viernes, 17 de mayo de 2013
CRÍTICA DE CINE
TO THE WONDER
Se trata de la última
película de Terrence Mallick, lo cual es todo un acontecimiento porque es uno
de los directores de Hollywood que menos se prodiga haciendo cine. Realiza una
película cada muchos años. Yo le recuerdo fundamentalmente tres: Días de cielo,
La delgada línea roja ( su particular versión de La Segunda Guerra Mundial) y ésta
que ahora critico To de wonder, que literalmente significa hacia la maravilla
como dice la voz en off que llena casi toda la película, hacia la maravilla del
amor, hacia la maravilla del amor en esencia, hacia la maravilla del amor en
pareja, hacia la maravilla de la relación con Dios, hacia la maravilla de los
lazos que unen al hombre y a Dios, hacia la maravilla de la vida en una palabra.
Se puede decir que Terrence
Mallick es como nuestro Víctor Erice español, un director que hace una película
cada veinte años, lo cual ya me parece exagerado. Sus procesos de preproducción
son muy lentos y va ahorrando dinero para hacer sus propias películas libre de
presiones realizando anuncios para televisión. Así se financia sus películas,
lejos de productoras y con toda la independencia del mundo. Hasta ahora ha
realizado 3 películas en 40 años. Empezó en los años 70 con El espíritu de la
colmena, una particular visión del mito de Frankestein. En ella trabajaba Ana
Torrent, hecha una niña todavía, con unos ojos negros preciosos y saltones. Con
el paso de los años ha ido perdiendo belleza aunque ha conservado esos ojos
negros tan perfectos.
La actriz, no ha tenido suerte en el cine porque ha
trabajado muy poco y ha hecho pocas buenas películas, entre ellas, quizás la
mejor, Tesis, el debut cinematográfico de Alejandro Amenábar, un thriller sobre
las películas snuff. En El espíritu de la colmena también trabajaba Fernando
Fernán Gómez, siempre malhumorado, pero siempre en plan buen actor.
Veinte años más tarde realizó
El sur, una película sobre el sur pero sin el sur. Los actores están
continuamente hablando del ser como espacio mítico y lo van mitificando cada
vez más a medida que avanza la película. Se suceden las estaciones y con las
distintas estaciones se va evocando cómo sería el sur.
La película termina con
los actores dispuestos a marchar hasta el sur, pero sin que el sur aparezca en
ningún momento. Hay quien dice que se quedó sin dinero y dejó la película
abierta para que cada uno viera el sur como le apeteciera. Otros dicen que dejó
deliberadamente así la película para que se recalcara aún más el carácter
mítico del sur. Otros dicen que no pudo rodar una segunda película íntegramente
rodada en el sur porque nunca consiguió presupuesto suficiente para ello. Otros
dicen que no pudo terminar la película que iba a continuar en el sur dentro de
la misma cinta. Nadie sabe realmente la verdad. El caso es que la película
quedó definitivamente abierta a la interpretación de todos los espectadores.
En El sur actuaba debutando
Itziar Bollaín , que con el paso del tiempo llegó a ser directora empezando con
Hola, ¿estás sola?, una flojita película. Después ya realizó películas
estimables como Te doy mis ojos, una película sobre el maltrato a las mujeres,
con una espléndida Laia Marull y un no menos espléndido Luis Tosar. También
trabajaba Rafaela Aparicio, lejos de los papeles de chacha o monja a los que
nos tenía acostumbrados y más en la línea dramática de Mamá cumple cien años de
Carlos Saura.
Veinte años después hizo la
que hasta ahora es su última película, El sol del membrillo, su película más
personal. Se trata de seguir el proceso creativo diario del pintor Antonio
López, muy lento. Todos los días había que esperar a que el sol incidiera sobre
el membrillo para que la luz fuera siempre la misma. Era un proceso de
producción muy lento y quizás por eso no haya rodado otra película hasta ahora
o porque no han pasado todavía veinte años. El único actor protagonista es
Antonio López, pintor hiperrealista; baste con recordar sus cuadros de la
Gran Vía de Madrid para comprender su
hiperrealismo.
En la película de Terrence
Mallick su argumento es muy sencillo: Neil es un escritor fracasado que vive
encerrado en un matrimonio sin amor con Marina. El párroco de la localidad
donde viven intercede todo lo que puede para que los problemas matrimoniales no
lleven a relaciones extramatrimoniales, pero no lo consigue porque cuando empieza
a afectar la relación al hijo de los protagonistas Neil inicia una nueva
relación con una antigua novia. Éste es el argumento sencillo, pero suficiente
para construir una buena película sobre el amor y las relaciones de pareja y el
profundo contacto con Dios.
Los actores están espléndidos. Neil es Ben Affleck, quien aún
debe estar disfrutando su óscar a la mejor película por él dirigida en la
reciente ceremonia de los Premios de la Academia y las Artes Cinematográficas de
Hollywood por Argo, también interpretada por él. Ben es un actor histriónico,
como podemos comprobar en películas como Sobreviviendo a la Navidad o Pearl Harbour.
Aquí está bien dirigido y comedido y eso se nota en la calidad de la película.
También está muy bien su mujer Marina: Olga Kurylenko. Y también la antigua
novia, Rachel McAdams. Todos los actores están muy bien dirigidos.
Mención especial merece
nuestro Javier Bardem, histriónico normalmente, pero aquí muy bien dirigido por
Mallick y da lo mejor de sí mismo. Estaba también muy bien dirigido por los
hermanos Joel y Ethan Coen en No es país para viejos, por la que consiguió el
óscar al mejor actor secundario hace pocos años. Bardem tiene una intervención
muy importante en la película al relacionarse con todas las partes en conflicto.
Pero su papel es secundario, pero se nota enormemente su presencia.
Hay que destacar que la
película tiene voz en off todo el tiempo, interrumpida de vez en cuando por
breves diálogos. Eso hace que a veces sea la película demasiado lenta y a veces
un poco pedante y monótona, pero no por ello deja de ser una buena película.
Es de destacar el uso de la
cámara al hombro, recurs o que ya utilizó en La delgada línea roja para dar más
verismo a las imágenes de guerra. Aquí también tienen más realismo las escenas
rodadas con cámara al hombro, en lugar de usar el travelling. Mallick da su
toque personal en este aspecto más a la película.
Es muy importante destacar la
fotografía, a la que Mallick le da protagonismo de personaje propio. Ya lo hizo
en Días de cielo, con la que nuestro Néstor Almendros consiguió el óscar a la
mejor fotografía. Hacía verdaderas postales de los fotogramas. Quedó una
película bellísima. Como bellísima es la película que estoy comentando ahora.
Los actores están muy bien fotografiados y los paisajes de la localidad donde
se desarrolla la película.
La cinta dura 113 minutos. Ni
uno más ni uno menos. No hace falta más y no sobra nada. Está muy bien medido
el tiempo. La película no está recomendada para menores de 7 años, pero como
los niños no van a ir a ver esta película porque se aburrirían, queda para
todos los públicos la cinta.
Yo deseo que la vean y la
disfruten. Es una película muy personal y totalmente distinta a lo que hay
actualmente en cartelera. Los distribuidores han dejado el título original. Ya
hablaré en mi próxima crítica del tema de los títulos y sus traducciones o
dejarlo igual al original. Vayan a verla pronto porque no creo que dure mucho
en cartelera porque no ha tenido publicidad en las marquesinas de los autobuses,
ni en radio ni en televisión. Disfrútenla.Es una buena película a la que le
concedo tres estrellas. Salud y suerte.
Clasificación:
José Cuadrado Morales
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