
lunes, 20 de junio de 2016
TERCERA PREGUNTA.

Si se bebe tan solo una cerveza de litro, en un banco y a
escondidas del mundo, dice que no pasa nada, que él no es un alcohólico, que
todos estaban equivocados y que puede mantener su secreto sin que nadie se
entere, esta intentando engañarse, se miente a sí mismo. Si sigue bebiendo se
siente eufórico, pero cuando se acuesta vuelven los remordimientos, empieza a
darle vueltas a la cama y pide ayuda a sus seres queridos que ya están en el
cielo. Él no quiere esta vida, esta harto.
A la mañana siguiente se levanta, intenta darse ánimos y por
supuesto se promete no probar nunca más una gota de alcohol. Se lo cree tanto
que se hace una pregunta que muy pocas personas se plantean en su vida. Se pregunta
de una manera sincera y lo dice mirándose
al corazón: ¿Tienes más ganas de beber? Y la respuesta es NO. Y se responde
sinceramente, NO, pero esta promesa es vana y la enfermedad como en tantas
ocasiones le traiciona.
Y aparece la tercera pregunta; ¿Merece la pena vivir en ese círculo
en el que la conciencia es machacada por este sin vivir? Soy el mismo de
siempre pero cuando caigo en las garras del alcohol no soy capaz de salir de ellas por más que lo
intente.
Pedro.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Cuando se tiene alguna adicción es muy difícil controlarse, a mi me pasa con el tabaco pero no puedo dejarlo porque me entran ataques de ansiedad
Publicar un comentario