martes, 6 de marzo de 2018
PREPARA EL CARRO CLAVIJO, QUE NOS VAMOS AL ROCÍO
Nueva entrega de las historias de Isaias y Benjamín.
Cuando consiguieron a convencerme de que fuera
al camión, mi mujer me lo noto, le dijo a unos de mis compañeros; “mi marido
viene malo”, ya empezó mi cabeza a ir mal, ya empecé a delirar mas
fuerte y las voces iban y venían con
insultos, los cánticos a la "Virgen" se volvieron insultos y
yo veía sangre por todos lados entonces “me volví loco". Vinieron
médicos de la cruz roja y psicólogos y concretaron en sacarme de
allí lo antes posible, hablaron con mis compañeros y mi mujer, todo
eran problemas.
El primer
problema consistía en que eran las cinco de la mañana y no cabía un alma en el
"Rocío". El segundo que no quería montarme en ningún “lao”, ni de
allí podía salir nadie, a no ser que fuera rico. En fin que hablaron los
psicólogos conmigo y me calmaron un poco a base de medicinas y charlas y se
fueron. Y así me puse mejor y pasé el resto de la noche y parte
de la mañana hasta que empezaron a desmontar el tinglao. Había que ir ligeros
para llegar al pueblo y descansar, el que pudo, porque a mi
me tocó con mi familia, para ir mas rápido en una furgoneta de mi
amigo Diego y Carmen y les hice pasar el rato mas malo de sus vidas.
Me volvieron otra vez las voces a la cabeza y yo lo mismo que cantaba que reía,
que daba gritos a la guardia civil insultándolos, blasfemando a la "Virgen
del Rocío", en fin a todo lo que se meneaba. Diego hasta perdió los estribos
al verme a mi a los niños y las dos mujeres llorando, yo no lloraba, yo
chillaba me pegaba yo solo. Hasta que Diego le echo cojones y me dijo o te
callas o te vas andando asta Bormujos, oye y me tranquilice, pero que va, me
tranquilicé, el tiempo de llegar a mi casa. Recuerdo que me duché y me
puse un pantalón sin camisa y bajé a la cocina y allí me senté un rato hasta
que empecé a oir otra vez las voces.
Estas fueron muy negativas,
total empecé a subirme por el sofá, los ojos desencajados y ya mi mujer se
asustó mucho se fue “anca” una vecina y llamaron al médico, que me a cuerdo de
él mucho porque cuando llego a mi casa me miró a los ojos y dije “pa” mi “oju
este tiene mas miedo que yo”. Puso el
maletín en el suelo lo abre y le da al buen hombre por sacar una jeringa, al
verla le dije “a mi no”, él respondió, “si
hombre si esto no es nada”, Total que ni corto ni perezoso le pegué una
pata al maletín que vino a empotrarse en el mueblebar que yo tenia en el salón.
El médico tenía mala cara pero mas mala
se le puso cuando, fue a recoger el maletín que estaba empotrado, y le dijo a
mi mujer a este hay que llevárselo a psiquiatría.
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