Como todos los años hasta el
momento he viajado a Madrid durante 4 días, del 13 al 17 de agosto,
coincidiendo con las Fiestas de la Paloma.
Es la fecha que siempre suelo ir. En esta ocasión no he hecho
lo primero que habitualmente hacía: ir a ver el Templo de Debod. Por alguna
razón, a pesar de ir en el AVE, llegué muy cansado y no me encontraba con
fuerzas de subir a la montaña en la que está el famoso templo egipcio y lo dejé
para el día siguiente. Luego ya me enteraría de que estaba empezando a padecer
problemas circulatorios que me causaban un gran cansancio y que ha sido una de
las cosas por las que me he incorporado un poco más tarde de lo habitual a la Ura.
Aprovechando las fiestas he
ido a ver en el teatro la zarzuela La verbena de la paloma. Ya la vi el año
pasado, pero en un sitio muy malo que me impedía la visibilidad de todo el
escenario. Este año quería ver la zarzuela mejor y pagué un poquito más para
una entrada del patio de butacas y la vi estupendamente. Me encantó. Es
espectacular toda la puesta en escena y la fuerza de la música que sigue
intacta desde su creación.
Aproveché mi viaje a Madrid
para ver películas que habitualmente no se exhiben en Sevilla, normalmente en
versión original subtitulada. El cine ha sido protagonista de mis vacaciones porque
he visto muchas películas tanto en los cines como en televisión, más en
televisión porque me daba mucha pereza ir al cine. Recuerdo que la primera
película que vi en televisión al inicio de mis vacaciones fue Sin perdón, dirigida y protagonizada por Clint Eastwood,
que sigue siendo un excelente western que no ha perdido nada de su fuerza
original. Y la última que he visto ha sido Forrest Gump, una cinta que sigue
emocionándome como la primera vez que la vi a pesar de haber perdido ya el
factor sorpresa.
Caminé mucho por Madrid.
Después me enteraría de que hice bien por los problemas circulatorios que se me
detectaron. Pero me cansaba mucho y tenía que sentarme con frecuencia. Pero no
cogí ni una sola vez el metro y las distancias en Madrid son muy grandes. Pero
le eché voluntad.
He querido también aprovechar
el viaje a Madrid para vivir un poquito más su gastronomía. Pensaba ponerme a
régimen ya serio cuando volviera del viaje y comí todos los platos típicos de
Madrid como el cochinillo asado que está riquísimo. La gastronomía es una
manifestación más de la cultura de una ciudad y la he disfrutado. Ahora estoy a
régimen. Ya he perdido 11 kilos pero todavía me quedan bastantes por perder
pero estoy en serio todo lo que puedo.
Fui también a la exposición
del Museo del Prado dedicada a El Bosco, que en principio terminaba el 11 de
septiembre, pero se ha prorrogado dado el éxito que está teniendo. Reconozco
que me decepcionó un poco porque esperaba más obras de El Bosco, pero había
muchas de sus discípulos y no tantas como yo quería del pintor al que se le
rendía culto con la exposición. Después ya me enteré de que la producción de El
Bosco, al menos la que se conserva, no es muy extensa y lo que muestra el Museo
del Prado es aproximadamente un 75% de su producción. La estrella de la
exposición sigue siendo El jardín de las delicias, obra en propiedad de El
Prado y que en consecuencia forma parte de la exposición permanente de la
pinacoteca. La exposición de El Bosco se titula El jardín de los sueños. La verdad
es que El jardín de las delicias es una obra sobrecogedora y es la estrella de
la exposición. Siempre se encuentran matices distintos en ella y no se cansa
uno de admirar el complejo cuadro de El Bosco, que es un apodo. No recuerdo su
nombre original.
En fin, que he aprovechado lo
máximo posible los cuatro días de viaje a Madrid. Creo que el año que viene
descansaré e iré a otro sitio para descubrir cosas nuevas. Al menos es el
propósito que me he hecho este año.
He desarrollado mi novela
Monólogo en clave neurótica. He hecho muchos esquemas y me temo que tardaré en
terminarla dos o tres años. Para mí es mucho más difícil escribir una novela
que un libro de poesía así que los que están acostumbrados a un libro mío anual
tendrán que esperar el año que viene. Sigo desarrollando la compleja
personalidad de mi personaje central y su progresiva locura. Es un experimento
nuevo la novela y espero encontrar editorial que me la publique. No quiero
autofinanciarme en esta ocasión como he hecho en veces anteriores. Espero tener
suerte.
He luchado mucho estas
vacaciones contra mis inseguridades, estas inseguridades que convierten a veces
mi vida en un pequeño infierno. Poco a poco voy venciéndolas y saliendo
adelante. Y también he luchado mucho contra mis obsesiones, que me causan mucho
daño y me roban mucho tiempo. Es un tema complejo que condiciona mucho mi vida.
Pero tengo confianza en salir adelante porque voluntad no me falta ni capacidad
de lucha.
Se me olvidaba que en Madrid
vi a los compañeros poetas de la Asociación
Prometeo de Poesía, que tanto ha hecho por mí. Viejos amigos
que conocí cuando fui en 1990
a dar un recital en el sitio donde habitualmente se
reúnen. Fue una experiencia inolvidable como inolvidables han sido todas las
publicaciones que he hecho para Prometeo.
He visto más a mi hijo. Él ha
bajado un poquito también por las vacaciones el pistón de las oposiciones a
juez y hemos disfrutado más el uno del otro. Celebramos mi 55 cumpleaños. Me
regaló una camisa muy bonita. Me siento ya un poco mayor y siento que tengo que
aprovechar mejor el tiempo porque la vida pasa y cada vez a una velocidad
mayor.
He leído libros. Mi hijo me
regaló uno precisamente por mi cumpleaños además de la camisa: una Antología de
Poemas y Canciones de Bertolt Brecht, más conocido por su actividad como
dramaturgo que como poeta. Me han gustado sobre todos las canciones, que riman
mejor que sus poemas. Supongo que será un problema de traducción. Pero el libro
merece la pena.
Y me han atacado un poco las
enfermedades. Primero los dichosos nervios, que no me dejan tranquilo y estoy
siempre luchando para que no se apoderen de mí. Ésta es otra de las razones de
haberme incorporado un poquito más tarde de la cuenta a la
Ura. Como me sentía muy cansado fui a la
médica de cabecera que me dijo que tenía problemas de insuficiencia venosa
periférica, vamos, de la circulación, por eso me cansaba tanto. Eso es lo que
me ocurría en Madrid. Tengo que llevar puestas unas vendas oclusivas durante el
día para favorecer el retorno sanguíneo. Me han mandado una pomada que ya me la
he terminado. Tengo que untarme crema hidratante para evitar úlceras y demás.
En fin: una lata.
También he tenido un eczema
en los oídos. Me he tenido que untar otra crema. Una lata andar con cremas, la
verdad, pero no tenía más remedio porque el problema iba a más hasta que ha
remitido. Me han hecho una analítica reciente que daba el azúcar un poco alto y
me han recetado una pastilla a tomar la mitad por la mañana y la mitad por la
noche. Tengo que perder peso sin falta. Ya he dicho que he perdido 11 kilos,
pero son muchos más los que tengo que perder. Antes de escribir este artículo
he ido a un zapatero a que me haga agujeros en el cinturón porque estoy
adelgazando. Eso se me hace sentir mejor conmigo mismo e ilusiona en cierta
manera.
He tenido otra cosillas
menores pero se me han ido quitando con tratamientos. Ahora me siento mejor y
procuro cuidarme un poquito más. Tengo que mirar por mí. Eso lo he pensado
mucho estas vacaciones. Vivo solo y tengo que mirar por mí.
He hecho más cosas durante
las vacaciones pero ya es suficiente con lo que he escrito. A veces me he
venido muy abajo y otras veces mi ánimo ha estado arriba. Es una montaña rusa
que me cansa y me cansa profundamente. Estoy harto de estar malo por decirlo
con sencillez. Cansado de soportar
subidas y bajadas que no me llevan a ninguna parte. Sólo a sufrir y pasarlo
mal. Tengo que buscar vías nuevas de escape y superación de mi enfermedad. Es
uno de los propósitos que me hago para el nuevo curso porque para mí es como si
fuera hacer un curso el venir a la
Ura , fundamentalmente por la clase de informática. Es estos
artículos seguiré hablando de mí y de muchas cosas. Y seguiré con las críticas
de cine como siempre. En fin: la vida sigue igual y siempre vienen cosas buenas
también que me hacen sentir mejor. Cuando menos te lo esperas (como dice el
título de una película) surge algo bueno
que me eleva la moral y me hace un ser libre de mi enfermedad al menos durante
un tiempo por corto que éste sea.
Me doy las bienvenida al
ordenador y espero seguir teniendo buenas relaciones con él y espero por encima de todo continuar con
mi relación con vosotros, lectores, que
sé estáis ahí y me dáis ánimo con vuestros mensajes que me llenan de
ilusión y dan mucho sentido a mi
trabajo.
Seguiré adelante luchando
como siempre, aunque a mi psicóloga no le gusta el verbo luchar. Pero para mí
es una lucha continua en la que no se puede bajar la guardia. En fin: vamos
para adelante. Salud y suerte.
José Cuadrado Morales
Vaya vacaciones... nos has dado envidia!! qué bien has aprovechado tu estancia en madrid: cines, paseos, exposiciones... quien pudiera
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