lunes, 8 de julio de 2013
AUTOESTIMA Y FLEXIBILIDAD
Estoy leyendo un libro de
autoayuda que se titula El tratamiento psicológico del trastorno obsesivo
compulsivo, que es uno de mis problemas, escrito por dos psicólogos, un hombre
y una mujer, desde la perspectiva de la psicología cognitivo conductual. Tengo
más problemas como ahora contaré. Cuando caí enfermo hace ya bastantes años
confluyeron dos acontecimientos luctuosos como fueron la muerte de mi padre con
tan sólo 61 años, demasiado joven para morir, y mi divorcio. Tenía una
depresión muy fuerte y me dieron la baja en la Consejería de Hacienda
de la Junta de
Andalucía donde llevaba trabajando siete años. Estuve año y medio con la Invalidez Provisional
y durante todo ese tiempo me vieron numerosos psiquiatras y psicólogos, cada
uno con su modelo trabajo y con su tratamiento particular. Yo no seguía ningún
tratamiento correctamente primero porque era reacio a tomar medicación de
nervios por los muchos efectos secundarios que tienen y segundo porque ni los
propios médicos se ponían de acuerdo en cuál era el mejor tratamiento para mis
enfermedades.
Llegó el momento de pasar el
Tribunal Médico y me concedieron la Invalidez Permanente
Total y ya me enteré de todos los problemas que tenía: trastorno de ansiedad
generalizada, trastorno de pánico, trastorno obsesivo compulsivo, depresión y
estructura dependiente de la personalidad. El trastorno de ansiedad
generalizada es tener miedo a dos o tres cosas como mínimo. Pues yo le tengo
miedo a veinte o treinta. El trastorno de pánico es un trastorno más de la
ansiedad y tiene como efecto secundario fundamental la agorafobia, que es el
miedo a salir de casa, que es el síntoma de la enfermedad que padecían los
protagonistas de la película Los últimos días de los hermanos Alex y David Pastor,
aunque era mortal, pero en la vida real no es mortal, pero sí muy dolorosa.
Presenta todos los síntomas de los trastornos de ansiedad: fatiga, náuseas,
vómitos, dolor de cabeza que parece que te va a dar un ictus, dolores de pecho
que parece que te va a dar un infarto, mareos, etc… El trastorno obsesivo
compulsivo es un conjunto de convulsiones obsesivas que te llevan a repasar
física y mentalmente las cosas que tienes que hacer o que ya has hecho, además
de otras muchas cosas. La depresión es un estado de máxima tristeza que te
lleva a quedarte en la cama o en el sofá tirado como un fardo. Y la estructura
dependiente de personalidad que te lleva a depender de las personas que quieres
y que necesitas y de las que dependes hasta el punto de que no eres capaz de
vivir sin ellas.
Hace cuatro años tuve la
suerte de ser ingresado en la
Unidad de Psiquiatría del Hospital Universitario Virgen
Macarena. Y digo bien: tuve la suerte. Ahora explicaré por qué. Fue debido a
otra ruptura con una mujer con la que convivía. Era mi primer y único ingreso
hasta ahora. Y tuve la suerte porque di con un médico que se interesó mucho por
mí y se preocupó por ponerme un tratamiento para todas las enfermedades que
tenía. Durante los quince días que estuve ingresado estuvimos afinando la
medicación hasta que dimos con la más adecuada y empecé a sentirme mejor.
Desaparecieron las ganas de llorar, mejoré de la depresión, sobrellevaba mejor
los síntomas de las crisis de ansiedad, etc… Y desde entonces estoy tomando el
tratamiento, lo cual no quiere decir que no tenga depresiones ni crisis de
ansiedad. El tratamiento es el siguiente: Ziprasidona 40 miligramos un
antipsicótico una vez por la mañana, Mirtazapina 15 miligramos un antidepresivo
una vez por la noche, Escitalopran 15 miligramos un antidepresivo una vez por
la mañana, Lírica 75 miligramos un antidepresivo una cápsula por la mañana y
otra por la noche, Clorazepato Dipotásico 10 miligramos un ansiolítico mañana y
noche, Noctamid 1 miligramo un hipnótico por la noche y Alprazolam 1 miligramo
un ansiolítico por la noche. Esto fue como un miligramo. Me sentí mejor y
prometí ser flexible con el tratamiento y seguirlo a rajatabla. Y siendo
flexible con el tratamiento gané en autoestima porque me sentía mucho mejor. Yo
que siempre había sido reacio a tomar medicinas de nervios me veía ahora
tomando un tratamiento a rajatabla, pero
fue la promesa que le hice al psiquiatra del Hospital Macarena. Luego he
seguido yendo a mi Centro de Salud Mental y tomando a rajatabla la medicación.
El otro día hablaba yo con un
usuario de la Ura Macarena.
Me decía si tenía padres y le decía que no. Me preguntó si tenía hermanas y se
ocupaban de mí. Le dije que tenían sus maridos y sus hijos y estaban ya con
suficiente trabajo. Entonces me preguntó quién se hacía cargo de mí. De mí no
se hace cargo nadie y eso que tengo un minusvalía psíquica del 71%. Yo me valgo
por mí mismo y todos los apoyos que recibo en la
Ura Macarena y la ayuda de la medicación.
Es el estigma de la enfermedad mental el que nos lleva a hacer ese tipo de
preguntas de quién se hace cargo de mí como si yo no pudiera valerme por mí
mismo. Yo lavo, cocino de vez en cuando, hago la compra, lim pio y escribo mis
libros, que me producen un aumento considerable de la autoestima. He vendido todos
los ejemplares de mi último libro Pasión o espontaneidad y ya estoy preparando
el libro número 12 Rosa de vida para el año 2014. Yo no soy una carga para
nadie. Vivo solo y tengo buenas relaciones con mis vecinos de puerta. Voy todos
los miércoles al cine para ver películas que luego criticaré para este blog.
Voy a almorzar a casa de mi hermana mayor todos los jueves y muchos ejemplos
que podría poner sobre mi autoestima y mi independencia, lo que no quiere decir
que no sufra. Sufro.
Las enfermedades de nervios son de mucho sufrir, pero no
hay que caer en el victimismo, al que le he dedicado un artículo, sino luchar
con la voluntad, el amor propio, la dignidad y la positividad, temas a los que
he dedicado sendos artículos a lo largo de estos años que llevo escribiendo un
artículo quincenal para el blog de la Ura
Macarena. Hay otro usuario de esta Ura
que siempre se refiere a los enfermos mentales como “nosotros”, como si
fuéramos una casta de la India
aparte, un grupúsculo particular que tiene sus propias normas de convivencia.
Es una vez más el estigma de la enfermedad mental, la autoestigmatización como
yo digo. Porque nosotros mismos nos discriminamos antes de que nos discriminen
los demás. Es un estigma previo.
Lo que hay que hacer es lo
que dice la canción de moda: Live your life, vive tu vida. Vivamos nuestras
vidas como dueños que somos de ellas y con el máximo orgullo posible. Cuidando
de nosotros mismos. Como me decía un psiquiatra: apóyate en ti mismo y si eres
creyente apóyate también en Dios. O lo que me decía una psicóloga: que cuando
nos pregunten cómo estamos contestemos que estamos bien para conseguir más
autoestima. O lo que decía otra psiquiatra: que flexibilicemos los malos
estados en los que creemos encontrarnos en las últimas diciendo que no es el
final.
Todo esto resume lo que
dicen los autores del libro que estoy
leyendo: debemos ser flexibles con nosotros mismos, saber perdonarnos a
nosotros mismos y disculparnos para conseguir una mayor autoestima, un máximo
amor propio para conducirnos por la vida con la mayor seguridad posible y la
máxima autoestima posible. Debemos ser buenos con nuestros propios errores y
considerarlos parte de la propia existencia, parte normal como los aciertos
para que podamos relativizar las cosas malas y tener un mayor amor propio.
Yo voy a seguir tomando el
tratamiento, a pesar de los efectos secundarios, muchos de ellos francamente
molestos, siendo flexible con la inflexibilidad que antes tenía con las
pastillas. Seguiré cuidándome lo máximo posible y mirando más por mí mismo y
haciendo todas las cosas que he dicho que hago para sentirme un ser útil y no
un desecho social más.
Espero que os sintáis bien
leyendo mi artículo y que seáis flexibles para que la autoestima os crezca lo
máximo posible y podáis sentiros más felices. Cuidaos mucho. Salud y suerte.
José Cuadrado Morales
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3 comentarios:
Pepe, me ha gustado tu artículo. Yo, en los últimos tiempos estoy teniendo problemas de fobias, de miedos, como los que tu comentas, se están dando mas ahora que hace ya algún tiempo y aunque ya se lo he comentado a mi psicólogo en anteriores ocasiones volveré ha hacerlo en la próxima cita . Nuestra enfermedad es compleja pienso y compartiendo experiencias podemos ayudarnos los unos a los otros, entre nosotros, aparte de los especialistas que nos tratan.
Jesús
Mi querido amigo José Cuadrado. El merito no esta en aguantar el dolor, sino en poner los medios para mitigarlo. Como tu bien explicas en este artículo.
No he conocido nunca nadie tan sensible, ni tan entregado como tú hacia el mundo. Ahora lo eres, por lo que veo, también contigo mismo. Me alegra ver que después de más de 20 años sigues creciendo como persona.
Cuídate.
Mi querido amigo José Cuadrado. El merito no esta en aguantar el dolor, sino en poner los medios para mitigarlo. Como tu bien explicas en este artículo.
No he conocido nunca nadie tan sensible, ni tan entregado como tú hacia el mundo. Ahora lo eres, por lo que veo, también contigo mismo. Me alegra ver que después de más de 20 años sigues creciendo como persona.
Cuídate.
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