miércoles, 9 de septiembre de 2015

LA MÁQUINA DEL TIEMPO, LOS RECUERDOS.

Los recuerdos son como flashes  del pasado, imágenes fragmentadas que nos devuelve la memoria de un tiempo ya ido. Cabe preguntarse qué tan cercanos a la realidad son, ya que estos retazos de la memoria  suelen cambiar según quién los evoque.
Es rarísimo que dos personas coincidan en un mismo recuerdo porque están sujetos a la subjetividad de cada individuo. Con mis hermanas suelen desatarse discusiones porque cada una evoca de manera muy diferente el pasado, según las vivencias de cada cual. Por eso puede decirse que son engañosos. 
El mero paso del tiempo también los desdibuja y lo que recordamos hoy mañana podemos olvidarlo. Con  la distancia sucede algo parecido, ya que suele borrar los malos entendidos y recordamos más las cosas positivas que tiene ése ser lejano.
Lo mismo pasa con la afectividad, según sea el grado de cariño que nos liga a una persona, serán acordes los momentos que nuestra mente rescate. Tal vez por ello es fácil rememorar las anécdotas vividas con familiares y amigos, porque son altamente significativos desde el punto de vista emocional.
Claro que también quedan grabados a fuego los momentos o frases que nos hicieron daño o los errores gruesos de nuestro pasado, a modo de lección para no repetirlos.
Hay recuerdos para todos los gustos, desde una imagen aislada hasta conversaciones de larga duración. Recuerdos  que dejan sabor dulce  o amargo, según las circunstancias.
Mi primer recuerdo data de los seis años y es triste, pues me veo en el rellano de una escalera con mi prima, escuchando llantos y lamentos a viva voz que provenían de la planta baja, donde estaban velando a mi abuela materna. Después vienen los recuerdos de la etapa escolar  primaria, donde se me olvidaron los nombres y caras de casi todas las compañeras pero recuerdo con mucho cariño la hora de biblioteca, donde había revistas de los años 50´ y 60´
además de literatura infantil muy interesante, así que aprovechaba para leer todo lo que caía en mis manos y resultaba en instante más grato de todo el horario escolar.

Mi compañero de informática rescata con especial cariño el día de su matrimonio, hace 30 años ya, pese a que no tuvo celebración  porque prefirieron invertir el dinero en amueblar la casa , ése resultó un momento inolvidable para   él, así como el nacimiento de sus hijos. Son hitos en la vida de una persona que quedan grabados a fuego.
Mis hermanas suelen rescatar del baúl de los recuerdos su infancia en los campos de León llevando la cesta con comida a mi padre que estaba en  arando o haciendo faenas con los animales, o su tiempo internadas en sendos colegios de monjas. En fín, que tienen una memoria privilegiada en comparación a la mía, que parece bastante frágil. Pero como suele decirse, lo importante no es la cantidad sino la calidad .

Rosa

1 comentario:

unidaddiaerrenteria dijo...

Qué buen escrito, Rosa. Y qué importantes los recuerdos, que nos hacen ser como somos y nos permiten revivir situaciones buenas, o no tan buenas. Gracias por recordarnoslo.