
-¿Es usted el propietario de la casa?
- Si, soy yo, ¿Por qué?
-Vera, mi nombre es Verónica y soy comercial de una empresa de telecominicaciones. ¿Le importa que le haga unas preguntas? Serán tan solo cinco minutos
Me vi en un aprieto. La chica había sido educada y la verdad que no tenía pinta de rollo. Yo tampoco estaba muy conforme con la compañía que teníamos de Internet. Esto ya lo habíamos hablado Sonia

Ella empezó a comentar las ventaja que tenía la televisión por cable de fibra óptica. Yo apenas la escuchaba. Me fijaba en sus medias de licra y en las curvas de sus piernas que eras como serpientes que danzaba al compás del sonido de sus labios, ella insistía en el canal de ficción y yo en sus pantorrillas. Ella me ofrecía un canal de películas de acción en exclusiva para los socios de Space Vision, que emitía películas dos meses después de ser vista en la gran pantalla, y yo apreciaba sus cimbreantes caderas de ninfa del paraíso, me estaba acelerando por minutos. Cuando llegamos a l

Pasamos a Internet, ella me estuvo hablando de los megas de velocidad, del ruter y de las cualidades técnicas, también me hablo del precio, y fue ahí donde yo metí la pata, claro como tenía el calentón que tenía interprete mal un gesto que ella hizo y entendí que estaba dispuesta a mantener una relación. Le dije que si quería ver internet que lo tenia en mi cuarto. Entramos y cuando lo hicimos me tumbe en la cama y le dije que yo también lo estaba deseando. Entonces ella me dijo: ¡pero que haces gilipollas! Y cogió un jarrón de Sonia y me lo lanzó. Este rebotó contra la pared y se rompió, cayendo los pedazos en la cama. Cogió sus cosas y se marchó
Ahora me siento como un verdadero gilipollas. No se que decirle a Sonia sobre su jarrón y no se que decirle al alguien de Space Vision si vienen a preguntarme. Hice el capullo.
1 comentario:
Todos los hombres somos iguales, nos da el calenton y babeamos por la más leve insinuación.
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