Era una fiesta de antiguos alumnos de la facultad. Hacia ya diez años que no se veían y todos estaban muy cambiados. Algunos eran padres de familia, otros se dedicaban exclusivamente a su trabajo y los había que terminaron trabajando en nada que tuviera que ver con el mundo empresarial. Natalia vivía fuera de la ciudad y había reservado noche en un hotel cercano al salón donde se iba a celebrar la reunión de antiguos alumnos de la facultad de empresariales. A la que no tardo en reconocer fue a Marta que estaba igual que hacía diez años.
-¡Chica!, por ti no pasan los años
-Natalia! ¡Que gusto volver a verte!!Pero si esta más guapa que cuando saliste de aquí!
-Una que se cuida y va al gimnasio
-Ven vamos a pedir una copa
Así fue el reencuentro de las dos amigas pero lo que aun no sabían es que la noche les deparaba descubrir más cosas una sobre la otra. Se llevaron charlando un buen rato. Natalia estaba trabajando de delegada para una compañía de telefonía móvil en Europa y viajaba a Paris, Londres, Berlín y no había tenido tiempo de plantearse una relación seria con ningún hombre, pero eso tampoco le preocupaba. Marta trabajaba para una empresa de publicidad que llevaba grandes empresas. Su sede estaba en Madrid, así que ella donde viajaba cada dos por tres era a Madrid. Ambas bebían y se reían, lo estaban pasando bien
-¿Ves como no hace falta ningún tío para reírse un rato y pasarlo bien?
-Pues si, llevas razón, estoy harta de borrachos que intentan ligar conmigo o de cocainómanos que no paran de hablar mientras se les deforma la cara.
-¿Nos vamos de aquí? dijo Natalia
-¿A dónde?
-No se, a cualquier bar que sea más entretenido que esta absurda reunión de viejos estudiantes.
-¡De acuerdo!
Natalia le da un beso en la mejilla a Marta
-Siempre has sabido complacerme.
Marta lo tomo por un cumplido y no le dio mayor importancia al beso aunque tampoco le disgusto el gesto de espontaneidad de su amiga. Ambas llevaban ya algunas copas y cuando uno bebe se vuelve mas cariñoso, pero Marta había notado fuego en ese beso, algo que aún no podía explicar. Inocente pero fresco. Suave pero ardiente. En la mejilla pero desde lo más profundo. Casi como un beso de complicidad. De compartir un secreto. Marta estaba algo confusa pero, viniendo de Natalia, como digo, no le dio más importancia. Aunque despertó las ganas de devolverle el gesto, lo que sucedió es que Natalia ya había ido por los chaquetones y no tuvo tiempo de reaccionar. Reconocía que estaba algo embriagada. Tanto no había bebido. Lo que ocurría es que el champán subía muy rápido a la cabeza y la sensación de embriaguez es mayor que con otras bebidas.
-Toma aquí tienes tu chaqueta, vámonos de aquí cuanto antes.
-No si antes darte una cosa
-¿El qué?
-Un beso en la mejilla
Natalia sonrió.
–De acuerdo- y Marta intento besar a Natalia igual que ella lo había hecho antes. Procuro dar un beso inocente. Ella lo había hecho así. Pero le salio un beso sensual.
-Has de despertado a la chica mala que llevo dentro
- Lo siento, no era mi intención, estoy algo embriagada y confusa.
-Nada que no pueda arreglar un buen semental
-Sabes que estoy dispuesta para irme de caza
-Pues adelante
Y salieron de la triste fiesta donde nada más que había gente con problema de caída de pelo, barrigona, con sus esposas y prepotente que creían haber triunfado en la vida porque tenían trabajos importantes en multinacionales, en bancos o en franquicias.
-En frente de mi hotel he visto una discoteca que puede estar bien, parece para gente de cierto nivel, así que no habrá niñatos con sus coches en la puerta.- dijo Natalia
-Pues vamos a esa –contexto Marta
Ambas se dirigieron a la discoteca. Como le cogía cerca, decidieron hacer el camino a pie. Natalia cogió de la mano a Marta. Fue un gesto inocente. Dos amigas que van caminando y se cogen de la mano. De todas formas Natalia estaba despertando algo más que inocencia en Marta, estaba despertando curiosidad. Se fijo en su cuerpo. La observó con disimulo y no le disgusto ni el hecho ni el cuerpo de su amiga.
Entraron en la discoteca a eso de las dos de la mañana. Los borrachos ya estaban buscando presa que comer. Los tíos estaban todos igual, muy lanzados, pero casi no podía tenerse en pie. Hablabas con uno y parecía que tenía un caramelo en la boca.
Se le acercaron dos. Uno llevaba una camisa de cuadros, el otro un jersey azul.
- Hola, mi nombre es Juan y mi amigo se llama Antonio.
-Hola, yo soy Marta y mi amiga se llama Natalia
-¿Queréis que os invitemos a una copa?- Ambas amigas se miraron. No eran tan feos como para despreciarles una copa pero tampoco tan guapos como para acostarse con ellos la primera noche. Aceptaron la copa y se pusieron a hablar. Solo hablaban de ellos. Que si tenían no se que coche, no se que piso en tal lugar, negocios en tales sitios…las dos se dieron cuenta de que ambos estaban borrachos y que probablemente hubieran consumido alguna otra sustancia , cuando, de repente, uno de ellos derramo su cubata en lo alto de Marta
-¡Imbécil!- fue lo que le salio de lo mas profundo- ¡Mira como me has puesto!
-Lo siento, ha sido sin querer
-Tranquila chica, vamos a mi hotel y allí te dejo ropa limpia
-Si, vámonos antes de que estos dos empeoren las cosas
Ambas cogieron camino del hotel de Natalia. Por el trayecto, Marta iba maldiciendo a todos los buitres nocturnos que salen de caza en busca de presas fáciles. Como si las mujeres fueran ganado de sementales elegidos. Por eso no se había planteado ella tener relaciones con los hombres en serio, por que todos eran iguales. Aquí te pillo, aquí te mato. Y a la mañana siguiente te despiertas sola en la cama con la sensación de vacío que deja una resaca de alcohol y un par de polvos. Llegaron al hotel de Natalia. Esta le pidió que se calmase un poco, por lo menos mientras pedía la llave. Subieron a la habitación de Natalia. Esta le dijo que se diera una ducha antes de cambiarse de ropa y Marta creyó que sería lo más correcto.
Mientras se duchaba y enjabonaba su cuerpo, pensó que nunca había tenido una relación con otra chica. No sabia explicar muy bien por qué le vino ese pensamiento. Quizá porque estaba hartándose de hombres estúpidos, quizá porque se le estaba apeteciendo mantener una relación con Natalia.
Natalia se había tumbado en la cama. Sacó la ropa para Marta y la puso junto a ella. Marta salio sin secarse del cuarto de baño y encontró a Natalia medio dormida, tumbada en la cama. Se acerco desnuda. De su dedo índice dejo caer una gota de agua en la nariz de Natalia. Esta abrió los ojos. Y le dio un beso. Se amaron hasta el máximo placer. Las dos amigas se volvieron amantes.
La pluma negra
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