jueves, 12 de enero de 2017
SOY REAL
Hay un bar en el Centro Comercial Nervión Plaza de
Sevilla llamado La Cruz Blanca
que lleva algún tiempo cerrado y en el que entraba yo con frecuencia.
Supongo que como reclamo, original, han puesto en
el toldo que lo cubre tres frases en inglés que me han llamado la atención,
especialmente una: “All we need is love” (Todo lo que necesitamos es amor),
parafraseando la canción de The Beatles “All you need is love”, “Follow your
dreams” (Sigue tus sueños) y “I am not perfect but real”( No soy perfecto sino
real).
Me ha llamado la atención como digo sobre todo la
última: No soy perfecto sino real. Todos buscamos un ideal de perfección en el
otro y nos encontramos con un cúmulo de defectos porque no somos perfectos sino
reales, seres perfectibles, es decir, con capacidad de mejora. Sólo podemos
ajustarnos a la realidad que tenemos y a la que somos.
Siempre fallamos en algo. Queremos alcanzar la
perfección, pero nos encontramos con numerosos obstáculos que nos impiden hacer
realidad todos nuestros sueños, fantasías e ideales.
Siempre estamos en el “camino de perfección” de
Fray Luis de León, camino de perfección que no se termina nunca. Dura toda la
vida y no concluye con la muerte.
¿Es perfecto, por ejemplo, Kirk Douglas que acaba
de cumplir 100 años? No. Aún le quedarán cosas que aprender. Tal vez lo que no
le queden sean fuerzas, pero ése es otro tema. La cuestión es que su camino de
perfección aún no ha terminado y continuará tras la muerte, que espero le
llegue tarde.
Hay personas muy maduras con 20 años y personas que
alcanzan la senectud y apenas han aprendido a madurar en la vida. No siempre la
edad avanzada es sinónimo de madurez. No tienen que ver los años, sino la
personalidad particular de cada uno.
Recordemos a grades personas muy maduras asesinadas
como Martin Luther King o Mahatma Gandhi. Ellos convirtieron sus vidas en un
auténtico camino de perfección y dieron a los demás cuanto valían de ellos
mismos.
En la relación de pareja hay un camino de
perfección recíproco. El amor debe limar asperezas y comprender y disculpar los
errores. Desgraciadamente esto es poco frecuente y es una de las muchas razones
de que existan tantos casos de divorcio. Ya casi hay más divorcios que
matrimonios y como decía el abogado que me divorció la realidad es que el amor
no suele durar siempre y acaba por morir. Sin completarse el camino de
perfección. La realidad es aplastante.
El camino de perfección también está en ser padres.
Estos deben orientar a los hijos hacia el mejor camino en la vida, hacia la aceptación
de la realidad general y de su propia realidad particular. La realidad es la
suma de ambas realidades, de la que nos envuelve con todas las circunstancias y
la íntima y personal que resulta intransferible y que vivimos diferenciada de
todo lo demás.
Los escritores (y los artistas en general) están
siempre también en ese camino de perfección, intentando mejorar lo máximo
posible. Yo lo hago con mis libros y procuro que estos sean cada vez lo mejor
posible. Es una tarea dura porque hay que subir de calidad, mejorar con mucho
trabajo y trabajar con un gran esfuerzo para que los libros que publique sean
cada vez mejores.
La relación con Dios es uno de los casos más claros
de “Yo no soy perfecto sino real”. Dios debe aceptarnos como somos como Padre
nuestro que es y disculpar nuestros múltiples defectos y a través de esa
disculpa ir superándonos y mejorando cada día, mejorando nuestra realidad,
nuestro universo interior y el universo exterior, con la ayuda y el apoyo
siempre de Dios.
La relación con Dios tiene mucho de ansiedad porque
todos los creyentes estamos deseando conocerle y eso sólo se consigue tras la
muerte, aunque se viva intensamente la relación terrenal con Él. Es una vida de
espera permanente, continua, en la que gritamos a los cuatro vientos “soy
real”. Recordemos a Santa Teresa de Jesús: “Vivo sin vivir en mí y tan alta
vida espero que muero porque no muero”. Todos habréis leído alguna vez esa cita
de unos de sus libros donde habla de la ansiedad por encontrarse con Dios, de
la ansiedad por vencer la realidad y asir la divinidad.
La realidad es la aceptación de lo que somos y la
voluntad de mejorar cuanto podamos. Eso hizo Santa Teresa dedicándose a la
oración y a la entrega a los demás. Hay tantos caminos como personas y a cada
una le costará su propia energía, pero el camino merece la pena porque el
triunfo es casi seguro.
La realidad es el reconocimiento de que no somos
perfectos sino perfectibles y de que siempre tenemos algo que aprender. Por eso
no somos perfectos, sino reales porque existimos y estamos en un permanente camino de perfección. No
debemos rendirnos. Tenemos que seguir siempre adelante, aceptando nuestra
realidad como algo que es y que somos, y no dejarnos vencer por las múltiples circunstancias
negativas que nos iremos encontrando en el camino. Nadie ha dicho que el camino
de perfección sea fácil. Pero es placentero el camino. El viaje de
perfeccionamiento hay que disfrutarlo y sentirlo como algo muy propio para
decir siempre orgullosos que “no somos perfectos, sino reales”.
No sé a quién se le ha ocurrido poner este cartel
en el bar, pero ha tenido una idea brillante que ha dado para este artículo
sobre una de las cosas que más preocupan al ser humano: la aceptación de la
realidad y la mejora permanente del camino de perfección. Si estáis en ese
camino os animo a que no desfallezcáis, a que tengáis siempre fuerzas para
seguir adelante y no veniros abajo. Y si eso ocurre levantad la cabeza y
deciros palabras de aliento para que ninguna fuerza negativa dé con vosotros en
el suelo. Salud y suerte.
José Cuadrado
Morales
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2 comentarios:
Gracias por tus palabras. Aceptarnos como somos y seguir hacia delante a veces es todo un reto. Seguiremos en ello
Gracias queridos amigos de Rentería por vuestro habitual comentario a otro de mis artículos, el titulado Soy real. Me animáis a seguir adelante y a no dejar nunca este lugar de encuentro que es la palabra escrita. Un cordial saludo de José Cuadrado.
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