Es
un rasgo de la personalidad que consiste en expresar aquello que se
siente o se piensa de forma espontánea, abierta, instantánea; se
dice lo que se piensa, normalmente sin calcular “todas las
consecuencias. Suele ser un valor reconocido socialmente , sinónimo
de valentía, naturalidad, incluso bondad, abstractamente se tiene un
concepto positivo.
Pero
este atributo que tiene en valor,se pierde cuando el ser sincero
tiene consecuencias negativas sobre quien es objeto de la sinceridad
ajena; en pos de ella, no se puede ofender gratuita e
innecesariamente . Ante la sinceridad devastadora, grosera, incómoda,
dañina con el prójimo, cobra valor la mesura, inteligencia, la
prudencia, el decoro o la discreción. ¿ Quién no ha sufrido o
contemplado en una conversación eso de “ te lo diré en la cara….
O yo siempre digo lo que pienso….” !? . La sofisticación,
concepto generalmente mal comprendido, es propio de personas que
tienen que convivir con otras “naturalmente” distintas o con
intereses contrarios, pero se “esfuerzan “ por una convivencia
agradable, saludable , soportable.
Es
importante no hacer daño en las relaciones cotidianas
innecesariamente, y mucho ,menos conscientemente, esto es ya
violencia social.
La
Mesura: Si acaso , pensar siempre lo que se va decir , ser prudente,
cauto ,si se puede actuar con inteligencia sopesando continuamente lo
que sí y lo que no conviene para un discurrir agradable y amena del
acto social. El que la posee, está llamado a enmendar entuertos,
servir de aceite para engrasar y que no haya ruido o estridencia . Es
la consecuencia de casi todas las demás virtudes , por eso el que la
posee debe abusar sin contemplaciones de ella hasta la extenuación.
Por
último, mientras más hablamos, más nos equivocamos.
Diego.
Excelente blog. Muchas gracias por compartir. Los invito a conocer el mio.
ResponderEliminarSaludos!