Egipto despertó admiración por los pueblos coetáneos que los
visitaban ya antes de los albores de la era cristiana. Quizás sobre uno de los
primeros que lo hizo fue sobre otro pueblo mediterráneo que buscó los horizontes
de su cultura en ver mundo y viajar, para así tomar contacto con otras
civilizaciones en lo que fue llamado después por los romanos como el Mare
Nostrum. Dice Herodoto, historiador Griego que vivió entre el 484-430 a . C., “Egipto era un don
del Nilo”.
Cuando estos griegos llegaron a ver las construcciones
monumentales del Egipto que ellos visitaban, no tuvieron más remedio que
sucumbir ante el encanto que se levantaba que se levantaba a sus pies y que era
visitado por ellos como los primeros europeos que pusieron sus ojos ante tan
embelesador arte.
El clima era árido y existían escasas lluvias, así que lo
que le daba vida y la vertebraba era el Nilo. Las tierras del valle eran
regadas por el limo que cubría con periodicidad matemática el valle con sus
crecidas, a partir de julio e inspirando el primer calendario de la historia.
Egipto guardaba más cosas por descubrir que no pasaban inadvertidas
a estos primeros griegos porque eran también elementos que los diferenciaban de
otros pueblos y es que Egipto era muy característico: hablamos de la fauna.
El hipopótamo, más pesado que el más grande de los bueyes.
El cocodrilo, que nace de un huevo parecido al de la oca y que llega a alcanzar
unas dimensiones mayúsculas, conservando la forma de lagartija.
Pero Egipto no dejaba de sorprender a sus primeros turistas.
Los dioses, los monumentos, la cultura…todo estaba cubierto por una magia
hechizante. El griego había visto mundo, había navegado pero no tuvo más
remedio que sucumbir ante el fascinante Egipto.
Ahora vamos a dar un salto en la Historia y nos vamos a
centrar en el 27 de septiembre de 1822. Un erudito lingüista francés, de
esplendidas condiciones intelectuales y enamorado de Egipto llamado François
Champollion envió una carta conocida como la “Letre a Monseieur Dacier”
contando en ella que la escritura jeroglífica se había descifrado. Es el
nacimiento de la egiptología como ciencia.
Egipto está rodeado por dos desiertos. El libio, al Oeste, y
el arábigo al Este. Al norte está el delta del Nilo (bajo Egipto) y el largo
valle Fluvial (Alto Egipto) configuran los accidentes geográficos que
caracterizan a esta peculiar tierra. Por la aridez del terreno, dominar los
oasis era estrategia imprescindible para dominar el país, por eso cobran vital
importancia el de Siwa, famoso porque Alejandro Magno visitó el oráculo de
Amón, el de Charga, donde Darío, el persa, hizo construir un templo y el más
importante, el de Fayum, alimentado por un brazo del Nilo. Cobra también vital
importancia la salida del Mar Rojo, por el Este, de donde salían las
expediciones al Punt, quizás la actual Somalia.
Pedro
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Hola Pedro me ha parecido muy interesante conocer Egipto mediante tu relato me parece genial un saludo y sigue escribiendo asi Pedro tu compañera Silvia
ResponderEliminarMuy interesante. Todavía hoy nos siguen sorprendiendo las civilizaciones antiguas
ResponderEliminarPedro, como Sílvia estoy encantado de haber leído lo que has escrito sobre Egipto. Gracias por añadir elementos culturales al blog. Escribes muy bien y de forma escueta y clara has dado una buena cantidad de información sobre la geografía y la historia de Egipto.
ResponderEliminarJesús
Qué interesante lo que nos cuentas, pedro, y qué bien escribes. Gracias!!
ResponderEliminarMe encanta todo lo que conlleva Egipto, es un país donde me gustaría conocer y su cultura me tiene cautiva. Me he leído mucho libros ambientados en Egipto
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