotidiana en que nosotros mismos , y todo el mundo en general aborda el lance continuo de la interacción con nuestros vecinos, amigos, pareja, compañeros de trabajo, o las miles de personas anónimas que cada día se cruzan con nosotros intercambiando una mirada, y que posiblemente no las volvamos a ver en la vida, o sí. En la vida diaria actuamos continuamente , así que está en nosotros aquello que queremos transmitir o lo que deseamos que los demás perciban de uno. Claro que hay paradojas como que hay personas con tal talento natural o simpatía que se interpretan a si mismo, tienen una forma de ser que no suele producir contestación o rechazo, luego no necesitan esfuerzo en su devenir diario para expresarse o adoptar papeles para ellos innecesario, pues su actitud, es aceptada siempre “ naturalmente”.
Pero yendo a lo que quería exponer, ¿Es lícito para el común de los mortales, y más para nosotros, con algunos problemas mentales, o sociales , o de relación con los demás, adoptar una actitud que fuera fruto de un estudio personal, concienciándonos de nuestras características físicas y psíquicas, y así potenciar nuestros valores y rebajar los defectos? Claro que sí, pues nada está establecido ni predeterminado, y nuestra personalidad puede amoldarse y podemos comportarnos como queramos.
Esto requiere primero una reflexión sobre uno mismo diría que casi simultanea a nuestros actos, y percibir cómo estos actos encajan en los demás; La aceptación de éstos o su rechazo nos van guiando en nuestro comportamiento.
Y por otra parte parece como que si actuamos así no somos sinceros ni con nosotros ni con el resto: la sinceridad ha hecho y hace mucho mal; está sobrevalorada, y expresiones como “ Yo soy así y nadie me va a cambiar” y otras parecidas denotan una falta de disciplina y flojedad mental grande, además de brutalidad y nula sofisticación. 

Diego.

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