viernes, 27 de marzo de 2015

PASEOS ONÍRICOS III

Bebo a tus pies y te muestras tan  fría 
¿Qué  te  puedo  enseñar? 
Besos  de  infusa lucidez 
amados como palomas 
que juegan revoloteando de forma parpadeante 
puntadas al aire. 
Ojos de anunciación dulce 
que se queman como  orquídeas de miel. 
Junto a mi barca que mimas 
espero que por ti me  juzguen las horas. 
Cada noche compartiendo el manto de perlas brillantes, 
de diamantes rosados 
con el continuo cantar del inclemente viajero
 que cruza cerca del horizonte 
donde comulgan la línea del Este  y el Oeste, 
del Norte y Sur, 
donde se juntan el cielo y la tierra.  
Allí se nubla la mirada de Atlantes 
miopes que silban  al viento
 canciones de los infiernos. 
Me dejo llevar por el  destino 
en ausencia de tu amor. 
Ya  no puede esperar más el olvido.
Ya tu piel siente 
que paran a solas  las manos 
nacen de los pétreos rayos 
renunciando  a la soledad del camino. 
Compás  por el batir de las alas de la alondra. 
Somos gotas de lluvia, 
somos revoques del mar, 
somos aire que se respira en la orilla de la playa. 
Un sol de paños azules. 
Respirar tras el disfraz de voces a contraluz
de murmullo de flaquezas débiles de la lejana india. 
De trompas de elefante que miran al cielo 
con antojos de fortuna de alfiles y alcobas descubiertas.  

Pedro.