jueves, 31 de enero de 2019
lunes, 28 de enero de 2019
CON DOS MORAS
Con dos moras hice los ojos,
con dos manzanas las mejillas,
las aguas de un manantial
se congelaron en los labios
le coloreé el pelo
con el color de
azabache,
con arcilla de la
sierra
le construí la nariz.
Aquella tarde robé
al campo todo su
encanto,
cuando te hube terminado
vi que podía
abandonarlo.
José
lunes, 21 de enero de 2019
CUANDO LOS CELOS SE DESBORDAN (IV): LLEGARON LOS PROBLEMAS SEXUALES.
¿Qué otra cosa pudo intervenir en mi
relación con mi novia?. ¿Qué pudo afectarnos en cuanto al problema sexual que
teníamos?. Quería contar que yo padezco de una enfermedad física que se llama
ginecomastia, que consiste en un engrandecimiento anormal de los pechos en el
varón y en mi caso bilateral, en ambos pechos, igualmente distribuidos. Esta
enfermedad surgió en la pubertad en mi caso y me preocupó siempre; llegue a ir
a un endocrino con 18 años (pidiéndoselo previamente a mis padres, que me
acompañaron) que me dijo que ya se habían pasado los efectos hormonales para
corregirlo con medicación y que lo único que podía hacer era una dieta
complejísima que mi madre intentó conmigo pero que no pudimos seguir concienzudamente.
El problema nunca se ha podido solucionar.
Yo sabía que en el futuro podría
tener problemas con eso, y efectivamente me los dio. Mi novia no sabía porque
no “funcionábamos” sexualmente y una de las cosas que le preocupó fue este
problema. Enfadada llegó a pedirme a mediados del noviazgo que me operara, que
llevara a cabo una operación de cirugía estética para intentar corregirlo. A mi
la cirugía estética siempre me ha dado un poco de apuro máxime con las noticias
que salían y salieron en televisión
sobre los efectos físicos que un fallo en las misma puede tener. Puede
no poder corregirse un error de éste tipo. La cuestión fue que no me decidí a
operarme, me daba bastante miedo que saliera mal la operación. Podía ocurrir
que lo que se intentaba corregir saliera mal y que fuera peor el remedio que la
enfermedad. Los dos por entonces no sabíamos nada de psicología. Yo he leído
algo al respecto( Rafael Santandreu, el Arte de No Amargarse la Vida) hace cosa
de tres años en la que se cuenta que si se debe “funcionar” sexualmente
teniendo el defecto, que no es bueno operarse por este motivo, primero se debe
“funcionar” sexualmente con el defecto y luego si se quiere, operarse.
Lo mismo
dice al respecto sobre la mujer, sobre por ejemplo ponerse mamas de silicona.
Yo creo que si no va bien la cosa con el defecto tampoco lo irá sin él
estéticamente hablando. Es lo que cabe concluir. Recuerdo que yo le contesté
enfadado a un tiempo que a mi no me molestaba la quemadura que ella tenía en el
pecho( al recordar ahora ella también tenía un problema de varices que a mi no
me afectaba). Para mi como cuento era la mujer más bella del universo, la que
más me atraía y con la que más sentía físicamente, aunque esto último no lo
probé nunca durante el noviazgo porque nunca tuve relación sexual con otra
mujer más que con ella, ni la he tenido salvo con tres prostitutas que conocí
en un viaje a Centroeuropa en diferentes ciudades cuando quise, a los 31 años,
ya pasados 5 años de acabada la relación sentimental con mi novia y muy
autopresionado ( con el delirio de estar presionado socialmente) comprobar que
es lo que ocurría. Saqué mis propias conclusiones y cabe decir que yo me excito
fácilmente con casi cualquier mujer. Siempre hay excepción, que como se dice
confirma la regla.
Jesús
NO TEMAS AL SIENCIO
No temas al
silencio
que no hace nada
que en las miradas
pone al descubierto
las almas.
Que puede rodear la
amistad o el amor,
no temas al
silencio,
que es sincero,
que sus palabras
son más ricas que
el agua
que baja cantarina
de las montañas.
No temas al silencio
que sólo es eso,
descubridor de
secretos y miradas.
José
jueves, 17 de enero de 2019
SOY CRISTIANO
Me fui a caminar,
por las duras calles
de Buenos Aires;
y Jesús no me
abandonó,
por otras calles
también,
y Jesús no me
abandonó.
Soy Cristiano de
nacimiento,
Soy Cristiano en mi
juventud,
y seguiré siendo
cristiano,
cuando muera de
viejo.
Puede que el mal me
hiera,
puede que el mal me
mate;
pero por Jesús todo
eso,
llegará tarde.
Soy cristiano de
nacimiento,
soy cristiano en mi
juventud;
y seguiré siendo
cristiano,
cuando muera de
viejo.
Francisco Manuel
miércoles, 16 de enero de 2019
ME MUDO A UN PISO COMPARTIDO
La vida me va a cambiar en
segundos, bueno antes al comenzar el año me enteré de que me iba a vivir a un
piso compartido de FAISEM, va a ser muy pronto, ya mismo. Estoy
entusiasmada por que conozco a las
compañeras que me van a tocar y son buenas muchachas, en este piso compartido
solo hay mujeres, también los hay de chicos. Ellas todavía no lo saben, veras
cuando les diga que voy a estar con ellas, se van a llevar una buena sorpresa,
igual que la que me dieron a mi.
Aunque cambie de domicilio, voy a
seguir asistiendo a mis clases de la
ESA (educación secundaria de adultos) y también a la URA., vamos que voy a seguir
haciendo mi vida normal.
Posiblemente echaré mucho de
menos no estar viviendo con mi madre, ni en mi barrio de toda la vida, pero no
pasa nada porque yo iría los fines de
semana a casa, a estar con mi madre.
Al principio me costará un poco adaptarme
al barrio, al piso, a mis compañeras… en definitiva, a la nueva situación, pero
seguro que lo consigo. AÑO NUEVO VIDA NUEVA.
lunes, 14 de enero de 2019
EL HOMBRE KLEENEX
Durante mis muchos años de
padecer una enfermedad mental (odio cada vez más esta expresión) he
conocido a muchos psiquiatras y psicólogos que me han enseñado
muchas cosas. Por ejemplo, que es muy difícil establecer una
relación afectiva perdurable entre dos personas que padecen
problemas psiquiátricos. Lo he podido comprobar con parejas
sentimentales y con simples amigos.
Nunca se sabe a qué atenerse
con un enfermo mental. Es siempre sorprendente, inesperado, súbito,
no se sabe por dónde va a salir y eso genera confusión, ansiedad,
angustia, todo lo contrario a lo que sería una buena relajación. Es
aumentar el sufrimiento que ya se tiene como enfermo mental.
He aprendido por ejemplo lo
que es tener autoestima. Siempre me decían los psicólogos y
psiquiatras que yo empezaba mis relaciones de pareja y me dejaban
casi siempre por mis problemas nerviosos. Decían que era como si
llevara una camiseta con el logotipo puesto de “hombre kleenex”,
es decir, hombre de usar y tirar.
La primera vez que me lo
dijeron me afectó bastante y eso influyó en que mi autoestima
bajara bastante porque me sentía utilizado, un hombre de usar y
tirar, sacaban lo mejor de mí, exprimían mi persona y después me
abandonaban. Lo pasé muy mal hasta que yo también aprendí a saber
abandonar, a romper una relación cuando no funcionaba. Yo tenía el
mismo derecho que los demás. Pero se me quedó tan grabada esa
expresión que he tenido que lidiar con ella toda mi existencia y me
sigue doliendo porque el divorcio me afectó bastante, porque he
creído muchas veces que me querían y en realidad querían a un
hombre perfecto y yo particularmente no conozco a ningún hombre
perfecto.
Perfectos se creen aquellos
que te juzgan continuamente y van destacando tus defectos por encima
de todas tus virtudes. Porque yo tengo virtudes y muchas. Yo soy
escritor como todos sabéis y ésa es una maravillosa virtud porque
es muy difícil escribir un libro. Un buen libro. Y yo escribo buenos
libros, no libros de usar y tirar. Me dejo la vida en cada libro,
como en el tercero de la trilogía Monólogo en clave neurótica que
estoy a punto de terminar para que se publique sobre junio o julio.
Podría destacar más
virtudes, pero para qué. No es necesario justificarse porque siempre
seré seguramente un hombre kleenex aunque ahora tengo mucha más
autoestima y me valoro bastante más y valoro todas las cosas que sé
hacer, además de escribir libros, que ya es muy importante y muy
difícil.
Sexualmente me he sentido
también muchas veces un hombre kleenex. Me he relacionado con muchas
mujeres y lo que les interesaba únicamente era mi aspecto sexual. Si
las cosas quedan claras desde un principio no hay problema. Pero no
siempre las cosas quedan tan claras y se genera confusión y
sufrimiento porque desgraciadamente soy una persona muy sensible, muy
hipersensible. Y estoy cansado de esto. Quisiera ser Clint Eastwood,
un tipo duro, pero no malvado. Alguien fuerte pero que no haga daño.
Estoy cansado de que hasta la más pequeña cosa me haga daño. Eso
cansa hasta límites insospechados y no puedo más.
Quisiera ser Charles Bronson y
que las cosas no me afecten tanto en una primera instancia y tener
que recurrir a ansiolíticos para superar los malos estados en los
que me veo inmerso.
Quisiera ser Sylvester
Stallone y tener la fuerza de voluntad suficiente para que no me
arrasen los acontecimientos más irrelevantes de la vida cotidiana
que en mi alma se convierten en argumentos de una profunda angustia.
Estoy cansado en definitiva de
ser un enfermo mental y un hombre kleenex a quien pueden utilizar y
tirar porque es débil.
Antes a los enfermos mentales
se les encerraba en manicomios. Eran guetos en los que se los
encerraba y ahí quedaban aislados de la sociedad. Eran hombres
kleenex, mujeres kleenex. Aquí hay igualdad de sexos. Yo recuerdo
que una vez fui de visita al Manicomio de Miraflores porque ahí
trataban a mi padre y vi los enfermos esparcidos por el suelo como si
fueran miserias humanas.
Conocí a una mujer que le
pedía una pepsi-cola a todas las personas que veía. A mí también.
Era una obsesión. Yo la convertí después en un personaje literario
de una de mis novelas.
Afortunadamente la verja se
saltó y desaparecieron los manicomios y empezó a hablarse de salud
mental, de enfermedad mental, etc. Pero eso no acababa con los
estigmas sociales y con la sensación que tenemos los enfermos
mentales siempre de ser hombres kleenex, personas que no podemos
realizar las mismas cosas que una persona llamemos normal. Todos
estamos capacitados para hacer las mismas cosas. Lo único que varía
es la sensibilidad, la maldita sensibilidad. La sensibilidad que
oprime, dependiza, entorpece, hace daño, duele hasta físicamente.
Ser un hombre kleenex no es
fácil. Es difícil conducirse por la vida así porque si se empieza
una relación siempre tienes miedo a mostrarte como eres por miedo al
rechazo y al lógico abandono. Estoy cansado de empezar relaciones y
que terminen en rupturas. Ahora mismo no quiero relaciones ninguna.
Quiero estar solo sin querer estarlo. Es la triste contradicción.
Pero es que no quiero que me utilicen más como hombre kleenex porque
eso supone la pérdida de un trocito más de autoestima y cada vez
me queda menos y lo que sí aumenta es la ansiedad.
Y de la ansiedad estoy muy
harto y estoy harto de tomar alprazolam cuando tengo una crisis de
ansiedad, cuando la angustia me ahoga y no puedo vivir y tirar para
adelante. O me tengo que meter en la cama para dormir porque no puedo
vivir.
Es triste huir a la cama por
no tener con quien relacionarse porque te van a catalogar como hombre
kleenex. Ya no quiero volver a ser un hombre kleenex. Yo soy un
hombre muy válido que vale para muchas cosas, además de para
escribir libros como todos sabéis. Se amar, sé ser buen padre, sé
ser fiel en mis relaciones de amistad, sé hacer y sentir muchas
cosas y lo demuestro todos los días de mi vida.
Así que léanlo: YO NO SOY UN
HOMBRE KLEENEX. No somo hombres ni mujeres kleenex. Valemos mucho y
en el fondo nos tienen envidia porque tenemos una especial
sensibilidad para vivir las cosas y vivirlas a tope.
Somos seres maravillosos que
hacemos tantas cosas que a veces no tenemos ni tiempo para
terminarlas.
Somo triunfadores porque
llevamos a cabo nuestros proyectos.
Y somos fieles personas en la
pareja como para no merecer tanto abandono.
Somos hombre y mujeres, los
kleenex sirven para otra cosa con la que no tenemos nada que ver.
Así de rotundo y así de
claro. Valemos un MONTÓN. Salud y suerte.
José
Cuadrado Morales
viernes, 11 de enero de 2019
ARTE EN MAYÚSCULAS
Aquí tenéis una pequeña muestra de las esculturas que Manuel R.P. ha tenido la amabilidad de compartir con nosotros. ¡¡GRACIAS MANUEL!!
jueves, 10 de enero de 2019
TU FIGURA HUIDIZA
Tu figura huidiza,
tus miradas penetrantes
y rápidas.,
como si te
avergonzaras de tu
cuerpo de mujer,
que le queda
grande a tu alma de
niña,
sencilla, de familia
y barrio sencillo,
lleno de dulzura para
los ojos de
cualquier poeta,
que llena de
gozo el corazón de Dios.
Tu llamada al
amor que otras
veces rechace,
por miedo a
hacerte daño,
la deseo hoy
y lloro al
no saber como
enamorarte,
no sé su
principio.
Enséñame, enséñame tu
familia y tu
barrio,
tus sueños, tus
gustos, tus amigos
y amigas.
sería precioso oírte dialogar,
sólo conozco tu
mirada y tu
silencio.
José