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“Pastoreaba Juan Bueno un hato de cabras en
estas estribaciones de Sierra Morena con ocasión de una gran sequía en que desaparecieron
fuentes y arroyos. Estando durmiendo la siesta, sueña con manantiales y ríos
caudalosos cuando le despierta ruido de agua. No acaba de creérselo. Una
caudalosa fuente ha brotado bajo una peña y su sediento ganado bebe de ella. Se
acerca él también a satisfacer la sed y al cabo del tiempo descubre una pequeña
imagen que ha aparecido con la fuente. Creyéndola una muñeca, la guarda en su
zurrón.
Cuando llega al pueblo al atardecer, entra en la taberna y allí la
empeña a cambio de un vaso de vino. La tabernera la guarda bajo llave en el
arca para que no la cojan sus hijas y al venir Juan Bueno a la mañana siguiente
con dos maravedíes a desempeñarla, la muñeca ha desaparecido del interior del
arca. Piensa el pastor que la tabernera quiere quedarse con ella y se va muy
enfadado con su rebaño. Al llegar al lugar de la aparición se alegró al ver la
fuente, pero más aún cuando descubrió que sobre la peña estaba su muñeca. Se
preguntaba cómo habría llegado hasta allí y , tomándola en sus manos, por comprobar
de qué materia estaba hecha, la golpeó por tres veces con su cuchillo en la
espalda, brotando al instante tres gotas de sangre. Se le abrieron entonces los
ojos, y comprendiendo que no era muñeca, sino Imagen de María la Virgen, corrió
al pueblo y, contando el milagro, acudió toda la gente al sitio de la
aparición, admirándose de la fuente y de la Imagen. El cura y las autoridades
dispusieron llevarla en procesión a la Iglesia Parroquial.Pero al igual que la Imagen había
desaparecido del arca de la taberna, también se vuelve aquella noche de la
parroquia al lugar de la aparición. La toman entonces y la llevan a Sevilla,
narrando el pastor al arzobispo lo sucedido.

Comprobando ser cierto el testimonio del
pastor, el arzobispo ordena edificar en el sitio de la aparición una ermita
donde sea venerada esta Imagen de la Virgen, que desde entonces es llamada de AGUAS
SANTAS”
Yo me siento
villaverdero y veía la fe de mi abuela y de mi tía
que quieren mucho a la Virgen de
Aguas Santas
Miguel Ángel
Martín
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