lunes, 10 de julio de 2023

SUEÑOS DE ADOLESCENCIA Y JUVENTUD

i. VOLAR

El primer sueño que voy a intentar describir se daba de adolescente durante la noche en casa de mi Tía Rosario, casa primera de los Abuelos y era repetitivo por propia iniciativa. Hay un verso de Federico García Lorca y que canta Camarón de la Isla en el disco La Leyenda del Tiempo, de uno de sus poemas que dice: “nadie puede abrir semilla en el corazón del sueño” y lo cito porque este sueño era tan relajante cuando lo soñé por primera vez que intenté repetirlo conscientemente mientras entraba al sueño y lo conseguí, se daba en las noches que pasaba en la, como diría mi amigo Pepe, mullida cama, cama con colchón de los antiguos, de una de las habitaciones de la casa de mi tía, la más cercana a la tienda, al mostrador y a la calle. Esas habitaciones antiguas sólo tenían una ventana de ventilación muy estrecha, parecida a lo que en las murallas encontramos como una saetera, sólo que un poco más ancha y no tan alargada. Era por donde se ventilaba la habitación en verano. Las casas antiguas tenían unas paredes muy anchas, de aproximadamente un metro de espesor, lo que las hacía muy buenas para pasar la noche en verano, pues se estaba fresquito por la noche en verano. Entrando ya en el sueño, el primer día que lo soñé me sentí flotar espiritualmente mientras soñaba. Soñaba que volaba desde mi pueblo en dirección a Sevilla flotando por encima de la carretera, que era mi ruta, de la siguiente forma: el abdomen quedaba abajo y el cuerpo se disponía de forma intermedia a los brazos, que quedaban por arriba del resto, como si te estuvieran cogiendo de pies y manos. Flotaba durante todo el sueño. La sensación era muy placentera y duraba casi toda la noche. Despertaba cuando volvía a casa, después de llegar a Alcalá del Rio, pueblo del que no pasaba. Al llegar a él salía como rebotado en dirección contraria, hacia mi pueblo, en la misma forma en que se daba la primera parte del sueño. Llegaba a casa de mi Tía y seguía durmiendo con sueño profundo. Las sensaciones del sueño fueron tan placenteras que durante repetidas noches intenté y logré repetirlo con el silencio y el frescor del verano en estas casas. Y así fue. Sueño de verano. Primero.


ii. PESADILLA

Este sueño no se repitió y se dio una vez en días previos a los exámenes de bachillerato antiguo, 2 ó 3 de B.U.P. Soñaba que de repente me encontraba en un lugar en el que había barras de hierro saliendo de la pared, un gran pasillo estrecho, yo observando desde él y al fondo una gran habitación donde había un grupo de niños entretenidos unos con otros. Por la izquierda entraba un gran centollo anaranjado que se dirigía hacia los niños. En el estrecho pasillo se veían huesos de seres humanos. Cuando el Centollo Rojo se dirigías hacia los niños, yo con una gran barra de acero golpeaba contra las barras de acero que sobresalían de la pared en gran excitación, casi paroxística. Entonces el centollo que escuchaba no se por donde se olvidaba de los niños y tomaba un pasillo por el que no cabía hacia mi, pero lo conseguía. Cuando ya estaba en mi persecución, yo soltaba la barra de acero y echaba a correr, con el centollo babeante de muchas y pequeñas pero afiladas patas tras de mi. Entonces encontraba una pequeña escalera derruida y casi destruida por el tiempo y empezaba a subir por ella, entre lazos de alambre. El Centollo subía corriendo detrás mio, pero no me pillaba, porque al llegar al final de la escalera había como una gran superficie de agua con cuadraditos de alambres de espino de aproximadamente 2 x 2 m, y yo me lanzaba de cabeza al agua por el hueco que dejaban. Entraba en el agua y comenzaba a bucear y cuando me paraba, me tranquilizaba porque estaba sólo allá abajo. Pero inmediatamente el sueño comenzaba de nuevo en la parte de las barras en la pared, los niños entretenidos, el Centollo Rojo dirigiéndose a por ellos y yo golpeando la barra y atrayendo al Centollo. Entonces todo volvía a repetirse y yo acababa al final en el fondo del lago sólo y “tranquilo”. Esto se repetía unas cuantas de veces hasta que yo me volvía a tirar al agua, en la zona del lago, pero la vez final ya no me encontraba sólo sino rodeado en el fondo del lago por cientos de centollos que parados amenazaban con atacarme. Entonces me despertaba. Este sueño no fue repetitivo y se dio en casa de mis padres.


iii. LOBUNO


El siguiente sueño se daba también en verano. Lo he llamado segundo sueño de verano. Era también repetitivo, pero no creo que por placer, o puede que si. Soñaba que iba por el monte con un grupo de moteros compañeros, vestidos todos igual, con traje negro de cuero, sorteando piedras y subiendo y bajando montañas. Las motos eran muy curiosas, no tenían motor, pero igualmente funcionaban. La moto consistía en dos trozos de madera o metal recubiertos por cuero negro, dispuestos en forma de cruz latina, con sus ruedas abajo. Se iba tendido sobre la moto y se sorteaban como cuento tierra y piedras, los matorrales quedaban ocultos por la obscuridad de la noche. Todo se desarrollaba a la luz de la luna. Íbamos recorriendo los montes hasta que de repente encontrábamos una cabaña, una pequeña cabaña de madera, con una pequeña ventana y una puerta pequeña también. Cuando llegábamos a la cabaña solo me bajaba de la moto yo, mis demás compañeros paraban sus motos y permanecían echados o parados, como tumbados, tal como viajábamos por los montes, en ellas. Al bajar yo me dirigía a la casa y miraba por la ventana. Al mirar me encontraba a mi mismo tumbado en una cama, dormido. Entonces dejaba la ventana, me dirigía a la puerta y entraba. Nada más entrar me veía en la cama, despertaba, me vestía con el traje de cuero negro ya no había mas que una sola persona, un solo yo y volvía a salir de la casa. Abría la puerta ya vestido, me dirigía a mi moto, montaba y volvíamos a recorrer los montes. Ahí terminaba el sueño. Y seguidamente entraba en sueño profundo. Este sueño se repitió en varias ocasiones. Segundo sueño repetitivo. Se daba en casa de mi Tía.


iv. SEXO


Otro sueño pero que no se repetía era el siguiente: soñaba que estaba en una habitación el triple o el cuádruple de grande que una normal, con una cama gigantesca adaptada a las paredes de la habitación. En la cama habías 13 mujeres desnudas entre las que estaba yo, desnudo también, con las que entraba en contacto girando sobre mi mismo. Era como si pausadamente te revolcaras con ellas, pero no había nada de sexo, sólo el contacto con las mujeres. Y se sentía el placer del contacto con la piel con muchas de ellas, de piel muy fina, aunque no llegaba a darse la excitación sexual. Este sueño era corto. Al poco tiempo de soñar entraba en sueño profundo. Es el tercer sueño de verano. Se daba en mi casa, la de mis Padres.

Jesús.

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