viernes, 10 de junio de 2016
CRÍTICA DE CINE "Un doctor en la campiña"
Estamos
ante el éxito cinematográfico en Francia en 2016 con aproximadamente un millón
quinientos mil espectadores, lo que ha facilitado su salida al extranjero, su
distribución global.
Y
estamos ante una película cargada de humanidad y optimismo, un excesivo
optimismo diría yo porque los médicos parecen sacados de una película de
ciencia ficción porque su grado de humanidad parece ya de otra época, de otras
prácticas de la medicina que pertenecen más al pasado, cuando la relación entre
médico y paciente era muy personal, cosa que casi ha desaparecido con la
deshumanización progresiva del ejercicio de la medicina. Pero todavía quedan
reductos como se expresa en esta hermosa película.
Estamos
pues ante una película francesa de este año en curso que dura una hora y
cuarenta y dos minutos, tiempo que está muy bien medido. No está recomendada
para menores de 12 años, aunque la película no contiene escenas escabrosas que
puedan justificar esa calificación.
Su
género es el drama, aunque también podríamos decir la ciencia ficción por lo
que he comentado antes de la deshumanización de la medicina. Los médicos
parecen sacados de otra época donde había más personalización en las relaciones
entre médico y paciente.
El
director es Thomas Lilti y los actores principales son François Cluzet
(protagonista de la exitosa Intocable, donde hacía de parapléjico), Marianne
Denicourt (protagonista de Hipócrates, la anterior película del director,
también sobre el mundo de la medicina. Hay que tener en cuenta que el director
en la vida real tiene la profesión de médico, además de dirigir películas),
Cristophe Odent y Patrick Descamps.
En
cuanto al argumento hay que decir que todas las personas que viven en esta zona
rural, la campiña, pueden contar con Jean-Pierre Verner, el médico que los
ausculta, los cura y los tranquiliza a cualquier hora del día, los siete días
de la semana. Enfermo también Jean-Pierre (padece un tumor cerebral con
metástasis en los pulmones) acepta la llegada de Nathalie, recién salida de su
trabajo de hospital, para que lo ayude. La cuestión es si Nathalie se las
arreglará para adaptarse a esta nueva vida y sobre todo para conseguir el reto
de sustituir a aquél que se creía irremplazable, Jean-Pierre. Finalmente
acabarán por aceptarse mutuamente y formarán un excelente equipo.
Ambos
se integran bien en las costumbres locales. Recuerda vagamente esta película a
la serie de culto de televisión Doctor en Alaska, donde un médico procedente de
la gran ciudad se adapta a una pequeña población donde todos se conocen y
también se integra perfectamente con las tradiciones y costumbres populares del
lugar. En Un doctor en la campiña Jean-Pierre y Nathalie participarán, por
ejemplo, en un Festival de música country. En la larga escena del festival
sonará una bonita balada que se ha escuchado en muchas películas: Aleluya.
Jean-Pierre no baila porque está un poco deprimido por su enfermedad, que
finalmente superará con quimioterapia, sin someterse a radiación como le
propone su médico y a lo que se niega rotundamente. Nathalie sí baila con sus
conciudadanos y pacientes, especialmente con su enfermo preferido.
Y
es que tanto Jean-Pierre como Nathalie tienen
sus enfermos preferidos. En el caso de Jean-Pierre se trata de un anciano
de 92 años que está ingresado en el hospital cercano a la campiña. Hace además
algo insólito por él: se lo lleva a su casa para que tenga un final digno.
Formará un equipo de personas para cuidarlo y atenderlo en los diferentes
momentos del día: el almuerzo, la cena, el lavado, etc… Finalmente morirá en
casa de Jean-Pierre, pero lo habrá hecho de una forma digna. Lavarán su cadáver
y lo despedirán como a un buen amigo.
En
el caso de Nathalie hay dos enfermos preferidos: una chica a la que su novio la
obliga a no utilizar métodos anticonceptivos y cuando se queda embarazada la
fuerza para que aborte y ella no quiere. Y también está entre sus enfermos
preferidos un chico obsesionado con las armas y las guerras que está mal
diagnosticado. Para Nathalie padece de autismo y tiene una inteligencia
privilegiada. Con él bailará, por ejemplo, en el Festival de música country del
que he hablado anteriormente.
Jean-Pierre
y Nathalie quieren conjuntamente crear un centro de salud, para lo que reúnen a
los profesionales de la comarca. Hay discrepancias entre los que participan en
la reunión. Pretenden, entre otras cosas, atraer a la campiña, a la comarca, a
médicos europeos para darles oportunidades laborales y ampliar el número y la
calidad de las experiencias. No se llega a saber en la cinta si se crea este
centro de salud.
La
película contiene, además de Aleluya, bonitas baladas para una historia cargada
de emotividad como la que suena cuando los dos médicos protagonistas van por
una autopista en un coche con el sol cayendo, una imagen de gran belleza
cinematográfica y llena de sentimentalismo. La fotografía es muy bella y los
médicos no precisan hablar para comunicarse sus emociones y todas las cosas que
son capaces de compartir cuando al principio todo era incertidumbre sobre el
futuro de ambos, él por su enfermedad, ella por su capacidad de adaptación.
Estamos,
pues, ante una película muy bonita, muy emotiva, que nos habla de un modo de
vida que se pierde lentamente y que está cargada de buenos sentimientos.
Le
concedemos, pues, cuatro estrellas, porque es una cinta muy buena que no sé si
conseguirá tanto el favor del público como en Francia porque no se le ha dado
demasiada publicidad. Vayan a verla y pasarán un buen rato. Salud y suerte.
Calificación:
José Cuadrado Morales
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5 comentarios:
Pinta bien. Nos apuntamos la recomendación. ¡Gracias!
Gracias por vuestras ideas y consejos, a más de uno nos vendrán genial de cara a planificar el fin de semana.
Estimados amigos de Calatayud: gracias por vuestro comentario y me alegro que os apetezca ver la película "Un doctor en la campiña". Merece la pena de veras. Pasaréis un rato muy agradable con un tipo de cine amable y emotivo. Un saludo muy cordial de vuestro amigo José Cuadrado.
Estimados amigos de Rentería: gracias por vuestro comentario y me alegro mucho de que queráis ver la película gracias a mi crítica sobre "Un doctor en la campiña". Es un tipo de cine amable y emotivo que merece mucho la pena. Disfrutaréis sin duda. Un abrazo muy fuerte de vuestro amigo José Cuadrado.
Pepe, es curioso lo que comentas de la personalización de la medicina en que quiere incidir esta película. Yo hace algunos años que vivo en Sevilla y he tenido unos cuantos médicos de cabecera y te cuento que la persona que mejor me ha llevado es mi medica de cabecera actual, con la que llevo mas de una decena de años, que me conoce bien y que es la que ha hecho más méritos para que yo esté lo mejor posible. Tampoco puedo desmerecer a los anteriores pero con ella si se ha dado esa personalización de la que hablas. No se si seré uno de sus enfermos preferidos, como aparece en la película, pero siempre me recibe junto a su asistente con una sonrisa y no deja de preocuparse por mi salud. Debe ser una buena película, no se si podré ir a verla pero sería un buen momento para volver a ver una película francesa. Un saludo Pepe.
Jesús
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