viernes, 29 de mayo de 2015

LA ANGST

No me he vuelto lingüísticamente loco ni parcialmente disléxico ni tampoco se me han olvidado las vocales. El título es correcto. La palabra Angst es alemana y significa angustia. Como todos los sustantivos en alemán se escribe con mayúscula. Yo estudié alemán dos años cuando hacía el Bachillerato desde 1977 a 1979. Es una palabra que me llamó mucho la atención y además coincidió con el estudio de la filosofía y el descubrimiento del existencialismo y de uno de sus componentes esenciales: la angustia, precisamente. Yo descubrí la filosofía a la par que estudiaba alemán  y los filósofos que estudié sobre el existencialismo hablaban de la Angst continuamente y por eso he decidido titular este artículo con la palabra alemana en vez de la española.
Fueron dos años intensos de estudio del alemán y se me quedó grabado el tema de las muchas consonantes que había que poner seguidas y la dificultad de su pronunciación. Era una lengua muy musical pero tremendamente angustiante como la palabra. Y el existencialismo hablaba del hombre contemporáneo y sus muchas frustraciones y necesidades, y sus muchos problemas entre los que destacaba la angustia, que después he descubierto como enfermo de salud mental. El enfermo mental vive intensamente la angustia como un peso tremendo que le agobia enormemente y no le deja moverse ni seguir adelante porque le deja como paralizado, rígido, sin aire en los pulmones.
Tuve la suerte de empezar a leer a filósofos como Heidegger y Kierkegaard y me enseñaron muchas cosas. Ambos en este caso defendían la idea de que el hombre es un ser para la angustia. Schopenhauer sin embargo pensaba que el hombre es un ser para la nada. Yo creo que existe una interrelación entre ambos puntos de vista. La angustia  viene muchas veces dada por el hecho de la conciencia del no ser, de ser la nada absoluta. Ambas posturas están pues imbricadas y se pueden muchas veces intercambiar.
La ausencia de todo sentido de la vida, el peso de la nada genera mucha angustia, mucha Angst. El alemán es la lengua del existencialismo por excelencia, por eso también la he puesto en el título de mi artículo de esta quincena.
La angustia es paralizante y conlleva un miedo a lo desconocido y un peso tremendo en el alma. Se deduce la dificultad de movimientos y un problema enorme para sobreponerse a las circunstancias difíciles de la existencia. El enfermo mental padece esa angustia paralizante que lo lleva a sentirse vacío, sin nada, sin dar sentido a nada de lo que hace, todo resulta pesado y el miedo (que también es otro de los significados de Angst) se apodera de los músculos y provoca un agarrotamiento general que lleva al enfermo a los pensamientos negativos. La negatividad que es otro de los componentes del existencialismo. El existencialismo es una visión filosófica del ser que lo lleva al igual que la nada a ser la nada misma. El hombre es un ser para la existencia, la existencia es un hecho para la nada, luego el ser camina hacia la nada a cada paso que da.
Estando en el Instituto San Isidoro tuve la oportunidad de leer obras de los filósofos existencialistas, algunas de las cuales estaban escritas en alemán. El alemán no sólo es una lengua difícil y musical, sino una lengua muy apropiada para el existencialismo por lo rigurosa que resulta con sus declinaciones como el latín. Fueron dos años muy intensos y al final obtuve la matrícula de honor en filosofía. Trabajé muy duro y el profesor valoró el interés que me había tomado por la asignatura y particularmente por el existencialismo.
Leí también a Sartre, un filósofo existencialista francés que terminó, como decía su esposa, orinándose encima y haciéndose las necesidades básicas en la cama por no poder levantarse. Es una visión negativista de la existencia, frente al positivismo que valora mucho al ser humano y considera que cada fase de la vida tiene valor en sí misma. El existencialismo lleva a la anulación del individuo después de un largo viaje por la Angst. El enfermo mental vive la angustia como algo muy vivo y poderoso, depende de ella, está obligado a cumplir sus objetivos y no puede desprenderse de ella.
Yo he vivido muchas veces la angustia con una enorme intensidad. He llorado con una fuerza terrible y no he sabido qué hacer y me he sentido esclavizado. He hecho toda clase de psicoterapias que han sacado de mí lo peor que tenía como una especie de exorcismo. Ese exorcismo se puede hacer también mediante la religión, las creencias en Dios o en dioses, aunque el existencialismo en estado puro niega la existencia de Dios. Y si consideramos también que el ser camina hacia la nada, Dios no tiene cabida en la existencia.
Pienso en las personas que he conocido en las psicoterapias de grupo y que padecían una profunda angustia. Lloraban y no había manera de calmarlas. Estaban como poseídas por la Angst y eran la angustia misma con todas sus fatales consecuencias. Hablaban de suicidio como algo natural. Algunos decían que el hombre era un ser para el suicidio, para el exterminio voluntario, para la autodesaparición.
Afortunadamente existen las pastillas que consuelan mucho de la angustia y permiten que los enfermos se sientan mejor. La medicación mitiga en gran parte los efectos de la angustia y consuelan enormemente, aunque tengan efectos secundarios, pero que son tolerables comparados con los efectos secundarios de la Angst.
Hoy día existen muchas herramientas para combatir la angustia. Existen numerosos profesionales dedicados a aniquilarla, a vehicularla positivamente y a que tenga un sentido incluso para sacarle un provecho y que la vida pueda seguir su curso hasta el final sin pensar tanto en el exterminio.
La angustia de Heidegger nos lleva a pensar en la necesidad de liberarnos de la dura carga de la  vida , pero también nos hace pensar en que la muerte no es el sentido de la vida, sino todo lo contrario: que la vida es la que da sentido a la muerte como decía Juan Ramón Jiménez, un poeta existencialista que aguantó duro hasta el final y soportó enormes depresiones, ingresos, medicaciones y demás.

El ser para la nada de Schopenhauer nos lleva a sentir que la nada no tiene por qué ser la conclusión a todo lo que vivimos sino que hay un fruto que queda después de todo cuanto vivimos y seguir luchando de otro manera en espíritu más allá de nuestro cuerpo finito. La muerte no es el final, la nada no existe. La angustia sin embargo sí es real. La angustia tiene más peso que la nada porque la nada es nada en sí misma y la vida continúa tras la muerte, al menos eso es lo que siento en lo más profundo de mí.
Yo ya no lucho contra la Angst. Me dejo llevar por ella hacia donde quiera porque no dura siempre. Dura un tiempo limitado y he aprendido a dominarla y a hacerla amiga mía. Ya no lucho: me dejo llevar y ya está. Es un consejo que doy a todos los pacientes de angustia. Así la vida tendrá un sentido mayor y podremos disfrutar de la felicidad, de la dicha porque el hombre también es un ser para la alegría. Salud y suerte.


José Cuadrado Morales

3 comentarios:

Blog Unidad Rehabilitación Salud Mental Hospital Macarena dijo...

EL EXISTENCIALISMO DEBE SER UNA DE LAS DOCTRINAS FILOSÓFICAS MAS COMPLEJAS, COMO ES COMPLEJA LA EXISTENCIA HUMANA, Y SIN DUDA NOS DEJA UNA SENSACIÓN DE INUTILIDAD COMO SI NADA DE LO QUE PODAMOS HACER SEA IMPORTANTE, LO CUAL GENERA ANGUSTIA. PERO EL SER HUMANO TRASCIENDE LA ANGUSTIA GRACIAS A LA ESPERANZA, LA FE EN DIOS O EN UN MAÑANA MEJOR. ESE ES MI PARECER. ROSA.

Anónimo dijo...

Mi querida Rosa: llevas toda la razón. Frente a la conciencia del no ser, de la inutilidad o el vacío de todo, debemos oponer el sentido de la propia existencia y su trascendencia por ejemplo a través de la creencia en Dios. Yo no creo que el ser humano sea un ser para la nada ni creo que sea un ser para la angustia. Es mejor como tú dices que sea un ser para la esperanza. En eso estamos y en eso seguimos luchando. Buena suerte que te la mereces. José Cuadrado Morales.

Blog Unidad Rehabilitación Salud Mental Hospital Macarena dijo...

Yo también como vosotros he sentido angustia en mi vida. No podemos dejar de sentir angustia pero hay que sobreponerse a ese estado del espíritu cuando se presenta como negativo con una buena ración de optimismo. Hay que tener en cuenta que la angustia si va acompañamos un ejercicio de reflexión que nos lleve a mejorar lo que nos rodea y que busque el bien para los demás y para nosotros, es positiva. En este sentido la angustia es vital y consustancial a la vida misma, como expresaron algunos de los filósofos de los que habláis.Hay que pensar que podemos solucionar las cosas que se den en nuestra vida, por complejas y negativas que parezcan.Como decía Rosa, nunca debemos perder la esperanza, ni la fe y apoyarnos en todas las cosas, por pequeñas que parezcan, que le den sentido a nuestra existencia. Un saludo para vosotros Pepe y Rosa. Jesús