Me he convertido en un capullo integral. El 23 de septiembre
empecé en la facultad de periodismo el curso. Estaba entusiasmado. Iba a
aprender cosas nuevas, la universidad es una experiencia formidable para muchos
e iba a conocer gente nueva. No es que fuera a hacer de relaciones publicas
pero si cruzaría algunas palabras con otros alumnos y llegaría a tener una
relación sana con alguno de ellos. Podría tomarme un café en la cafetería,
cambiar impresiones y en definitiva mantener un
mínimo de cortesía y de cordialidad.
Pues bien, la suerte y mis habilidades de nada me han
servido. La suerte es que debido a la enfermedad en la facultad me han dado
delirios y me he encerrado en mí mismo y no podía ni pronunciar palabra sin que
esto fuera una fuente de sufrimiento.
Mis habilidades me han hecho fracasar
porque no he sido capaz de relacionarme lo mas mínimo con cualquiera de
mi clase. En principio porque todo es
nuevo y porque todas las caras de los compañeros de clase no se me quedaban. He
ido montado en el autobús y no sabía si esta chica o este chico estaban en mi
clase así que me ha dado vergüenza hablar con él y luego a resultado que sí,
que estaba en mi clase. Metedura de pata si queremos comenzar una relación de
amistad. Pero tampoco puedo achacárselo todo a la enfermedad. No todos los días
he tenido delirios ni con todas las personas
que me he cruzado.
Ahora viene aquí lo de que tengo que ser un capullo
integral. Tengo que poner una cara de sieso y de saborío que cualquiera se
acerca a mí a decirme nada. Sé que para entablar una relación hace falta un porcentaje
de cada parte. Uno pondrá más y otro menos pero los dos tienen que querer. La
diferencia de edad entre los alumnos y yo es considerable. Yo tengo 36 y allí
la mayoría tendrán entre 20 25.
Sé cómo empezar una relación. Un día le preguntas a uno aunque
sea la hora y al siguiente día comienzas
de buen rollo y le das los buenos días. Pero me he encerrado en mi torre de
marfil a cientos de kilómetros de mis compañeros que si estiro el brazo puedo
tocarlo pero que están tan lejos como si tuviera que cruzar el charco para
hablarles.
Quiero que esto cambie. Voy a poner todo de mi parte por
empezar a intentar que esto cambie y espero no tener que pasarme todo el curso
siendo el capullo integral al que no se le puede dirigir la palabra, ya por
costumbre. No estoy dispuesto a hacerme invisible rodeados de personas. La
sensación actual es incomoda y por la teoría de los vasos comunicantes, para
que una cosa cambie y mejore su correlación con el entorno hay que abrir una
compuerta para que se llene de agua el recipiente que nosotros queremos llenar.
Y si, me he escudado en la enfermedad más de la cuenta para
justificar mi comportamiento de capullo integral y esto creo que me va a causar
más problemas que beneficio y considero que si a esto no le pongo solución de
una forma drástica y certera me va a pasar factura. Así que desde estas líneas
de arrepentimiento por mi parte, si eres compañero mío de facultad, que sepas
que estoy deseando tener una relación de compañero contigo y de tomarme un café
y de que de lo que yo comprenda y pueda ayudarte te ayudare y quiero recibir lo
mismo de ti. Y poder hablar con alguien. Ya llevamos dos meses de clase y
todavía no se me el nombre más que de una compañera, que por cierto se llama
Fátima, como la virgen portuguesa que hace milagros. Pues bien yo no soy
religioso ni creo en milagros.
Creo que las cosas se consiguen con esfuerzo,
pero si tenemos que pedirle una ayudita a la Virgen de Fátima se la pedimos
como si tenemos que ponerle dos velas a san Parcacio, defensor de lo imposible.
Quizás este exagerando. Quizás me este escudando en la bromas para hacer una
metáfora de lo que necesito para que mi
actitud cambie. Pero os digo que es un verdadero sufrimiento llevarte cinco o
seis horas sin hablar con nadie, con una
mirada de soslayo y con las ganas de relacionarte de forma sana.
Así que este mensaje, que hago público desde este blog, es
como una botella con un papel de auxilio en su interior.
Si estas en periodismo
y te suena mi cara de algo ayudarme a ser mas sociable. Dice mi profesor de
sociología que mientras más amistades
tengas en la clase más posibilidades tienes de aprobar y yo en el último examen
de economía “acerté” tres de quince, es
decir falle doce.
En definitiva lo que pido no es tanto. Todos damos y recibimos en las relaciones del día a día
pero yo estoy bloqueado y me he mordido
la cola y no se salir de este bucle de castigo.
Pedro
2 comentarios:
Tu no eres nada de eso, eres una gran persona y tienes muchas virtudes que son en las que debes recrearte. Lo negativo, como su propio nombre indica, no sirve para nada. Sólo se construye con el esfuerzo, ninguna cosa está ahí porque sí. Todo ha sido pensado, elaborado y acabado por alguien que creía en sus posibilidades, como tú crees en las tuyas. Un abrazo, amigo.
Pedro, por lo pronto ya has dado el primer y gran paso de reconocer que tienes ese problema, lo siguiente es seguir a tu corazón....y por cierto has confundido a san Pancracio, patrón del trabajo con San Judas Tadeo, patrón de las causas imposibles. Animo compañero que todo se arregla.
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