He leído que el miedo a la muerte cuando
es excesivo puede provocar una enfermedad mental, una neurosis. Se habla de que
algunos pueblos autóctonos de EEUU se tomaban la muerte como la cosa más
natural del mundo, de hecho cuando llegaban a una cierta edad ya más que madura
las personas de estos pueblos se marchaban en soledad y sin alimentación al
lugar mas alejado de la población para dejarse morir. Lo que nos quieren
transmitir es que la muerte hay que verla como algo natural, algo tan corriente
como cualquier otra cosa de la vida, formando parte de ella. Fiestas como las
de Hallowen ayudan a verla de una forma más común, formando parte de nuestro
mundo y de nuestra vida cotidiana. Incluso la mortalidad infantil hay que procurar
verla como algo corriente por mucho que nos duela o nos choque que una persona
muera a una edad prematura. Ahí está y es inevitable en muchas ocasiones. Esto
no significa que no hagamos nada para intentar que no se de, debemos poner todo
los medios para que no ocurra, ir contra ella con todos los medios que tengamos
a nuestro alcance, apoyándonos sobre todo en la ciencia. Pero hay que procurar
no obsesionarse con la misma. Obsesionándose no arreglamos nada más que
enfermar. Algo que te cuentan los que han perdido prematuramente a un ser
querido es que ha sido tan duro que han
perdido incluso las ganas de vivir pero que con ayuda de los demás y
esforzándose lo llevan adelante si no está del todo superado.
Tenemos que llegar incluso a esforzarnos para comprender que la muerte es buena, pero
así es. Hay que llegar a pensar que incluso la mortalidad infantil es un hecho
inevitable en ocasiones y que cumple una función. El desconocimiento del
sentido último de la vida, dice un psicólogo del que estoy leyendo un libro, es positivo pues nos dice que pertenecemos a
un universo enorme y complejo.
Jesús
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