martes, 6 de agosto de 2019

LA SOLEDAD DEL CAMINANTE DE FONDO

Llevo casi dos años sin ir al cine. Se cumplirán el próximo mes de agosto. La última película que vi creo que fue El caballero oscuro de Chistopher Nolan en Madrid. En mi próxima novela, Sentimientos y emociones, final de la trilogía Monólogo en clave neurótica, explico en tres pequeños capítulos las razones de por qué no voy al cine, a parte de la razón puramente económica, que la doy por sobreentendida.
Viene esto a cuento porque quiero recordar una película que tiene que ver con el título de este nuevo artículo, uno de los últimos antes de las próximas vacaciones veraniegas.
La película es La soledad del corredor de fondo, traducción prácticamente literal del original inglés: The loliness of the long distance of runner. Es una película del año 1962 que no se estrenó en España hasta 1968. Estaba dirigida por Tony Richardson, prestigioso director. Protagonistas de postín, entre otros Tom Courtenay y Michael Redgrave. Sus carreras son una demostración de su talento, de cómo se hicieron un hueco entre los grandes intérpretes ingleses.
La película está filmada en blanco y negro. Y es la historia de un joven conflictivo y rebelde , estudiante en un reformatorio, que se entrena corriendo para una carrera a campo a través. Durante la carrera va reflexionando sobre su vida, sobre todas sus cosas buenas y malas, sobre todo lo que de valor tiene su existencia y su futuro. Corre y medita. Corre y piensa. No va a ninguna parte concreta. La carrera es la meta en sí. Y sus planteamientos y sus propios pensamientos.
Pues yo he titulado mi artículo La soledad del caminante de fondo porque ahora estoy haciendo largas caminatas por prescripción médica para adelgazar. En inglés sería lo mismo que el título de la otra película. Sólo cambiaría walker por runner.
Yo soy un solitario que anda y piensa a un mismo tiempo. No tengo meta. Se hace camino al andar como decía Antonio Machado. Cada paso que doy es como un nuevo pensamiento. Y estoy solo. No me acompaña nadie. Ni me distrae ninguna otra cosa como la música. Sólo están mis pensamientos y mi soledad, mi amiga querida llamada soledad.
Estoy aprovechando las horas de mis largas caminatas terapéuticas para reflexionar sobre muchas cosas. Por ejemplo: el atraco del que fui objeto y que pudo costarme la vida. No debí ser tan temerario. No debí enfrentarme al ladrón porque igual en este momento estaría muerto. Hay que ser más prudente y paciente, y la paciencia no es una virtud que me sobre.
Estoy pensando mucho en la próxima novela que va a salir en dos semanas más o menos. Ya he dicho su título al principio de mi artículo. He quedado muy contento con ella. Ya pongo punto y final a mi trilogía soñada desde que era un adolescente. Ya era hora. Antes he escrito 14 libros de poesía. Ha llegado el momento de que la narrativa ocupe el lugar de la poesía. Tenía que haber empezado antes quizás, pero ya no tiene remedio y no hay que darle más importancia. Mientras tenga tiempo y salud voy a seguir escribiendo y voy a seguir contento con la novela, un género que me encanta.
La tercera novela es la más larga de las tres de la trilogía. Me gusta mucho cómo ha quedado, cercana al lector. Pone el final a la historia de Leocadio, el personaje protagonista. A todo su universo neurótico y obsesivo que parecía no tener fin. Pero todo llega. Es sólo cuestión de tiempo y de paciencia, virtud que estoy intentando cultivar escribiendo narrativa.
Estoy pensando también mientras ando en mi próximo proyecto literario, una novela larga, gorda, de la que prefiero no decir mucho más. Ahonda en el universo de Leocadio desde otra perspectiva. Es una novela sencilla. Será una novela sencilla. Aún no tengo nada escrito porque yo no empiezo a escribir una novela nueva hasta que termino de vender la anterior. Y todavía no he empezado a vender Sentimientos y emociones. Ahora hay que hacer un poco de relaciones públicas y de vendedor. Me ayuda también mucho mi hermana pequeña, la que padece de esclerosis múltiple, pero que tiene una voluntad de hierro y con un teléfono es capaz de hacer maravillas. A ella le debo gran parte de los ejemplares que se venden de mis libros. Tiene una vitalidad y un sentido del humor que envidio. Me enseña mucho desde su sufrimiento y con su sufrimiento.
Quiero escribir una novela de 600 ó 700 páginas. Una novela única. No otra trilogía. La trilogía que he publicado tenía sentido. Ahora tiene que ser una única novela larga desarrollada en fragmentos de pensamientos y otras experiencias. Ya no tengo nada más de momento. Como caminante de fondo voy pensando cada día sobre mi nueva novela. Ahondo en los personajes. No tomo notas. Todo lo guardo en mi mente. Tengo muy buena memoria y además conozco muy bien a mis personajes. Porque son mis personajes. Yo los creo y hacen lo que yo les mando. Aunque a veces parece que se escapan de mí y adquieren vida propia, personalidad específica. Me dominan a mí.
En mis paseos voy dando rienda suelta a mi imaginación y mis personajes se van creando poco a poco, y las situaciones que viven y todo cuanto son. Vamos uniendo lazos. Estoy solo mientras camino, pero mis personajes me van a su vez acompañando. La Literatura tiene esa magia: elimina la soledad a través de los personajes.
Pero soy actualmente un caminante de fondo. Camino más de una hora todos los días, por la misma ruta para crear una rutina positiva. Espero tener voluntad y paciencia. Está en juego mi salud. No todo es Literatura. Y mientras más me cuide más podré escribir. Salud y suerte.


José Cuadrado Morales.




NOTA: Ya ha salido a la venta la tercera entrega, "Sentimientos y emociones", de la trilogía MONÓLOGO EN CLAVE NEURÓTICA  de nuestro gran amigo José Cuadrado Morales, desde aquí, además de dar la enhorabuena al autor,  os invitamos a leerla.  Si estáis interesados en adquirir algún ejemplar no tenéis mas que poneros en contacto con nosotros donde os informaremos de como hacerlo. 



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