
Mi infancia son recuerdos de un mundo maravilloso, aunque también con problemas personales y momentos dolorosos. Con siete años empecé a escribir, a chapurrear mis primeros poemas y mis primeros textos en prosa. Recuerdo que lo hacía en libretas verdes, de las que aún guardo algunas en mis archivos literarios. En ellas me desahogaba como podía tanto de mis cosas buenas como de las malas. En ellas desarrollaba mis ideas sobre la Literatura, a la par que cursaba mis estudios de Primaria en un colegio de los hermanos de la Salle. Mis libretas verdes son la mejor huella de mi incipiente carrera de escritor, un estupendo borrador de los libros que empezarían a aflorar ya en mi adolescencia. Mis libretas verdes son el testimonio de mi infancia, de un maravilloso paraíso perdido como diría el prestigioso escritor, totalmente irrecuperable. Seguramente nos pasamos la vida queriendo recuperar ese paraíso perdido de la infancia, ese mundo de protección e inocencia. La edad de la inocencia es la edad de los juegos, del descubr

Yo asocio la felicidad con todos esos juegos sencillos, infantiles, exentos de toda maldad y que me nutrieron de tantas sensaciones agradables. Recuerdo las tardes que venía del colegio y merendaba una viena entera con mantequilla y un refresco de limón. Después me iba a la calle a jugar a las cosas que ya he mencionado. Y finalmente los deberes del colegio, que recuerdo los hacía con mucha felicidad porque me encantaban los estudios y las tareas que me mandaban para casa.
Recuerdo que me quemé una mano cuando chico en una de las copas que se encendían con cisco picón . Estoy hablando de hace más de cuarenta años. El paso del tiempo ha convertido en positivo un incidente negativo como ése y es que el tiempo lo transforma todo. Ahora me siento mayor, veo qu
Esa primera visita a un psicólogo marcaría mi vida porque ya empezaba a
Ser niño es ser Peter Pan. Yo no quería crecer como él. Yo quería ser siempre niño, inocente, puro, frágil, vulnerable, permeable a todas las emociones nuevas, cuidado por mis padres. Yo no quería crecer y tener responsabilidades. Y aún hoy lo siento y lo pienso, que no quiero crecer, y ése es uno de mis problemas fundamentales como paciente de salud mental. No querer crecer es muy malo. Yo quería cuando era niño tener a mi Campanilla particular con la que hablar y descubrir universos paralelos nuevos, mundos no hollados por nadie, espacios hermosos donde la vida fuera estrictamente maravillosa y sin cabida posible para un trauma por pequeño que fuera. Yo quería pasear con Wendy por el universo. Mi imaginación me permitía volar a donde yo quisiera sin ningún tipo de cortapisas. Y por eso empecé también a escribir: para desarrollar en el papel con pala

La infancia es la protección de los padres. Ellos intentan que el árbol crezca recto, pero la vida está llena de circunstancias negativas que modifican todos los planes primigenios y nos convierten en esclavo de lo que pasa, que es mucho. De ahí lo de Ortega y Gasset: Yo soy yo y mis circunstancias. Nos pasamos la infancia luchando contra las

La infancia es la etapa de la vida en la que todo se absorbe como una esponja. Se carga uno de estímulos, sin saber muy bien cuáles son los positivos y cuáles los negativos. No hay claridad de edad. P

La infancia se merece un libro, no un artículo. Pero aquí estoy dejando breves pinceladas de la que es la etapa tal vez más bella de la vida. Pero suerte que termina porque tenemos que descubrir el mundo por nosotros mismos y con nuestras propias armas psicológicas. Yo quiero ser Tom Hanks en la película Big. Un niño grande, pero a la vez un adulto crecido y con posibilidades de hacer frente a la existencia y todas sus contingencias. Reconozco que soy un hombre y vivo las cosas como hombre, pero jamás borraré los recuerdos que guardo de mi infancia para poder sobrevivir. Quiero sobrevivir siendo un hombre niño. Quiero rendir culto a la infancia desde mi perspectiva de hombre. Espero conseguirlo y no necesitar tanto de los psicólogos para que me enseñen que la vida no es simplemente un juego de niños.
José Cuadrado Morales
5 comentarios:
me acuerdo de mi infancia y me pongo muy contento sin duda la época más feliz de mi vida, no paraba de jugar , juegos que se han ido perdiendo como las canicas,chapas,trompo al esconder,etc... hoy en dia los niños parece que para ser felices tienen que tener una play y no utilizan lo que nosotros utilizabamos antes la imaginación con dos simples muñequitos de indios y vaqueros nos creábamos la mayor de las aventuras. juanma cuesta
Impresionante. Nos hemos quedado verdaderamente impresionados de como has podido descifrar los recuerdos infantiles que vagan en una nube de nuestra mente con tanta destreza.
La verdad, la infancia es para escribir un gran bestseller personal de cada uno de nosotros.
Te seguiremos leyendo.
Qué preciosidad!!! me encanta cómo está escrito y cómo has "escudriñado" tu corazón, tu mente y tus recuerdos. Es un placer leerte Jose. Ahora no eres un niño pero siempre es importante conservar el niño que llevamos dentro. Gracias por ser generoso y compartir-te con los lectores de este blog.
Gracias por vuestros comentarios que me ayudan a seguir escribiendo en este mundo de adultos de otros tiempos en los que la felicidad consistía en tener lo mínimo para encontrarse bien. Hoy hay demasiada ambición de poseer y nosotros éramos felices con lo mínimo sin exigir grandes cosas de los demás y de nosotros mismos. De corazón, muchas gracias. José Cuadrado.
Ser niño es el estado perfecto del hombre, no deberiamos de abandonar el niño que todos llevamos dentro.
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