martes, 2 de julio de 2013
CRÍTICA DE CINE
La mula
Se trata de una producción
del año 2010 que no se ha podido estrenar hasta el 2013 por diversas
vicisitudes, entre las que destacan dos: el enfrentamiento de los productores
con el Ministerio de Cultura y el abandono del director original británico
Michael Radford del proyecto cuando faltaba sólo una semana para la
finalización del rodaje en noviembre del 2009 ( recordemos que la película es
una coproducción del Reino Unido y de España, siendo la productora británica la
más poderosa y por eso impuso al director).
Michael Radford es conocido por
diversas películas, entre las que destaca El cartero y Pablo Neruda, una cinta
que reventó la taquilla sevillana en 1994, estando varios meses en cartelera,
cosa que hoy es impensable por la presión que ejercen las productoras
estadounidenses para el estreno de sus películas una detrás de otra. La
productora británica impuso a un nuevo director, Sebastien Grounbert, que no sé
si lo hizo de buena gana porque resulta que ni en la cartelera ni en los
títulos de crédito aparece el nombre de ninguno de los directores. Estamos,
pues, ante una película de director fantasma, cuando en la historia del cine
hay muchos casos como éste. El más significativo Lo que el viento se llevó, que
la empezó George Cukor y la finalizó Víctor Fleming, que es quien figura como
único director.
La situación se agravó porque
Michael Radford era también coproductor y coguionista. Como coproductor
desconozco si recuperó el director invertido y como coguionista tampoco aparece
ni en la cartelera ni en los títulos de crédito de la cinta. Aparece la palabra
anónimo junto al nombre del otro coguionista Juan Eslava Galán, un profesor de
instituto sevillano del Polígono de San Pablo cuando ganó el Premio Planeta
hace ya bastantes años y siguió escribiendo novelas históricas con gran éxito
de ventas hasta esta La mula donde ofrece su particular versión de la Guerra Civil Española. Su
nombre sí aparece en la cartelera y en los títulos de crédito.
El tema de la Guerra Civil es muy querido
para los directores y productores españoles. Grandes directores la han tocado
alguna vez. Destaco por ejemplo a Luis García Berlanga quien firmó un guión con
su inseparable Rafael Azcona (ambos ya fallecidos) en la película La vaquilla
(también con nombre de animal como La mula). En La vaquilla los soldados
republicanos escuchan vocear a los nacionales que van a celebrarse unas fiestas
en el pueblo vecino con motivo de la
virgen de agosto y van a soltar una vaquilla. Con esta sencilla trama se construye
una película que es una auténtica sátira ácida sobre nuestro conflicto bélico.
Y esto por poner sólo un ejemplo.
En La mula nos encontramos a
Juan Castro, un cabo de Jaén que hace la Guerra en el bando nacional, aunque a él le
importan un pimiento las ideologías y le da igual el bando donde esté. Él lo
que quiere de verdad es a sus mulas porque es mulero de profesión y la película
está basada en su vida auténtica y así consta en la dedicatoria escrita que se
pone en la película con el año del fallecimiento. Un día descubre por
casualidad a una mula en mitad de una batalla. Se promete que la esconderá y se
la llevará a su casa cuando acabe la guerra. Un día sale a buscarla y tras
cruzar la primera línea de guerra se encuentra en una situación tan peligrosa
como hilarante que lo convierte muy en contra de su voluntad en héroe de
guerra. Hasta tal punto es su gesta que el propia General Franco le impone una
medalla. Sólo se ven las botas del General Franco. Y cuando sus compañeros le
preguntan a Juan cómo es Franco responde sarcásticamente: es bajito. A Juan lo
único que le importa son sus mulas y no ganar la guerra.
La película es la historia de
dos amores: Juan y la mula casi blanca Valentina y Juan y Conchi, su novia
cordobesa, que habla un andaluz muy cerrado, muy inculto, que tuvo que aprender
con gran dificultad y que podría haberse evitado porque en la película hay
otros muchos actores andaluces que hablan un andaluz muy correcto y que estamos
cansados de verlos en muchas producciones andaluzas. Es uno de los fallos de la
película, fallo claro de guión.
Ambas historias de amor
terminan trágicamente: al final de la guerra le requisarán la mula y se la
llevarán a Canarias. Y Conchi le dice a Juan que ella quiere y merece algo más
que un novio mulero y lo abandonará. La respuesta de Juan es arrojar al pozo
que está a la entrada de su pueblo la medalla que le dieron, con lo que la
película es claramente antiheroica. Y es épica por las escenas de guerra. Y
lírica por las historias de amor.
Los actores están
desigualmente bien. Mario Casas interpreta muy bien a Juan Castro, lejos de sus
papeles de galán. Y Conchi está algo histriónica y con ese acento maléfico
andaluz. Y en tercer lugar está Secun de la Rosa interpretando a Juanillo, el amigo íntimo de
Juan que hará laguerra junto con él. Y
hay un montón de buenos secundarios andaluces.
Están los desastres de la
guerra, como diría Goya. Por ejemplo: cuando Juan defiende a un amigo “rojo”
que quiere llevarlo a un hospital porque está herido, pero un teniente nacional
lo deja y le descerraja un tiro a bocajarro y le contesta a Juan cínicamente
que ya no necesita hospital ninguno porque está muerto. Escenas así hay varias
y eso justifica que la película no esté recomendada para menores de 12 años, lo
cual veo bien.
El ambiente de la Guerra Civil está muy bien
conseguido. Eso es mérito del equipo del director de escenografía, de los
peluqueros y estilistas, del diseñador de vestuario, etc… Todo tiene una gran
veracidad.
Fotografía y otros elementos
técnicos están al servicio de la película. Y están incluidos los efectos
especiales, que son de Reyes Abades, el maestro de los efectos especiales
españoles que se lo rifan todos los directores. Si trabajara en Hollywood
también se lo rifarían de bueno que es.
La película dura 100 minutos,
algo que está muy bien medido y un éxito teniendo en cuenta los problemas que
ha habido durante el proceso de realización de la película.
La película está coproducida
por una gran productora británica y después cuenta con el patrocinio de
Televisión Española, de Canal Sur Televisión, el Instituto de Crédito Oficial ,
la Consejería
de Cultura de la Junta
de Andalucía, diversos municipios andaluces, etc… Se puede hablar de una
película casi netamente andaluza. Aquí se puede hablar de un agravio
comparativo con otra película criticada recientemente, la Estrella , que contaba
también con el patrocinio de Televisión Española, pero no le hizo ninguna
publicidad. Sin embargo sí se la ha hecho a La mula, tanto en el programa Días
de Cine, como en los telediarios en la sección de estrenos de la semana. La
consecuencia es clara: la
Estrella no ha durado ni dos semanas en cartelera, habiéndola
quitado en menos de quince días entre semana a hurtadillas, mientras que La
mula lleva varias semanas y codeándose relativamente con las superproducciones
hollywoodienses. Es una pena que no se aplique el mismo criterio con todas las
películas españolas y más siendo los patrocinadores netamente españoles.
La película cuenta con una
buena distribuidora, Wanda Films, que ha hecho una buena campaña publicitaria
con carteles en las marquesinas de los autobuses, cuñas radiofónicas, anuncios
en televisión, etc… Con esta publicidad La mula ha tenido numerosos
espectadores, aunque el día que fui yo no había nadie más y es una pena ver una
sala de cine vacía. Genera mucha tristeza y parece que no se valora el trabajo
que tiene una película que es tremendo.
En definitiva estamos ante
una película aceptable, amable, regular a secas por culpa de un guión que
debería haber dado mucho más de sí, pero se nota la inexperiencia de Juan
Eslava Galán. Le concedo dos estrellas y os recomiendo que vayáis a verla
pronto porque ya mismo saldrá de programación. Salud y suerte.
José Cuadrado Morales
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