Me parece mentira, pero he sobrevivido a otro fin
de semana. El lunes, el nuevo lunes, ha venido a rescatarme y a procurarme un
poco de paz y tranquilidad, lejos de la ansiedad vivida, sobre todo ayer
domingo, cuando me golpeó bastante y estuve casi todo el tiempo sentado en mi
ya famoso sillón azul. Pero de todo se sale, como diría el antiguo.
He tenido ocasión de reflexionar este domingo de
sillón sobre Berizzo, el todavía entrenador del Sevilla. Reflexioné aún más
mientras escuchaba la retransmisión del partido en Villarreal, donde el Sevilla
venció 2-3, con goles de Lenglet, Mudo Vazquez y Banega de penalti.
Vaya por delante que sigo pensando que Berizzo no
es entrenador para el Sevilla F.C.. No tiene la categoría suficiente como para
entrenarlo, cosa que ya quedó clara en mi primer artículo titulado simplemente
Berizzo.
La confesión de su cáncer de próstata no ha
cambiado mi actitud hacia él, mi opinión, no ha pasado por así decirlo de
demonio a ángel. Sigo pensando lo mismo de él, aunque en los dos últimos
partidos el Sevilla ha sacado la casta y el coraje de la canción frente al
Liverpool y al Villarreal. Dos remontadas con garra, la garra que siempre ha
caracterizado al Sevilla y que afortunadamente no ha perdido. Pero esa garra tiene
que sacarla siempre, no a cuentagotas, esporádicamente. Estaría más arriba en
la tabla si hubiera sacado esa garra en muchos partidos que los ha perdido por
abulia, por dejadez.
Berizzo confesó al Presidente del Sevilla que
padecía cáncer de próstata una semana antes del partido decisivo contra el
Leganés. No se lo comunicó a los jugadores hasta dos días antes del partido
contra el Liverpool. Puede que eso ocasionara la reacción del equipo en la
segunda mitad remontando tres goles. Los jugadores ya sabían del cáncer de su
entrenador.
No ha sido hasta el fin de semana pasado cuando ha
dado una rueda de prensa oficial Berizzo para comunicar lo de su cáncer y ha
declarado que no quiere convertirse en centro de la noticia y que por encima de
todo no quiere victimizarse. Esto último me ha gustado mucho porque ya escribí
hace bastante tiempo un artículo titulado Victimismo donde dejaba clara mi
postura opuesta a esta actitud manipuladora.
Berizzo no quiere hacerse la víctima. Sabe que como
él hay miles de personas en España que padecen lo mismo que él y él está en una
situación privilegiada porque tiene a su servicio a los médicos del Sevilla
F.C., a sus propios médicos y al equipo médico del F.C. Barcelona que se ha
ofrecido para todo al Sevilla y a Berizzo. Berizzo es un enfermo, pero es
también un privilegiado.
Se había hablado en un principio que Berizzo
estaría en la dirección de la plantilla sevillista hasta el 6 de diciembre, día
del último partido de la fase de grupo de la Liga de Campeones. Después se retiraría para
hacer el tratamiento y aprovechar el parón navideño para ponerse a punto.
Pero los acontecimientos se han precicipitado y
parece que su enfermedad reviste más gravedad y al parecer ayer domingo
(escribo hoy lunes 27 de noviembre) dirigió al Sevilla por última vez antes de
empezar a someterse al tratamiento de su cáncer. Así que hoy, oficialmente,
Berizzo pasa a ser paciente y como entrenador ejercerá el segundo entrenador
del Sevilla. No podía esperar más tiempo su enfermedad.
Lo vi en la rueda de prensa muy tranquilo, como en
todas las ruedas de prensa. Frío, seco, calculador, seguro de sí mismo, con sus
ideas claras. Otra cosa es que tenga las ideas claras sobre el equipo, pero ése
no es el tema de hoy.
La enfermedad lo ha convertido en más humano de
cara al público y éste lo ha visto de forma diferente. Ayer en Villarreal el
Sevilla sacó de nuevo la casta y el coraje en la segunda mitad, supongo que
para darle una alegría a su entrenador para su recuperación (que espero sea un
éxito). Los dos equipos saltaron al campo con camisetas alusivas al tema de
Berizzo para darle ánimo y todo el fútbol en general se ha volcado con él. Por
eso digo que, dentro de la desgracia, es un privilegiado.
Un privilegiado, pero no una víctima. Seguirá al Sevilla
ahora en la sombra, por las informaciones que le dé su segundo entrenador, por
los partidos que vea en la tele, por lo que lea en los periódicos. Pero ahora
tiene que centrarse en la enfermedad. Puede que todo ello le ayude a
reflexionar sobre todo lo que lleva hecho en el Sevilla hasta ahora y los
posibles errores que haya cometido.
En cada sesión de quimioterapia o de lo que le
apliquen recuperará un trozo de vida. Porque ahora se trata de recuperar al
hombre, a la persona enferma, al que ha sido objeto de innumerables críticas en
las últimas semanas, también por parte de mí. Críticas merecidas porque el
equipo estaba mal y sigue teniendo carencias importantes más por problemas de
Dirección Deportiva que del propio entrenador. Pero el que da la cara siempre
es el entrenador y el que recibe los palos sobre todo es él.
No sé cómo será Berizzo como hombre, pero sin duda
afronta la enfermedad con gran entereza, con un espíritu de lucha envidiable y
con un optimismo a prueba de bomba.
No me gusta Berizzo como entrenador para el
Sevilla, pero sí me ha causado una grata impresión su actitud como persona para
afrontar una de las enfermedades más terribles que existen. Esto no me va a
llevar a decir que la actitud errática del equipo fue un espejismo. No. Hay que
ser objetivo: Berizzo es un entrenador mediano que se ha puesto enfermo, pero
ha demostrado ser un hombrer cabal para no dejarse arrastrar por la enfermedad.
El hecho de entrenar al equipo ante el Leganés, el Liverpool y el Villarreal
habla muy bien de él como persona, como hombre. Un luchador, como lo fue como
futbolista por ejemplo en el Celta de Vigo y como entrenador también en este
equipo donde hizo temporadas muy buenas.
Ahora tiene a su disposición un montón de médicos y
el apoyo de toda la afición de España para que no se le venga abajo la moral y
esté arropado por muchísimas personas anónimas que arrinconarán sus carencias
como entrenador y se centrarán en su labor como enfermo, una dura palabra, pero
es como hay que ver ahora mismo a Berizzo. Un enfermo más, pero no cualquier
enfermo.
Berizzo es un privilegiado del fútbol y por ello un
privilegiado de la vida. No me causa ninguna pena, aunque siento su cáncer como
podría sentir el de cualquier otra persona. Pero Berizzo tiene la suerte de contar
con grandes apoyos y va a salir adelante. Estoy seguro. El Presidente del
Sevilla ha expresado el absoluto apoyo del club al entrenador en estos duros
momentos y toda la plantilla está con él. Yo desde aquí expreso mi apoyo al
hombre que está enfermo, al que no quiere hacerse la víctima, cosa que
agradezco. No me gusta en absoluto el victimismo. Bastante chantaje emocional
he tenido que soportar en mi vida. Por eso me ha gustado tanto que Berizzo diga
que no quiere victimizarse.
Sólo por eso me cae bien humanamente Berizzo. Que
la suerte le acompañe y se recupere pronto. Y madure como persona y como
entrenador por el bien del Sevilla F.C..
Nunca mejor dicho: salud y suerte.
José Cuadrado
Morales
Desde aquí sentimos mucho la enfermedad del entrenador del Sevilla Berizzo y esperamos su pronta recuperación para que vuelva a ejercer su puesto de trabajo y dé muchos éxitos en el mundo del fútbol a esa afición. FELICES FIESTAS. Un saludo y hasta 2018.
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