Bebo a tus pies y te muestras tan fría
¿Qué te
puedo enseñar?
Besos
de infusa lucidez
amados como
palomas
que juegan revoloteando de forma parpadeante
puntadas al aire.
Ojos de anunciación dulce
que se queman
como orquídeas de miel.
Junto a mi barca que mimas
espero que por ti
me juzguen las horas.
Cada noche
compartiendo el manto de perlas brillantes,
de diamantes rosados
con el
continuo cantar del inclemente viajero
que cruza cerca del horizonte
donde comulgan
la línea del Este y el Oeste,
del Norte
y Sur,
donde se juntan el cielo y la tierra.
Allí se nubla la mirada de Atlantes
miopes que silban al viento
canciones de los infiernos.
Me dejo
llevar por el destino
en ausencia de tu
amor.
Ya no puede esperar más el olvido.
Ya tu piel siente
que paran a solas las manos
nacen de los pétreos rayos
renunciando
a la soledad del camino.
Compás
por el batir de las alas de la alondra.
Somos gotas de lluvia,
somos
revoques del mar,
somos aire que se respira en la orilla de la playa.
Un sol de
paños azules.
Respirar tras el disfraz de voces a contraluz
de murmullo de
flaquezas débiles de la lejana india.
De trompas de elefante que miran al cielo
con antojos de fortuna de alfiles y alcobas descubiertas.
Pedro.
Bonito, precioso
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