viernes, 24 de octubre de 2014
TU TAMBIÉN PUEDES VENCER LA DIPSOMANÍA
Durante un largo tiempo de mi
vida fui víctima del alcohol. No fui nada original en los motivos o razones
para entregarme a esa muerte lenta que supone el alcohol. Me separé de mi mujer
en 1992 y me divorcié de ella en 1993. Fue un golpe tremendo para mí y me dejó
completamente destrozado. Además estaba mi hijo pequeño de sólo dos años. No
podía soportar su sufrimiento. Me consideraba responsable del mismo y quería
evitarle cualquier padecimiento, cosa que era imposible porque era una persona
distinta a mí. Como consuelo de tanto dolor me di al alcohol.
Yo trabajaba entonces en la Junta de Andalucía como
auxiliar administrativo. Me dieron la baja por un trastorno ansiosodepresivo.
Estuve mucho tiempo con la Incapacidad
Laboral Transitoria, después pasé a la Invalidez Temporal
y finalmente a la Invalidez Permanente
Total, en la que estoy ahora mismo.
Cobro una pensión por el tiempo que coticé
en la Consejería
de Economía y Hacienda y en otros sitios que había trabajado anteriormente.También trabajaba entonces
con la colaboración de un artículo semanal en un periódico de la comarca del
Bajo Llobregat, concretamente el pueblo de Sant Boi de Llobregat, Barcelona.
Había perdido la ilusión de escribir. El alcohol me daba las fuerzas necesarias
para escribir mi artículo semanal.
Yo todos los días iba al
supermecado Día a comprar una botella de whisky, normalmente de la marca
Ballantine´s. Me la iba bebiendo poquito a poco en chupitos hasta que me
colocaba y me desinhibía y me entraban unas ganas enormes de hacer cosas, en
este caso escribir los artículos. A veces escribía un artículo en diez minutos
en una máquina manual olivetti. Iba a toda velocidad. Y a veces dos artículos
seguidos gracias a la desinhibición del alcohol. Después entraba en fase
depresiva y hasta me tiraba en el suelo y me quedaba dormido. Era un fardo
tirado en suelo frío que ya no servía para nada.
Durante el día iba a diversos
bares ubicados en los mismo sitios: Avda. de la
Cruz Roja , Calle Jorge de Montemayor, Calle
Doctor Jiménez Díaz, etc… Ya cuando entraban me ponían la copa por delante, lo
cual era un suceso ciertamente triste y parcialmente humillante. Pero ya me
conocían y sabía que sólo tomaba anís, cognac o sol y sombra, es decir, mezcla
de anís y cognac.
No tomaba medicinas de
nervios entonces porque me daban muchos efectos secundarios. Tuve esa suerte
porque la combinación del alcohol y los barbitúricos podría haber sido fatal
según me dijeron los médicos.
No sabía nadie de mis
andanzas con el alcohol con detalle, sólo mi médico de cabecera. A él le
escribía con frecuencia cartas muy largas donde le contaba todo lo que me
pasaba con el alcohol. Él me llevaba con frecuencia a su cortijo para montar a
caballo y distraerme. Y olvidarme un poco de todo lo relacionado con el
alcohol. Le estoy infinitamente agradecido.
Iba con mucha frecuencia al
Centro Comercial Los Arcos. Allí me tomaba normalmente sol y sombra. Recuerdo
que acababa tan mal que me tiraba al suelo en los servicios o en la zona de
gerencia. Un día me caí por las escaleras de piedra que dan a las taquillas de
los cines. Me fracturé un hueso del pie izquierdo además de un esguince. Lo
pasé muy mal. Tuve que hacer rehabilitación durante mucho tiempo. A pesar de
ese sufrimiento no dejé el alcohol.
Perdía la memoria de las
cosas que hacía y algunas eran malas.
En 1996 o 1997 entré al parecer, porque
yo no lo recuerdo, en casa de mi ex y rompí todas las fotos de boda que había
porque me parecían un acto de hipocresía tremendo por su parte. Yo tenía
todavía llave de su casa. Después hurté en Toys”r”us un juguete para mi hijo en
1999. Lo recuerdo porque guardo el ticket de la compra que me obligaron a hacer
como castigo en lugar de denunciarme, cosa que agradezco. Guardo el ticket para
que no vuelva a repetir mis aventuras con el alcohol. Pero no recuerdo que yo
hiciera eso en la tienda de juguetes. Y como estas cosas otras muchas en las
que mi memoria no funcionaba como lo hacía en mí normalmente.
Hubo momentos especialmente
malos en mi aventura con el alcohol, por ejemplo cuando me tomé 7 copas de
ginebra seguidas y acabé tan malo que me tuve que acostar. Afortunadamente no
me dio por el tequila ni el vodka, que tienen más grados. Lo pasé muy mal con
la ginebra, que dicho sea de paso me daba asco pero tenía que beber alcohol
para estar bien aunque después estuviera mal.
A veces no tenía ninguna
bebida y recurría a colonia o a alcohol para curas, tal era mi desesperación.
Me daba fatiga, pero lo hacía. Lo pasaba muy mal y veía que las cosas iban a
peor y tenía que cambiar cuanto antes porque llevaba muy mal camino.
Y tomé en el año 2000, el 14
de febrero, la decisión de dejar el alcohol. Yo no había ido a Alcohólicos
Anónimos ni a ningún sitio ni me había puesto en tratamiento de ningún tipo. Me
acuerdo del día por ser San Valentín y del año porque fue el año en que empezó
a repartirse la prensa gratuita 20 minutos. Fui al bar La Tasca del Gordo y me tomé la
última copa de anís. Y no he vuelto a probar una copa desde entonces.
Llevo 14
años sobrio y me encuentro muy bien. Ahora tomo medicinas de nervios que me
ayudan a tirar para adelante a pesar de los efectos secundarios.
Ahora brindo en Navidad y en
todas las celebraciones importantes que tenemos mi hijo y yo en el restaurante
chino de la Avenida
de Miraflores con bebidas sin alcohol, como por ejemplo licor de manzana sin
alcohol o champán para niños sin alcohol. Y me va muy bien. No echo de menos
para nada el alcohol ni he hecho más barbaridades como por entonces.
Siempre me acuerdo de la película Cuando un hombre
ama a una mujer. La alcohólica es una mujer que lo pasa francamente mal. La
actriz es Meg Ryan. Ella sí va a Alcohólicos Anónimos y la ayudan a superar su
adicción. Películas sobre el mundo del alcohol hay muchas como Días sin huella
de Billy Wilder con Ray Milland de protagonista. Una película de lo mejor que
se ha hecho sobre los estragos del alcohol.
Tú también puedes vencer al
alcohol. Es cuestión de echarle la voluntad que yo le eché. Tuve el coraje de
pasar 8 años muy malos pero ya llevo 14 años buenos donde el alcohol ha
desaparecido definitivamente de mi vida. Y además el dinero que me ahorro
porque me gastaba mucho dinero con el alcohol, tanto las botellas como las
copas sueltas.
Años después de dejar el
alcohol me ingresaron en observación pos una piedra en el uréter derecho. Me
hicieron una endoscopia y el médico me dijo si yo había sido bebedor. Le
pregunté por qué y me dijo que tenía unas manchas en el hígado. No recuerdo su
nombre técnico. Me dijo que no había problema mientras siguiera sin beber, pero
si seguía bebiendo iba a una muerte segura.
Aquello me impresionó y
valoré mucho más el gesto que tuve de dejar valientemente el alcohol, que no
soluciona ningún problema, sino que al contrario genera problemas nuevos. Tengo
el hígado afectado, pero si no vuelvo a beber no me pasará nada.
Ésta es mi historia
sinceramente contada. Y breve por que
8 años dan para mucho. Espero que le sirva a alguien y que alguno de vosotros
deje el alcohol para poder llevar una vida decente y con calidad. Salud y
suerte.
José Cuadrado Morales
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8 comentarios:
Qué valiente has sido escribiendo sobre ello. No ha sido nada facil tu camino, pero gracias a él ahora puedes empezar otro recorrido y sobre todo servir de ejemplo a gente que puede estar en esa situación de tu pasado que tan bien describes. gracias por contarlo.
Momentos duros llenos de tristeza y soledad. Lo positivo, que lo has superado y que para escribir tan bien como lo haces no necesitas ya ningun estimulante. Enhorabuena
Gracias por compartir tu historia, José. Seguro que le sirve a otras personas que están pasando o han pasado por alguna situación parecida a la tuya. Suerte, ánimo y a seguir luchando. Un abrazo
Valiente, si señor.
No ha sido nada fácil mi camino, pero lo he superado y espero seguir trabajando para no caer nunca más en el alcohol ni ninguna droga. Gracias por tu apoyo. José Cuadrado.
Gracias por tu apoyo y por decirme que escribo bien. Lucho cada día para ello y espero no descansar. Gracias de corazón. José Cuadrado.
Gracias por tu apoyo y por decirme que soy valiente al compartir mi historia personal con los demás, con toda sinceridad. Un abrazo. José Cuadrado.
Gracias por decirme que soy valiente. Era mi intención principal al escribir mi artículo. Un abrazo muy fuerte. José Cuadrado.
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