lunes, 4 de junio de 2018
LOS PERIÓDICOS
Esta
mañana he ido a comprar al kiosco habitual el Estadio Deportivo y me
ha entristecido ligeramente ver la cantidad tan pequeña de
periódicos que hay. Cada vez que voy me encuentro con menos. Y eran
las 6 de la mañana, es decir, que estaban recién traídos. No es
que se hubieran vendido sino que cada vez traen menos.
Cada
vez se compran menos periódicos físicos. Han proliferado las
ediciones digitales de los periódicos e incluso han nacido
periódicos exclusivamente digitales como OK diario, que tienen mucha
aceptación y encuentran un amplio número de lectores que no echan
de menos tocar el papel, pasar las páginas, oler la tinta y otros
rituales que se hacen cuando se lee un periódico.
Decía
McLuhan que los medios de comunicación no se sustituyen sino que
conviven armoniosamente. Es decir: la radio por ejemplo no mató a
los periódicos, la televisión no mató a la radio y así
sucesivamente. Conviven. Pero estoy viendo que a este paso el
periódico digital acabará por matar al periódico físico porque
cada vez se impone más internet.
Recuerdo
cuando yo trabajaba de periodista en la redacción de El Correo de
Andalucía. La velocidad que reinaba siempre en aquel ámbito. La
preocupación por las últimas noticias que llegaban. La última
página. La portada.
Yo
conocí la época de la linotipia, ya quedó anticuada. Después se
pasó a la informática, pero era la ilusión la misma al ver la
primera página. La redacción del periódico olía a redacción de
periódico. No sé a qué olerá la redacción de un periódico
exclusivamente digital. El periódico nunca se toca. Sólo se ve en
pantalla. Me parece algo frío, despersonalizado, pero que comprendo,
pero al mismo tiempo me apena porque está acabando con los
periódicos físicos.
Me
lo ha comentado el quiosquero esta mañana: que a este paso los
periódicos desaparecerán. Y puede que desaparezcan hasta los
quioscos. Lo que como yo no tenemos todavía ordenador tendremos que
recurrir a los teletextos de las diversas cadenas de televisión para
surtirnos de noticias y estar al día. Yo leo los teletextos mucho y
me gustan porque dan una información corta, clara, sencilla. No he
visto todavía ningún periódico digital, pero me consta su
existencia.
Yo
compro el Estadio Deportivo y paso las páginas y oigo el ruido y me
mancho los dedos con la tinta. Me acuerdo entonces de mis tiempos de
periodista también en el periódico Nueva Andalucía, periódico
vespertino que acabó desapareciendo, hermano menor de El Correo de
Andalucía. Los periódicos vespertinos nunca han tenido mucha suerte
en España. Ha habido diversas intentonas pero no han salido
adelante. En Sevilla estuvo un tiempo el Nueva Andalucía y yo
también trabajé en él, concretamente en información deportiva.
Pero no pudo subsistir. No tenía venta. La gente está acostumbrada
a comprar el periódico por la mañana y a leerlo con el café, con
el desayuno. Pero no compra el periódico por la tarde después de
almorzar.
Echo
de menos el periódico donde trabajaba y echo de menos los periódicos
en los quioscos. Creo que sería una verdadera lástima que
desaparecieran. Raro es el bar que no tiene hoy dos o tres periódicos
para disfrute y uso de sus clientes. Normalmente uno de información
general y otro de información deportiva. Yo compro mi propio
periódico para que no me lo pida nadie, pero también suelo
consultar el que no compro y el bar tiene a mi disposición.
Me
encanta tocar el periódico. No quiero llegar a la comunicación
despersonalizada. Al hecho de comprar el periódico y pagar con un
euro veinte céntimos que es el precio actual de la mayoría de los
periódicos.
Quiero
seguir con el ritual de comprar el periódico y mirar de seguida la
portada del día para comentarla con el quiosquero. Es algo que llevo
haciendo desde que era niño porque en mi casa se solía comprar el
periódico todos los días, concretamente el ABC. Cuando trabajé en
El Correo de Andalucía siempre me daban a mi nombre un ejemplar. Yo
trabajaba también en archivo además de en redacción. Cuando estaba
en archivo me llegaba el periódico diario y era mágico ver
publicados mis artículos y demás trabajos, que a veces costaban
bastantes esfuerzos. Eso de tener que ir a los sitios a buscar las
noticias era duro. Había que patearse la calle duramente sí. Había
que hablar con mucha gente y no siempre se conseguían las noticias a
la primera. Se quedaba con gente para realizar entrevistas. Y al día
siguiente se veían impresas en el periódico. Iba siempre conmigo un
fotógrafo. Era bonito también ver en las salas de revelado las
fotografías que se iban a publicar en el periódico al día
siguiente. Recuerdo cómo componíamos las páginas con los textos y
las fotografías. Veíamos el resultado antes de que se tirara la
edición del día.
Pero
supongo que todo pasa. Algo similar me está ocurriendo a mí con los
libros que publico. Yo escribo todavía a mano y paso mis libros a
máquina de escribir, pero en la editorial me están dando cada vez
más toques para que me compre un ordenador y envíe el libro por
diskette. De momento la cosa me suena a quimera porque estoy muy a
gusto con mi bolígrafo de cuatro colores y mi máquina manual, pero
algún día me obligarán definitivamente a tener un ordenador. No
pasará nada: estos artículos los escribo semanalmente por ordenador
y me llevo bien con él. No tengo nada en contra de las nuevas
tecnologías ni nada en contra de los ordenadores. Al contrario: soy
por ejemplo un férreo defensor de los whatsApss. Y me encanta la
velocidad que cojo escribiendo en el ordenador. Y lo fácil que es
equivocarse y corregir, cosa que no ocurre con el tippex.
Pero
no quiero que desaparezcan los periódicos físicos. Quiero seguir
pasando las hojas, recortar lo que me interese, subrayar a veces las
cosas más destacadas, ver las fotografías, mandarlas por whatsApp
como he hecho esta mañana mandando una foto de la salida de la
Divina Pastora del Convento de los Capuchinos a mi hermana Renata que
está enferma de esclerosis múltiple y ya tiene que utilizar silla
de ruedas y no se puede meter en las masas.
A
ella le vendría bien un periódico digital quizás que no puede ni
ir a comprar el periódico. Pero hay muchas otras personas que sí
pueden hacerlo, que no tienen la imposibilidad física de ir a
comprarlo.
He
visto esta mañana en el quiosco que el periódico que más se sigue
vendiendo en Sevilla es el ABC. De los demás hay montones más
pequeños. Del que yo compro, Estadio Deportivo, hay poquitos. Es
difícil hacer cada día un periódico con una temática única. Lo
sé porque como ya he dicho antes yo trabajaba en la redacción
deportiva. Fue una lástima que la enfermedad me apartara del
ejercicio del periodismo. Era feliz allí, pero cuando caí malo todo
se me vino abajo y me sentí impotente para hacer una vida normal. Ya
no sirve de nada lamentarse. Creo que me he lamentado pocas veces
porque he podido desarrollar más extensamente mi otra afición: la
escritura de libros.
Es
bonito ver también en los quioscos libros. Espero que no
desaparezcan también y sean sustituidos por los libros electrónicos.
Pasar las hojas, tocar el libro son placeres inmensos.
A
ver cómo evolucionan las cosas. Quedamos a la expectativa. Los
tiempos van a una velocidad extrema y los acontecimientos se suceden
a toda prisa.
El
mundo tiene prisa y la prisa no siempre es buena. Pero no hay que ser
agorero. Yo no lo soy. Mientras tanto yo disfrutaré cada mañana de
la lectura de mi periódico. Podré cogerlo del montón
correspondiente y disfrutarlo con el desayuno. Por 1.20 euros. Pocos
placeres tan baratos. Salud y suerte.
José
Cuadrado Morales
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2 comentarios:
El hecho de ir al bar y leer un periódico es algo popular y arraigado de nuestra sociedad, y sí, es una pena que vayan desapareciendo poco a poco por la digitalización que hoy en día se hace de la escritura.¡Un saludo!
Estimados amigos de Santander: me alegra que estéis de acuerdo conmigo en cuanto al placer de la lectura de un periódico en el bar. Es un placer muy barato y muy extendido que tiende cada vez más a desaparecer. Esperemos que se retrase el tema lo máximo posible para poder seguir disfrutando de los periódicos que se tocan con las manos. Muchas gracias por todo. José Cuadrado.
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