LOS CÍCLOPES
Según nos describe la mitología griega, los Cíclopes eran seres mitológicos, que engañados por los dioses, tuvieron la habilidad de ver el futuro gracias a su gran ojo central .La pega de dicho poder sobrenatural fue, que el único futuro que conseguían ver, era el del momento de su propia muerte….De ahí su carácter triste y huidizo.
Un Cíclope me sentí el día que me diagnosticaron una enfermedad mental. Mi poder en este caso era distinto, sólo podía vislumbrar el calvario, el dolor, la soledad y la incomprensión que de por vida, este hecho me iba a conllevar.
Tropecé de lleno con la sanidad pública. En los primeros años fue un ir y venir de distintos profesionales y dispositivos, en los que ninguno se ponía de acuerdo con el nombre que debía dar a mi patología.
Me hicieron probar todos los fármacos imaginables y como colofón, cuando tenía una crisis…“a agudos de psiquiatría”, lugar en el cual: aislado, hipermedicado e ignorado, pasan los brotes juntos e ignorados, todos los enfermos mentales.
Con el tiempo, y por supuesto con la ayuda de los profesionales, empiezas a tomar consciencia de la enfermedad, además de descubrir (ya que al principio nadie te lo cuenta), que existen dispositivos y recursos en la sanidad pública más allá del médico de cabecera y la unidad de salud mental de referencia.
No quiero aburrir contando cuales son, ya que tanto enfermos como familiares los conocemos tan bien como nuestras propias casas, pero si quiero hacer hincapié en la ineficacia de reinserción social de los mismos.
Hay muy pocas cosas que hacer estando diagnosticado; las comunidades terapéuticas, (infladas no sé por qué de personal sanitario ocioso), no dan respuesta a la necesidad de poder iniciar una nueva vida con esta mochila a cuestas. No te enseñan a volver a vivir, ni a iniciar un nuevo camino.
Las unidades de día son pocas y en la mayoría de los casos, sólo sirven como se suele decir para estar ocupados…
A mí me gustaría desde estas líneas, hacer un llamamiento para que nos ayuden a recuperar la alegría, las ganas de vivir, la ilusión,.. a tener metas, a sentirnos integrados, a tener proyectos…en fin, a recuperar un estatus, una autoestima y una ilusión de futuro, que por desgracia muchos aun, no tenemos.
César PMT
Un Cíclope me sentí el día que me diagnosticaron una enfermedad mental. Mi poder en este caso era distinto, sólo podía vislumbrar el calvario, el dolor, la soledad y la incomprensión que de por vida, este hecho me iba a conllevar.
Tropecé de lleno con la sanidad pública. En los primeros años fue un ir y venir de distintos profesionales y dispositivos, en los que ninguno se ponía de acuerdo con el nombre que debía dar a mi patología.
Me hicieron probar todos los fármacos imaginables y como colofón, cuando tenía una crisis…“a agudos de psiquiatría”, lugar en el cual: aislado, hipermedicado e ignorado, pasan los brotes juntos e ignorados, todos los enfermos mentales.
Con el tiempo, y por supuesto con la ayuda de los profesionales, empiezas a tomar consciencia de la enfermedad, además de descubrir (ya que al principio nadie te lo cuenta), que existen dispositivos y recursos en la sanidad pública más allá del médico de cabecera y la unidad de salud mental de referencia.
No quiero aburrir contando cuales son, ya que tanto enfermos como familiares los conocemos tan bien como nuestras propias casas, pero si quiero hacer hincapié en la ineficacia de reinserción social de los mismos.
Hay muy pocas cosas que hacer estando diagnosticado; las comunidades terapéuticas, (infladas no sé por qué de personal sanitario ocioso), no dan respuesta a la necesidad de poder iniciar una nueva vida con esta mochila a cuestas. No te enseñan a volver a vivir, ni a iniciar un nuevo camino.
Las unidades de día son pocas y en la mayoría de los casos, sólo sirven como se suele decir para estar ocupados…
A mí me gustaría desde estas líneas, hacer un llamamiento para que nos ayuden a recuperar la alegría, las ganas de vivir, la ilusión,.. a tener metas, a sentirnos integrados, a tener proyectos…en fin, a recuperar un estatus, una autoestima y una ilusión de futuro, que por desgracia muchos aun, no tenemos.
César PMT
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