jueves, 4 de abril de 2013
CRITICA DE CINE
Los amantes pasajeros
Lo primero que llama la
atención de Los amantes pasajeros es el título, todo un hallazgo porque juega
con la ambivalencia de la palabra pasajeros: viajeros de un avión y cosas que
pasan rápidamente, como todo lo que ocurre en el avión de la película. Y
amantes porque casi todo el mundo acaba haciendo el amor en esta película loca,
sobre todo en la clase business, la más cara, aunque también hay una escena de
sexo en la clase turista que comentaré más adelante.
Los amantes pasajeros se
aleja de los dramas desgarradores últimos de Almodóvar Los abrazos rotos y La
piel que habito (película que he visto recientemente y que no me ha gustado
mucho porque tiene un guión a mi juicio farragoso y un poco lioso o confuso,
cosa rara en Almodóvar que suele cuidar al máximo los guiones) y se acerca más
a las comedias disparatadas como Mujeres al borde de un ataque de nervios del
año 1988, que le valió su primera nominación al óscar a la mejor película de
habla no inglesa, que casi consigue. Es decir, encontramos en esta película una
vuelta a las películas alocadas de la etapa de la movida madrileña como
Laberinto de pasiones y ¿Qué he hecho yo para merecer esto? , que culminarían
con la para mí obra cumbre de Pedro Almodóvar como es Matador, película que
trata sobre el amor, la pasión y la muerte (los mismos temas que trato yo en mi
nuevo libro de poesía, el decimoprimero, titulado Pasión o espontaneidad).
El argumento de los amantes
pasajeros es bien simple como en toda buena comedia: unos variopintos pasajeros
viajan en un avión de la compañía (ficticia) Península a Ciudad de Méjico con
una excéntrica y esperpéntica tripulación, de la que hablaré más adelante. Ya
en el aire se enteran de que el avión sufre una avería, concretamente un fallo
en uno de los trenes de aterrizaje. En esta situación de angustia y pánico lo que hacen los pasajeros
de la clase business es abrir sus intimidades. Esta catarsis, contada mediante
una comedia negra disparatada, llevará a los pasajeros a enfrentarse a sus
infiernos más fuertes, que son los que tienen dentro de sí mismos. Y eso es
todo. Una idea sencilla para una película casi redonda y muy buena.
El reparto es coral,
berlanguiano. Si el guión lo firmara Rafael Azcona podría tratarse de una
película del gran y ya fallecido Luis García Berlanga. Y es que Pedro Almodóvar
bebe en la fuente de los clásicos y esta película es un buen ejemplo. Destacan
en primer lugar las azafatas y los pasajeros de la clase más barata, la
turista, que están todo el tiempo dormidos porque han sido sedados con una
sobredosis de ansiolíticos y somníferos (algo muy del humor almodovariano y
berlanguiano). Su presencia es episódica excepto por la escena de sexo que
insisto ya contaré más adelante. Después están los tres azafatos gays de la
clase business, que llevan en gran medida el peso de la película, por lo que
podríamos hablar perfectamente de una película gay o marica. Los tres interpretan
una escena musical desopilante, descacharrante, hilarante. Sólo por ver esta
escena merece la pena pagar la entrada y ver la película. Uno de los azafatos
gays es Javier Cámara, que ya ha trabajado con Almodóvar en películas como
Hable con ella, donde hacía un gran papel. Aquí tiene una relación homosexual
con uno de los pilotos que está casado porque es bisexual y se ha prometido que si el avión aterriza sin consecuencias
vivirá su relación homosexual abiertamente y dejará a su mujer, que está al corriente
de la infidelidad de su marido.
Después están los pilotos:
Hugo Silva (con una carrera cada vez más emergente en el cine desde que saltara
a la fama con la serie de Antena 3, ahora Atresmedia, Los hombres de Paco, aquí
en su primera colaboración con Almodóvar) y Antonio de la Torre (que desde que dejó el
mundo del periodismo no para de hacer películas, muy distintas, desde Gordos
hasta Invasor, pasando por esta Los amantes pasajeros. Ya trabajó con Almodóvar
en una de sus mejores películas, Volver, como marido de Penélope Cruz. Es el
piloto bisexual al que me refería antes).
Están después los pasajeros
de la clase business, todos individuales. No hay ninguna pareja al principio.
Destaco a Miguel Ángel Silvestre (que saltó a la fama con la serie de Telecinco
Sin tetas no hay paraíso y ahora tiene una carrera cada vez más emergente en el
cine. Es su primera colaboración con Almodóvar), Guillermo Toledo (actor más veterano, en su también primera
colaboración con Pedro), Lola Dueñas (que tiene un papel de mucha presencia en
la película: una virgen que quiere perder su virginidad porque piensa que el
avión va hacia un desastroso accidente. Perderá la virginidad con un pasajero
de la clase turista aprovechando su estado de sedación. Es la escena de sexo a
la que antes me refería. Después formarán una pareja estable) y Cecilia Roth (
la más veterana en su séptima colaboración en las 19 películas de Almodóvar.
Interpreta a una experta en bondage que tiene mucha información sobre altos
cargos del poder. Precisamente en el avión hay un pasajero que es un asesino a
sueldo cuya misión próxima es matarla. Pero acabarán haciendo el amor y
formando otra pareja estable más en este loco avión).
Después están finalmente los
actores que están en tierra pero que inciden sobremanera en lo que pasa en el
avión. Destaquemos a Carmen Machi, la
Aída de la serie de culto de Telecinco, y a Antonio Banderas
y Penélope Cruz, juntos por primera vez en el cine, que hablan un andaluz muy
cerrado y que aparecen en una sola escena pero de gran trascedencia porque en
ella provocan el fallo del tren de aterrizaje de avión que determinará todo lo
que ocurrirá en el aparato después.
En los aspectos técnicos todo
está medido: el guión, obra de Almodóvar, que siempre firma el guión de todas
sus películas, como Woody Allen entre otros, un clásico de nuestro tiempo. Ya
digo que Almodóvar bebe en la fuente de los clásicos. Después destaco a José
Luis Alcaine en la fotografía, José Salcedo en el montaje, Alberto Iglesias
(cada vez más hecho y maduro) en la música y Agustín Almodóvar en la
producción. Como anécdota diré que el productor, hermano de Pedro, realiza un
cameo como miembro de la Torre
de Control del Aeropuerto de la
Mancha donde el avión aterriza sin consecuencias. Suele
aparecer en las películas de su hermano, como La piel que habito, aunque no en
todas.
Destaquemos la labor del
montador por su dificultad porque la película se desarrolla en un 90% en la
clase business del avión y tiene que aprovechar los estrechos márgenes
espaciales de que dispone y todos los encuadres y ángulos posibles de la
cámara. Es muy difícil montar la escena musical de los tres azafatos maricas.
Un bien muy grande para José Salcedo. Hay clásicos donde la situación tiene
lugar en un espacio reducido, como La soga de Alfred Hitchcock. Aquí el espacio
es una casa y más concretamente el comedor donde tiene lugar la cena y donde se
descubre a los postres el asesinato que ha tenido lugar horas antes. Vuelvo a
decir que Pedro bebe en los clásicos.
La película dura 90 minutos
exactos. Es algo que siempre tiene muy en cuenta Almodóvar: que sus películas
no sean largas. Nunca aburrirán porque se extiendan más de la cuenta. Además
aquí el tiempo del reloj coincide con el tiempo real de la acción de la
película como ocurría en Sólo ante el peligro de Fred Zinneman o en la propia
La soga que he reseñado antes. Nuevamente Almodóvar bebiendo en los clásicos
como profundo cinéfilo que es.
Como anécdota diré que el
avión se montó a partir de numerosas piezas traídas de diversos sitios en un
hangar durante tres meses. Supongo que Pedro quería controlar al máximo todos
los aspectos de la producción.
También hay que destacar los
títulos de crédito, que me recuerdan La pantera rosa de Blake Edwards o al gran
Saul Bass, el más grande creador de títulos de crédito de la historia del cine.
Aquí los títulos de crédito no se limitan a poner todos los nombres sobre fondo
negro sino que tiene colores vivos como el amarillo, el naranja, el rosa, como
en la cartelera de la película, y también introduce formas animadas. Es raro
que hoy día se cuiden tanto los títulos de crédito.
Digamos que se trata de una producción
de 2013 y que no está recomendada para menores de 16 años, por lo que se pierde
a un sector del público juvenil de gran calado.
La película cuenta con la
colaboración de Televisión Española y Canal Plus, con la publicidad añadida que
eso supone, aunque el nombre de Pedro Almodóvar ya vende bastante por sí mismo.
Y la distribuidora es la Warner ,
lo que garantiza que la película llegue a la mayor parte del mundo.
Para concluir aconsejo que
vayan a ver la película. Pasarán un buen rato en esta época de crisis y
penurias anímicas varias. Es muy buena y le concedo cuatro estrellas. Pero no
se den prisa porque lleva varias semanas liderando el taquillaje en las
carteleras sevillanas. Disfrútenla y pásenlo bien. Salud y suerte.
Calificación:
José Cuadrado Morales
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