El otro día, escuchando en la
radio un programa de entrevistas callejeras, una mujer contestó a la pregunta
de cómo se planteaba la vida diciendo: “Vivo día a día y siempre con mentalidad
positiva”. Respecto al día a día ya hablé bastante del tema en un artículo que
escribí hace tiempo sobre el estigma del enfermo mental, por lo que no
insistiré más en este nuevo artículo. Respecto a la positividad trataré en éste
de desarrollar el tema. Por cierto: no intenten encontrar en el Diccionario de
la Real Academia Española de
la Lengua el significado de la
palabra positividad, sin embargo sí viene el significado de la palabra
negatividad. Los sesudos académicos siempre viven de espaldas a la realidad de
la calle y al uso de determinadas palabras. Cierto es decir que la palabra
positividad está pendiente de incluirse en la próxima edición del Diccionario,
seguramente para el próximo año 2014.
La
RAE suele ir muy lenta con la introducción de nuevos
vocablos. Digamos que tiene una visión negativa de la lengua, cuando hay pocas
cosas tan vivas como la lengua que une a millones de personas.
La positividad es un estado
de la mente que le permite observar todos los acontecimientos de manera
agradable, viendo siempre el lado bueno de las cosas. Aquello tan manido del
vaso medio lleno o medio vacío. Es difícil mantener una actitud positiva porque
normalmente nos comportamos como seres vencidos, dependientes del lado negativo
de las cosas, con grandes y severas discapacidades para ser algo tan sencillo y difícil como ser feliz. Pero es
que ser feliz es muy difícil y cuesta mucho trabajo sentirse unido a la
felicidad con todas las adversidades que nos atacan en la vida cotidiana. Esos
obstáculos dificultan una concepción positiva de la vida. Dificulta todo lo que
defendía en el siglo XIX el positivismo, que daba a la vida la posibilidad de
una felicidad cierta y duradera. Pero de la teoría a la práctica existe una
enorme dificultad. Ver el lado bueno de las cosas es algo que el positivismo
defendía y que sigue manteniéndose vigente hoy en día.
El positivismo empieza con
levantarse cada día. Con ese sencillo gesto ya estamos dando a la vida la
dificultad de vivirla. Es muy tentador quedarse en la cama sin hacer nada, cosa
que ocurre en los estados depresivos. Yo me he pasado muchos días en la cama en
mis depresiones y sé muy bien de lo que estoy hablando. Por eso considero que
levantarse por la mañana ya significa la realización de un acto positivo. En
una terapia de grupo a la que asistí hace años una compañera de tertulia mental
decía que la positividad era el empleo del tiempo desde que nos vestíamos hasta
que nos desvestíamos. Entre ambos hechos tan sencillos transcurría un tiempo
precioso para hacer todo lo que la vida nos deparase. Un tiempo para disfrutar,
para trabajar, para vivir en una palabra. Pero existe poca paciencia para la
positividad y es muy fácil dejarse llevar por el negativismo o la negatividad.
Es fácil dejarse atrapar por el dolor y los acontecimientos dolorosos que
transcurren a lo largo de un día.
En el fútbol, por poner un
ejemplo muy sencillo, existe mucha negatividad. Pasa eso por ejemplo con el
Real Betis Balompié. Lleva una temporada muy buena, pero bastan dos malos
resultados para que ya sea vea con negatividad todo su recorrido por la liga.
No hay paciencia, circunstancia fundamental para ser positivo y que ya traté en
mi artículo El don de la paciencia. Igual ocurre con el Sevilla Fútbol Club.
Después de varias temporadas magníficas y muchos títulos conseguidos no se
tiene paciencia ahora que ha llegado la época de vacas flacas y está situado en
el puesto decimotercero con sólo 23 puntos. No importa. Llegarán los resultados
y volverá el Sevilla al sitio que ocupaba hace años. Sólo es cuestión de tener
paciencia y esperar lo positivo de un equipo que ha dado muchas tardes de
gloria a la afición sevillista.
La paciencia es pues el punto
de partida de la positividad. Sin paciencia no se puede ser positivo. Yo
reconozco que tengo poca paciencia debido a mi estrés y a mis problemas de
ansiedad y a mi trastorno obseso compulsivo. Llevo años padeciendo estos
problemas y eso hace que no predomine en mí la visión positiva de la vida.
Tampoco me ha ido muy bien en la cuestión de las relaciones de pareja y eso me
causa mucho daño, pero intento salir adelante y esto es ya una actitud
positiva. Salir adelante es otra clave para la visión positiva de la
existencia. No quedarse estancado, clavado en una cruz ficticia donde no se
puede hacer otra cosa salvo lamentarse y tener una actitud victimista ante la
vida, cosa que abunda más de lo que podamos imaginarnos. El victimismo tiene
mucho que ver con el chantaje emocional y abunda muchísimo. Es fácil caer en
esa actitud decadente y dejarnos llevar por la negatividad, por la visión negra
de la vida como un monstruo al que hay que enfrentarse continuamente en lugar
de aprender a disfrutarla.
A muchas personas les afecta
sobremanera el tema de la muerte y no dejan de pensar en ella. Es una forma de
vivir para la muerte en lugar de vivir para la vida. Y hay que tener en cuenta
lo que decía Juan Ramón Jiménez: Es la vida la que da sentido a la muerte y no
la muerte la que da sentido a la vida. Si se piensa que es la muerte la que da
sentido a la vida se cae en una negatividad tremenda. Si se piensa que es la vida
la que da sentido a la muerte entonces se tiene otra clave fundamental para ver
el lado positivo de la existencia. Vivimos para vivir, no para morir, aunque la
muerte sea la consecuencia de la vida. Pero si se ha vivido se muere
satisfecho, con la satisfacción del deber cumplido, con un sentido positivo de
todo cuanto hacemos y la virtud de desarrollar todas nuestras capacidades y
todos nuestros talentos para vivir.
El ser positivo se enfrenta a
la enfermedad con la razón de que es inevitable el vivirla porque es parte de
la vida, desde un simple resfriado hasta una enfermedad gorda, por así
llamarla. La enfermedad es difícil afrontarla, más cuando se vive solo como yo.
Recientemente he vivido un catarro bastante fuerte y me he sentido muy solo. Sé
que tengo que cuidarme mucho más y mirar más por mí. Ama al prójimo como a ti
mismo. Pues eso: menos teoría y más práctica. La positividad implica también un
sentido pragmático de la existencia: enfrentarse a la realidad, a todos los
problemas que plantea y hacerlo con un espíritu vitalista, con ganas de vivir,
con la seguridad de que podemos salir adelante y salir de todas las
circunstancias adversas. Es otra de las claves de la positividad: la confianza
y la seguridad en uno mismo. Yo tengo poca seguridad en mí mismo y eso me hace
ser más negativo de la cuenta, pero no dejo de luchar, no me dejo atrapar por
la apatía y la desgana de vivir. La confianza en uno mismo es básica para ser
positivo. Podríamos recordar aquí las palabras de Albert Einstein: Si uno imagina
con fuerza cualquier proyecto lo puede llevar a cabo.
Yo soy escritor y no dejo
de escribir, no sólo estos artículos, sino mis libros de poemas. Ya voy por el
decimoprimero y espero tener cuerda para muchos más. Hay que exprimir el
cerebro, usarlo positivamente, emplearlo con las ganas suficientes de seguir
siempre adelante mirando el horizonte como la línea que nos permite el avance y
no el detenimiento. Está bien mirar el horizonte, pero no pensar que es una
línea inalcanzable y que es imposible todo lo que nos planteemos. Al contrario:
hay que seguir lo que dice Einstein y pensar que todos nuestros proyectos
pueden cumplirse por difíciles que puedan resultar. Aquí entra otro elemento de
la positividad: la fuerza de voluntad. Hay que sacar fuerzas de flaqueza si la
voluntad no funciona debidamente para seguir siempre hacia delante. La voluntad
es la fuerza bruta de la naturaleza, la energía que nos permite seguir vivos y
con ánimo para estar siempre alerta luchando contra todas las adversidades que
la vida nos pone por delante.
Ser positivo es ser fiel a la
propia naturaleza como seres humanos. Estamos en la Tierra con unos objetivos
muy claros y tenemos que cumplirlos, sin miedo. Aquí entra en juego otra
cuestión clave para la positividad: la falta de miedo, su ausencia. Hay que
intentar vivir sin miedo, como cantaba Rosana. Sin miedo se está mucho mejor,
pero hay muchas cosas que nos lo provocan. Pero aquí la voluntad debe aliarse
con nosotros y vencer el miedo con la fuerza más grande que tengamos. El miedo
no debe paralizarnos ni impedirnos ser positivos. La positividad es una forma
de vida, de ser, de estar en el mundo, de mirar al cielo y decir que estamos
vivos y podemos salir adelante con todo lo que tenemos por malo o negativo que
pueda resultar.
La positividad es la tarea
diaria que tenemos encomendada por Dios también porque Él nos ordena que seamos
felices, que nos amemos a nosotros mismos, que amemos al prójimo igualmente. El
amor es una forma de positividad muy importante. Amar es ser intrínsecamente
positivo. Amar es lanzarse a un mundo de magia donde todo puede ser posible
mientras dure y aunque termine. Pero mientras que nos quiten lo bailao. Ser positivo es ser amante de la
vida y sus circunstancias. Ortega y Gasset decía lo de yo soy yo y mis
circunstancias. Frente a esas circunstancias, si son negativas, debemos luchar
con positividad y mirando siempre hacia ese horizonte del que hablaba más
arriba y con la fe puesta en que lo alcanzaremos y no nos dejaremos atrapar por
la red fantástica del pesimismo cotidiano.
Ser positivos es seguir el
ejemplo de uno mismo. Uno tiene que ser el guía de su propia vida. Uno tiene el
derecho sobre su propia existencia, uno tiene la libertad de escoger, el
bendito libre albedrío. Éste nos lleva a
la positividad si sabemos ejercerlos adecuadamente, con serenidad, con
necesidad, con poderío. La libertad es el último ingrediente para ser
positivos. Debemos saber emplearla con la debida oportunidad, con las
cualidades que se precisan para ello. Sin dejarnos vencer, sin dejarnos atrapar
por el pesimismo y teniendo siempre en cuenta que disponemos de un tiempo
finito para vivir y que no debemos desperdiciarlo. El tiempo debemos
convertirlo en nuestro aliado, en nuestro amigo, en nuestro visceral compañero
de viaje para no sentir nunca que lo hemos
desperdiciado.
Ésta es la suma de factores
que son precisos para la positividad. Es lo que se puede meter en los estrechos
márgenes de un artículo. Espero que haya quedado claro y seamos a partir de hoy
un poco más positivos. Todos. Sin excepción. Empezando por quien esto escribe.
Ánimo y adelante. Que el tiempo no se acaba tan fácil aunque se pueda acabar en
cualquier momento.
José Cuadrado Morales
5 comentarios:
Estoy totalmente de acuerdo en que, hay que levantarse cada día con una sonrisa y siempre ver el punto de vista más favorable, aunque a veces cuesta mucho trabajo verlo así, pero hay que ser optimista y pensar que aunque todo no tiene solución, hay que saberlo afrontar de la manera más positiva posible y en muchos casos, esto sirve para superar muchas situaciones dificiles.
Además, vivir en positividada hace sentirte bien, estar alegre, pensar de manera más racional y afrontar la realidad reaccionando ante la adversidad y no viniendote abajo, porque de esa forma no se arregla nada, al contrario se empeora.
Yo procuro ver siempre el vaso medio lleno y relativisar todo lo que puedo las cosas y centrarme más en lo importante pues es lo que requiere más atención.
Muchas gracias José por tu artículo. Para los que creen en Dios, hay que recordar que nunca estamos sólos porque él está siempre con nosotros. Si nos sentimos sólos es porque somos nosotros quienes nos hemos alejado de él. Con la publicación de este articulo debes saber Jose que ahora hay muchas personas pensando en ti y deseando que sigas escribiendo articulos que serán un alimento para nuestras almas !!!
Saludos
Tatiana Beran
me ah gustado mucho tu articulo creo que tienes las cosas muy claras y que conseguiras todo lo que quieras muchos animos eres un ejemplo de voluntad sigue luchando!! me gustaria leer tus libros deja escrito cuales son porfavor un abrazo
Carolina
Me gustó lo que escribiste. Sigue en esto. Saludos.
Gracias, muy lindo
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