lunes, 17 de diciembre de 2012
TABAQUISMO
El tabaquismo para mi se ha convertido en un verdadero problema. En las últimas semanas me he encontrado en una encrucijada: el tabaco o mi salud. Entre la espada y la pared.
Empecé con la tontería de querer parecer mayor a la edad de 16 años. Eso te lo inculcaba la sociedad, el mundo que te rodeaba. Un grupo de tres amigos que nos reuníamos todos los fines de semana, decidimos un día comprarnos un paquete de cigarrillos para todos, y hacíamos como que fumábamos, pero no nos tragábamos el humo. Así estuvimos un año. Al principio fumábamos a escondidas, y yo me sentía mal por fumar sin que lo supieran mis padres. Cuando llegué a Sevilla, a la edad de 17 años, en los recreos del instituto, haciendo COU, me fumaba algún cigarrillo. Algunas amigas me veían fumar pero no tragarme el humo, pues era para mí y para los amigos de mi pueblo como un juego para parecer más adultos. Entonces muchos adultos fumaban. En mi familia y en la de mis amigos, los mayores no fumaban. Una de estas amigas, como digo en un recreo, me dijo que el humo había que tirárselo a pecho, cosa que hacían todos ellos, así que desde ese momento empecé a fumar en el sentido más exacto de la palabra, “tirándome” el tabaco a pecho.
Decidí fumar y le pedí permiso a mi padre, al que no le hizo mucha gracia, pero me dijo que bueno, creo que esperando que lo dejara pronto. En un año, mi primer año en Sevilla, como digo con 17 años, terminé por fumarme un paquete diario. En la casa que vivía, compartiendo piso con un compañero que estaba estudiando magisterio, ya me llamaban la atención por fumar. Su madre me decía siempre: ¡ no fumes tanto no ves como se están poniendo las paredes de amarillas!. Pasé a fumar en la ventana, pero seguí fumando, no podía dejarlo ya entonces. Fumé mientras estudiaba en la facultad, pues en aquel tiempo se podía fumar incluso dentro del aula, mientras el profesor impartía clase. Esto lo hacía yo pocas veces, pero lo hacía de vez en cuando. Con unos 24 años intenté dejar de fumar y estuve seis meses. Después de la época de estudios y del servicio militar llegó la hora de trabajar; fue la época en que se produjo la ruptura con la novia que tenía. Se acumularon muchas tensiones en mí. Comencé a dar clases particulares durante dos años al tiempo que preparaba lo que podía las oposiciones, antes de empezar a trabajar como interino. Estas circunstancias hicieron que empezara a incrementarse el número de cigarrillos que fumaba al día, ya trabajando para la Consejería de Educación. Primero dos paquetes, luego tres y en la peor época como fumador había días que me fumaba hasta cinco paquetes de cigarrillos.
El último año antes de caer enfermo (por sexta vez) y recibir la pensión, me sentí muy bien trabajando, y solo fumaba un paquete y algo más. Luego he ido aumentando hasta tres paquetes diarios, situación en la que me he encontrado hasta hace una semana. Un amigo que también fuma me animó a ir a la unidad de tabaquismo del hospital Virgen Macarena, a la que hemos acudido, y nos han puesto un tratamiento. Estoy siguiéndolo, y espero que me ayude. Por ahora, con la medicación, voy reduciendo bastante el numero de cigarrillos que me fumo al día. El día 16 ya solo me fumaba 19 cigarrillos al día. Ruego a Dios por mi salud para que me ayude, sino a dejarlo definitivamente, que es lo que quiero, al menos a reducir la cantidad de tabaco que fumo diariamente. Mi esperanza mas profunda es dejarlo definitivamente y que con ello mi salud mejore. Yo llevo una odisea en la que el año que viene se cumplen 30 años fumando, y me digo cada día que ya va siendo hora de que lo deje. Estoy a ver si lo consigo. Esta es mi experiencia con el tabaco. Si podéis no fumar, no fuméis.
Jesús
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2 comentarios:
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