Cierto día de verano,
un parado de larga duración, cobró una semana de trabajo como peón de
albañil; pues bien, este hombre,
consciente de las pocas alegrías y del hambre que solía pasar su hijo, pensó
para sí: "le voy a dar a mi niño un cocido con todos sus avíos, y después lo voy
a llevar a los Toros…"
Tras el primer plato
de cocido, el Padre le dio un segundo, pero en el tercer, el niño empieza
diciendo: - "Paa´, …ya no quiero más". A lo que el Padre respondió: "Niño…come"; pero, “solo” se comió la mitad del tercer plato.
A eso de las 4 de la
tarde, el papá y el niño, vestido con un ropaje impropio del verano sevillano (una camisa de franela, embotonada hasta el cuello) llegan a la Campana y el
Padre le dice: niño, - "te vas a comer un helado de chocolate ,fresa , vainilla y turrón…" - "Si ¿Opá?. Cuando el niño, sin un solo centímetro de sombra por toda la calle Sierpes, camino de la
Maestranza, empieza con los sudores, más
lento cada vez y dando eses por la calle, llega por fin al Recinto, el Padre
compra las entradas, pero sólo quedan de tendido de Sol.
Ya una vez dentro, el
chiquillo se refrigera un poco en los recovecos de la Plaza; pero cuando se
pone en su sitio, ve que el Sol le da en plena cara y cuerpo. Ya en el segundo
toro, el niño le dice al Padre : -"Opá, tengo sed", a lo que responde el Padre
gritando - “Aguaóo”; este viene con una tinaja de barro, pero el agua está tan
caliente , que le revuelve todavía más el estómago, continuando con las "arquejadas". Es tanto lo que vomitó,
que un vecino de localidad en la plaza
va y le dice: - "Niño, a ver si dejas de echar garbanzos, y echa la morcilla y el
tocino, para ver si nos dejas tranquilos"
NOTA: Este chiste “casos verídicos” es un modesto homenaje a uno de los Sevillanos con más
gracia que yo recuerdo, leído, visto o escuchado en toda mi vida.
Dios bendiga su alma
.Este Hombre es PACO GANDÍA.
Diego de la Algaba.
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