viernes, 21 de octubre de 2016
MECHANIC: RESURRECTION
Estamos ante una coproducción de Estados Unidos y
Francia del año 2016 dirigida por Dennis Gansel y protagonizada por Jason
Statham, Jessica Alba, Tommy Lee Jones y Michele Yeoh. Es claramente una
película de acción y el espectador que va a ver la película sabe lo que se va a
encontrar, por lo que resulta imposible que se sienta engañado al final de la
misma. Tiene también elementos de thriller. Dura una hora y 39 minutos, tiempo
que no se hace en absoluto largo porque la acción es continua y el director
sabe mantener en todo momento el pulso de la cinta. Insisto: es una película de
acción y en ese sentido cumple todos los objetivos. No pidamos filigranas
artísticas ni tratados de filosofía. Para eso ya están otras cintas. Por la violencia
que se desarrolla a lo largo de toda la cinta no está recomendada para menores
de 16 años.
En cuanto al argumento hay que decir que es la
historia de Arthur Bishop, interpretado por Jason Statham, que ve cómo alguien
de su pasado le obliga a trabajar como asesino a sueldo de nuevo. Bishop se
enfrentará a una lista de asesinatos casi imposibles a contrarreloj para salvar
al amor de su vida. Como verán una trama sencilla y mil veces vista en el cine.
Nada de originalidad. Lo que vale únicamente es la acción y el ritmo trepidante
de la cinta. Esto es lo que cuenta y el director insisto que no engaña a nadie.
La frase publicitaria de la película es: “La
venganza es un negocio peligroso”. Y de eso va la película: de venganza que
justifica numerosos asesinatos y una acción sin respiro.
La persona del pasado de Bishop es Crain. Es quien
le propone los asesinatos. Estuvieron juntos en un orfanato. Bishop consiguió
huir dejando atrás a Crain. Por eso éste se siente traicionado y como venganza
se promete a sí mismo matar a Bishop y a su novia (a la que tiene secuestrada)
cuando cometa los 3 asesinatos que le encargará. Bishop no tiene más filosofía
que la eficacia y el cumplimiento de su obligación como asesino a sueldo, más
ahora que su novia está secuestrada y corre peligro su vida.
Gina es la novia de Bishop y conduce precisamente
un centro para niños sin hogar en Camboya, lo que recuerda el pasado de interno
de Bishop.
Éste vive en Río de Janeiro, Brasil. Allí vive un
retiro dorado después de los asesinatos cometidos en la primera película
digamos de esta minisaga. Tendrá que dejar su retiro para cometer los
asesinatos.
Para planificar los asesinatos Bishop y Crain se
reunirán en Bangkok, Tailandia y allí deciden todo lo que tiene que ver con las
muertes.
La primera es la de Marlon Kril, máximo traficante
de armas de África. Todo un señor de la guerra. Está en una cárcel de Malasia
rodeada por tiburones. Es imprescindible que los asesinatos parezcan
accidentes. No detallaré nada respecto a las muertes para no desmenuzar en
exceso el argumento de la cinta.
La segunda muerte es la de Adrian Cook, jefe de un
imperio de minerales. Empezó con el tráfico sexual de mujeres. Vive en Sydney,
Australia, en el ático de un enorme edificio. En Sydney está también Crain.
Insisto: dejo de los detalles para los que vayan a ver la cinta.
La muerte tercera es la de Max Adams, interpretado
por Tommy Lee Jones, actor que últimamente trabaja poco y aquí tiene un papel
secundario. Es un traficante de armas de Estados Unidos. Bishop no lo matará
porque ha comprendido que lo que quiere Crain es eliminar a sus rivales en el
mundo del hampa, del crimen, y porque sabe que al final les matará a él y a su
novia como venganza por haberlo abandonado en el orfanato. Lo dicho: la venganza
es un negocio peligroso, más cuando se está tratando con un criminal tan
perfecto como Bishop, auténtica máquina de matar.
Lo que hará Bishop es matar a Crain, algo para lo
que no tendrá remordimientos de conciencia ninguno. Gina volverá a Camboya y
Bishop dejará su retiro en Río de Janeiro para reunirse en Camboya con su
novia. Cuando se encuentran es el único momento de la cinta en que Bishop
cambia su rictus serio por un semblante más relajado y un asomo de sonrisa.
Podemos decir que Bishop es un McGyver del
asesinato: conoce todos los trucos más ingeniosos para matar y colarse en todos
los sitios más aparentemente inexpugnables.
Estamos, pues, ante una película de acción pura y
dura, que no da respiro, secuela de Mechanic, emitida recientemente por televisión
en Antena 3 al haberse estrenado esta segunda parte, que es como la
resurrección de Bishop después de un aparente retiro. Tuvo éxito la primera
parte y al final los guionistas se han inventado una nueva historia que
justifique la segunda parte. Vuelvo a insistir que no busquen en la película
filosofía y trascendencia. Sólo muerte y destrucción. Únicamente.
Cine puramente comercial, perfectamente respetable.
Cine sin pretensiones, funcional, donde se enseñan mil formas de matar y donde
se dan todos los tópicos posibles, desde
que ni una bala roza al héroe a, por ejemplo, que el chico salva al final a la
chica, algo que se sabe ocurrirá desde el principio de la cinta.
En la película hay buenos actores como Tommy Lee
Jones (ganador de un óscar al mejor actor secundario por El fugitivo de Andrew
Davis) o Michele Yeoh, protagonista entre otras de Memorias de una Geisha. Son
sin duda un reclamo de la productora para que la gente vaya a ver la película.
Suele ocurrir en este tipo de cine para justificar en cierta medida su
comercialidad.
Como película de acción funciona muy bien y le
damos tres estrellas, algo que parecerá mucho a algunos por el tipo de cine que
se trata, pero no pidamos otra cosa a Jason Statham y demás compañeros de
viaje. Todos conocemos ya a este actor y conocemos pues su cine y tipo de
películas que realiza. Cine para distraerse y olvidar después la película. Cine
diversión y esparcimiento. Nada más. Y nada menos. También era cine comercial
Ocho apellidos vascos. Y es cine comercial Un monstruo viene a verme, sobre
todo porque viene acompañada por una gran publicidad. Cada género es distinto y
aquí sobran más que nunca las comparaciones. Salud y suerte.
Calificación:
José Cuadrado
Morales
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