miércoles, 25 de abril de 2018
LA CLINOFILIA
Hace escasas fechas fui a una
revisión rutinaria con mi psiquiatra en María Auxiliadora. Ya
sabéis: contar cómo me siento, los cambios que ha habido en la
evolución de la enfermedad, la posible modificación de los
medicamentos, etc. Nada desconocido.
Esta psiquiatra nueva que
tengo posee una buena virtud: me da siempre un informe para mi médica
de cabecera para que ella sepa de primera mano cómo voy
evolucionando. Pone una explicación de mi proceso y en esta ocasión
me ha aumentado un poquito la medicación, concretamente del
antidepresivo escitalopram, de 30 a 40 mg porque me ha encontrado un
poquito peor y lo ha considerado oportuno.
Me parece perfecto este
informe que elabora mi psiquiatra porque así lo tiene más fácil mi
médica de cabecera. Y es también más cómodo para mí porque no
tengo que repetirlo todo.
Cuando leí el informe vi que
había añadido una palabra nueva desconocida para mí; clinofilia. Y
lo primero que pensé fue: ¡Dios mío no, una patología nueva! Es
lo primero en lo que pienso cuando veo algo desconocido para mí. Y
ya tengo bastante con lo que tengo.
Decidí preguntarle a mi
psiquiatra en qué consistía la clinofilia y me explicó que es
acostarse y tener dificultad para levantarse y hacer una vida normal.
Entonces lo comprendí porque yo le había explicado que durante
varios días había estado en la cama con cierta dificultad para
levantarme incluso para comer y hacer mis necesidades básicas. No
era una cosa nueva para mí. Es algo muy antiguo y que he hecho sobre
todo en tiempos pretéritos. Antes me podía meter en la cama varios
días y sólo salía para comer e ir al servicio. El cuerpo me pesaba
un montón. Parecía plomo. Padecía clinofilia, pero nunca nadie me
lo había explicado por esa actitud críptica que adoptan muchas
veces los médicos como si los conocimientos fueran sólo para ellos.
Ahora afortunadamente es muy
raro que me pase. Me ocurre en momentos puntuales y no suelo estar
mucho tiempo. Es molesto porque te sientes terriblemente incómodo
porque todo se torna dificultad, un problema.
La clinofilia es una forma de
intentar superar u olvidar o postergar los problemas. Uno se refugia
en el sueño para ver si los problemas desaparecen y muchas veces lo
que ocurre es que empeoran. O si no desde luego no desaparecen.
Esto me recuerda una canción
muy conocida del cantautor Javier Krahe titulada El lirón. Es la
historia de un lirón que se pasa una estación entera durmiendo por
hibernación. Durante este tiempo de sueño resulta que van talando
su bosque entero y hasta destruyen su madriguera. Cuando despierta no
tiene nada: ni bosque, ni madriguera, ni sustento ,nada. Y dice la
canción que le ha salido al lirón muy cara la estación que ha
dormido.
Pues eso he comprobado yo: que
no por dormir desaparecen los problemas. Al contrario a veces como en
el caso del lirón aumentan. Y es una pescadilla que se muerde la
cola porque el cuerpo se va volviendo cada vez más pesado y cuesta
precisamente cada vez más levantarse de la cama. Y a veces comes en
ella y te lavas en ella. Yo lo he vivido y no quiero repetir. Es un
sufrimiento añadido al sufrimiento de la enfermedad principal. Es
una paradoja.
La clinofilia no debe
confundirse con otras cosas que pueden tener concomitancias. Por
ejemplo: las terapias del sueño. Éstas muchas veces se utilizan con
fines terapéuticos en procesos, por ejemplo, de estrés extremo para
inducir al paciente a un sueño profundo durante cierto tiempo para
su curación. Aquí se está acostado y durmiendo pero es para curar
una patología. La clinofilia no cura ninguna patología, sino que
puede agravarla. A mi hermana mayor la curaron una vez con la terapia
del sueño inducido y quedó fenomenal.
También hay que tener en
cuenta otras cosas que se parecen a la clinofilia, pero que no son
clinofilia. Por ejemplo: lo que me pasa a mí. Yo padezco de
trastorno de ansiedad y muchas veces la ansiedad es tan grande que
tengo que tomarme un ansiolítico y un hipnótico o inductor del
sueño y acostarme para superar la ansiedad. Cuando despierto estoy
nuevo. He superado la ansiedad y me levanto normalmente para hacer
todas mis cosas diarias. Es una terapia como la terapia del sueño.
No es clinofilia porque no siento impotencia para levantarme. Me
levanto con ilusión, con ganas de vivir y hacer cosas.
Me pasó ayer domingo (ya
sabéis mi fobia a los fines de semana). Estaba mal en mi sillón
azul y aumentaba la ansiedad por momentos y a eso de las 9 de la
noche me tuve que acostar con un alprazolam de 1 mg y un lormetazepam
de 2 mg. Me dormí pronto y, aunque me he despertado varias veces y
he tenido sueños incómodos, me he levantado nuevo, he hecho mis
cosas habituales, he venido a la Ura, he hecho ya relajación y estoy
escribiendo mi artículo semanal para el blog. Es una terapia que
funciona muy bien y que a veces tiende a confundirse con la
clinofilia, pero que no es clinofilia.
Defiendo meterse en la cama
cuando hay que curar un cuadro de ansiedad o un problema de estrés
máximo o cualquier otra patología que sí se cure por el sueño. No
defiendo la clinofilia porque es un padecimiento añadido a la
enfermedad que de por sí ya se padece.
Hay que ser muy fuerte para
soportar la clinofilia. El cuerpo pesa tanto. Cuesta moverse en la
cama, desplazarse por ella, poner los pies en el suelo. Es un
sufrimiento enorme. Cuando me levanto ahora por las mañanas lo hago
con ilusión, con ganas de vivir el día a día, de enfrentarme a mis
obligaciones cotidianas, a las circunstancias que la vida me propone.
Ahora en Semana Santa por
ejemplo he estado haciendo fotos a las imágenes en las iglesias para
enviárselas por whatsApp a mi hermana pequeña que padece esclerosis
múltiple y no puede desplazarse a las iglesias. Yo he querido ser su
cámara para que no se perdiera la Semana Santa.
Y lo mismo voy a hacer en la
Feria: le voy a hacer fotos a los cacharritos, al Circo, a las
casetas, al paseo de caballos, a todo para que mi hermana no se
pierda nada de nada. Eso me mantiene con ilusión y con ganas de
luchar y de vivir. De ambas cosas.
Me ha dolido que mi psiquiatra
ponga clinofilia en el informe para mi médica de cabecera. Debo de
haberme explicado fatal. Es que me pongo un poco nervioso con los
psiquiatras. He transmitido algo que no quería. Yo ya no me quedo en
la cama. Me meto en la cama por mi ansiedad para superarla y la
supero, que es distinto. NO es clinofilia. A lo mejor ella ha
considerado que sí. Si es así no lo comparto. Difiero de su
diagnóstico como le comenté a mi médica de cabecera. Yo a ella le
cuento la verdad con menos nerviosismo que a mi psiquiatra, que es
una bellísima persona, pero no me extraña que haya entendido una
cosa equivocada por culpa de mis malditos nervios.
Yo lo que quiero es que en
este artículo quede clara la clinofilia. Creo que con los ejemplos
ha quedado suficientemente clara. Es una patología bastante
frecuente, que afecta mucho a personas con depresión que tienden a
meterse entre las sábanas sin ganas de nada. Yo no quiero saber nada
de la clinofilia. No quiero volver a aquellos tiempos pasados que
fueron tan malos para mí. No quiero volver para atrás. Prefiero
tener crisis de ansiedad y acabar con ella con unas horas de sueño y
ya está. Está bien la combinación de un ansiolítico y un
hipnótico. Te quedas como nuevo, como si estuvieras estrenando
cuerpo.
Creo que con este artículo he
dado a conocer al gran público una palabra muy desconocida:
clinofilia. Una palabra que encubre una patología muy frecuente. De
eso tratan mis artículos: de divulgar conocimientos, de aumentar la
información que los demás tienen sobre los problemas que padecen
los enfermos mentales, expresión que tampoco me gusta nada pero así
nos entendemos todos.
Muchas gracias por vuestra
comprensión y como siempre digo salud y suerte amigos.
José
Cuadrado Morales
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