Ahora que estamos
todos confinados no debemos olvidar que tenemos a nuestra disposición muchas
comodidades sin salir de casa. Ya no es necesario ponernos la bata de guatiné y
las babuchas de andar por casa para salir a por el pan. Desde nuestra casa
podemos acceder a nuestra cuenta bancaria, pagar un recibo o hacer una compra
en un supermercado o en unos grandes almacenes.
Pero cuidado con lo
que compramos. Este es el caso de una persona que desde tiempos inmemoriales
arrastraba un gran complejo debido al pequeño tamaño (según él) de su “miembro
viril”- Tantas horas confinado en casa convirtieron ese pequeño complejo en una
gran obsesión, con lo que decidió ponerse las pilas y buscar posibles
soluciones. Tras mirar en cientos de
páginas de internet decidió regalarse un agrandador de pene. Si habéis
escuchado bien un agrandador de pene, para muchos hombres es un dogma de fe
aquello de “el tamaño importa” y nuestro protagonista obsesionado por verse el
susodicho por encima de su barriga, quedó prendado por la publicidad de una
página en la que un agrandador de rabos era la estrella de la tele venta y
podemos imaginar que prometía la increíble longitud del mismísimo Nacho Vidal.
La sorpresa de
nuestro insatisfecho comprador internauta fue que al abrir el paquete donde
venía su ansiado agrandador descubrió que lo que en su imaginación iba a ser un
complicado y tecnológico aparato se quedo en una lupa de mucho aumento.
Enfadado, irritado,
cabreado decidió interponer una denuncia a la policía, ya que se consideraba víctima
de un timo, el policía mientras la tramitaba telefónicamente la denuncia le dijo que en teoría, la lupa, lo que era agrandar,
agrandaba, es decir, al verse el miembro a través del cristal de aumento de la
lente este crecía, por lo que la estafa no era tal.
De esta anécdota podemos sacar en claro
que tenemos que tener mucho cuidado con las compras que hacemos por Internet,
que es importante tener la mente ocupada en cosas constructivas, qué es
fundamental aceptarnos como somos, intentando siempre mejorar pero no cayendo en
la desesperación o soluciones absurdas-
Lo positivo
de esta historia es que nuestro protagonista se quedó en casa. #QUÉDATE EN CASA.
Adaptación artículo de nuestro colaborador
Pedro.
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