La tranquilidad es aquello que te
hace madurar, tal vez como ese melocotón menudo que cambia de color dándole
forma y cuerpo, esos rayos de sol colándose por las ramas mientras las hojas se
desplazan hasta él. Es como un rosal floreciendo con lentitud mientras unos
ojos dulces y profundos lo contemplan con pasión, como las olas lejanas de un
mar abierto a embarcaciones inmensas, comparándolas como un gran catamarán, así
es la tranquilidad, son los buzos desfilando por un manto de nácar disfrazado
con ese reflejo de luz irisado que produce nuestro sol. Tranquilidad ven ami, ven
y enséñame tu sabiduría, con conocimiento como nuestra fe de un modo cierto, a
sabiendas de la ciencia que aun vaga por el universo oscuro e irritado por el
tiempo. Eres la prosperidad en persona, esa diosa al gusto conforme a la
voluntad y deseo, llena de sabor ¡refrescante! igual que un crío jugando con
los peta zetas en su lengua ¡quien volviera! para regresar a ti ¡tu! bello amanecer,
que me dejas asombrado con tu belleza, volviendo a presentarte con el nombre de
tranquilad.¡O si! si, tu sonido es tal cual como el clarinete dorado, expulsando
el aire de un modo musical, en realidad eres tan sagaz que te sigo esperando
con prudencia.
Fdo: El vuelo de los cisnes.
Se ve mucha sensibilidad en lo que escribes. Felicidades.
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