Se han celebrado por fin las
tan deseadas y necesarias Elecciones Generales de noviembre que
pensaban muchos que iban a desbloquear la situación política y
acabar con la interinidad política que llevamos viviendo tanto
tiempo.
Me acuerdo ahora de Giuseppe de
Lampedusa y de su obra magna El gatopardo, llevada al cine por el
genial Luchino Visconti. Se hizo a raíz de esta novela muy famosa la
frase de: Cambiar todo para que nada cambie. Pues algo así ha
ocurrido en estas Elecciones Generales: se ha intentado cambiar todo
para procurar el desbloqueo, aunque algunas cosas sí que han
cambiado, pero la realidad política de formar un Gobierno que
gobierne ya se hace de momento improbable e incluso imposible.
El PSOE ha ganado las
Elecciones, aunque ha perdido algunos escaños en comparación con
las anteriores Elecciones Generales. Pero se mantiene sin duda como
la fuerza más votada. Pero no tiene diputados suficientes como para
formar un Gobierno estable. Tiene que formar coalición con otro u
otros partidos.
Y hay problemas para ello, por
eso digo que en realidad nada ha cambiado. El Partido Popular ha
subido bastantes escaños. Se ha llevado una gran parte de votos de
la derecha dubitativa. Es una victoria personal de Pablo Casado. Eso
ha posibilitado la caída en picado de Ciudadanos, que pretendía
representar a una derecha un poco más light y que tuvo la
oportunidad de gobernar con el PSOE en algunos de los contactos que
tuvieron ambos partidos en el anterior panorama político de España.
Albert Rivera debería de presentar ya su dimisión. Está tardando.
La situación es trágica para el partido. Un poco más y desaparece
del Congreso de los Diputados. Ha sido francamente algo totalmente
inesperado. Y lo siento. Muchos de los votos de Ciudadanos han ido a
parar a VOX, la fuerza que más ha subido en las Elecciones.
A medida que hay más
Elecciones aumenta el desencanto y éste lo coge preferentemente la
ultraderecha. Ya ha ocurrido en otros países. No pasa nada si
gobierna la ultraderecha. No es mi ideología, pero es una ideología
más que si algún día llega al poder será porque es un partido
democrático que ha sido votado por el pueblo.
VOX ha concentrado votos de los
desencantados. De muchos desencantados. Ha duplicado su
representación parlamentaria, lo cual es un éxito tremendo dado que
hace apenas nada no estaba ni en el Parlamento. Sólo cabe
felicitarles porque a su manera quieren lo mejor para España. Cabe
presuponer que todos los partidos quieren lo mejor para España,
menos los partidos independentistas que quieren lo mejor para la
Comunidad Autónoma a la que representan, en este caso Cataluña,
País Vasco y Galicia.
Podemos ha tocado techo. Pero
lo hizo ya hace tiempo. Pasó el entusiasmo de los acontecimientos
del 15-M. Ya las cosas no son iguales. La cabezonería de Pablo
Iglesias de no formar Gobierno con el PSOE al no tener las cuotas de
poder que pedían les ha llevado a estancarse. Al menos no ha sufrido
la caída tan brutal de Ciudadanos. Se mantiene como cuarta fuerza
política de España. No está mal para un partido que está bastante
quemado por su propio líder.
La sorprendente quinta fuerza
política de España es ahora ERC. Los independentistas entran más
fuertes aún en el Parlamento. Y no me sorprende en absoluto porque
llevan mucho tiempo haciendo una política de defensa exclusiva de
Cataluña y de separación de España para formar un país
independiente. Ha concentrado muchos votos de los independentistas en
perjuicio de otros partidos también independentistas. También ha
habido muchos votos independentistas en el País Vasco y en Galicia,
los tres que forman la tríada de Comunidades Autónomas que quieren
la secesión de España.
Como sorprendente sexta fuerza
política queda Ciudadanos, con una presencia casi testimonial. Es
inaudita la trayectoria de este partido. Nació para ser un rival del
Partido Popular y consiguió hacerle bastante sombra sin nunca
superarlo. Y ha ido cayendo como un endeble castillo de naipes hasta
estos paupérrimos resultados del domingo 10 de noviembre. Y tiene
políticos muy válidos como Inés Arrimadas, persona que en otro
partido tendría mucho más peso del que tiene en Ciudadanos. Imagino
la decepción de los pocos votantes de Ciudadanos. Pocos podían
augurar esta catástrofe. Ni las encuestas presagiaban tanta
catástrofe. Pero la política es así. No se puede estar jugando
siempre con la gente, ni se puede estar prometiendo cosas que no se
van a cumplir, ni se puede estar negando permanentemente pactos que
favorecerían la gobernabilidad del Estado.
Después hay otros partidos que
han conseguido menos diputados. Está el caso de Más País de Íñigo
Errejón, escindido de Podemos. Ha conseguidos poquitos diputados
pero es su primera aparición en unas Elecciones y es muy difícil
competir con la maquinaria de los grandes partidos o de partidos que
llevan más tiempo en la cresta de la ola, que tienen mucha más
experiencia en comicios y en gobierno. Errejón puede sentirse
contento porque ha obtenido bastantes votos que demuestran los muchos
desencantados que hay en Podemos con la dirección de Pablo Iglesias.
Ésta es la situación. Ahora
hay que pactar de nuevo. Si hemos llegado a unas Elecciones Generales
por la incapacidad de pactar de los partidos, ¿qué va a pasar
ahora? Hay que negociar de nuevo e intentar esta vez sí llegar a un
acuerdo de Gobierno porque el país no puede permitirse unas nuevas
Elecciones que llevarían seguramente a una misma situación. Estamos
metidos en un bucle político del que resultará difícil salir. Es
la hora del diálogo, algo que no es lo fuerte de los españoles. A
los españoles nos falta capacidad de diálogo, capacidad de
negociación, de trabajo en equipo. Pero ha llegado la hora de
hacerlo.
Pedro Sánchez ha dicho que
hablará con todos los partidos, menos con VOX. No lo entiendo: es un
partido político democrático que merece la misma consideración que
los demás. Yo no he votado a VOX que conste. He votado PSOE. No me
importa decirlo aunque el voto sea secreto, pero quiero que quede
constancia de cuál es mi posición política. Ahora le pido a Pedro
Sánchez como votante flexibilidad, capacidad de diálogo, capacidad
de adaptación a las necesidades de los partidos con los que tenga
que negociar. Es hora de llegar a un Gobierno que acabe con este
estar siempre en funciones, cosa que no es nada nuevo porque está
todo paralizado.
Estamos casi igual, pero así
falta el diálogo. Dialoguemos pues. Demostremos al mundo que somos
capaces de conversar y de llegar a acuerdos que permitan gobernar
España.
Espero que sea así.
Salud y suerte.
José
Cuadrado Morales.
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