lunes, 21 de noviembre de 2016

NARANJAS

Las naranjas son una fruta que madura en invierno. Ello implica que hay que cogerla en esta estación del año. Pero el invierno condiciona su manejo y la forma de cogerla. Para empezar, hay que levantarse temprano, para no perder, el jornalero, su puesto de trabajo…, aunque esto no quiere decir que no haya que empezar a las diez de la mañana, por ejemplo, pues hay que dejar que el árbol se seque del Rocío de la mañana. Me imagino una cuadrilla a las 7 de la mañana, después del café y de la copa de anís, en el tajo alrededor de un fuego esperando a empezar.
Quiero aclarar que hacer levantarse a un hombre a las 6 de la mañana, es tenerlo controlado,  y sucumbido, pues sabe que si él no se levanta, hay otro que si lo hará, y aquí está la amenaza: hay más trabajadores que trabajo. Diariamente, como antiguamente, quedan citados en un bar, y les confirman a cada uno si van a trabajar al día siguiente; esto exige obediencia y sometimiento.
El  proceso de la cogida de la naranja es sencillo: Si el palo es pequeño, sólo hace falta “faldeadores” (faldas del árbol), y si es grande, hay que tirar de las escaleras, las cuales son tan grandes como pasos (escalones) tengan éstas, y sirven para coger los “pimpollos” (parte alta del árbol). Las cuadrillas las gobierna el naranjero; hombre de confianza del dueño de la huerta, o del comprador de la naranja, y depende de la voluntad de él llevar a quien considere oportuno.
 Cuando la tierra es muy fértil, como la Vega, el árbol crece de manera exuberante, lo que complica el trabajo a la hora de coger el fruto. Además, la naranja que madura demasiado pronto, suele tener falta de azúcar, es ácida. Sin embargo, en tierras areniscas, madura más tarde, (éstas tierras son menos fértiles), posibilitando que la naranja sea más dulce.
 La comercialización, a gran escala, ha estado tradicionalmente, en manos levantinas, pero progresivamente, los importadores europeos se están estableciendo “in situ”, para abaratar la cadena de distribución. Otra cosa sería si la venta y distribución estuviera en manos de cooperativas, que establecieran un precio base del que no bajar…La unión hace la fuerza.


Diego de la Algaba.

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