miércoles, 30 de noviembre de 2016

LOS PEORES DÍAS DE MI VIDA

No sé, pero este artículo podría ser una ampliación o una aclaración del artículo precedente titulado “55 años”. Estaba yo repasando un archivo de carátulas de películas y me encontré con la de la cinta de William Wyler “Los mejores años de nuestra vida”, ganadora de varios premios óscar, y me dije que podría escribir , a imitación del título, un artículo titulado “Los peores días de mi vida” por esta crisis transitoria que estoy viviendo. De alguna manera el cine siempre está presente en mi vida.
Mi médica de cabecera me dice que cuando me sienta mal mire siempre hacia atrás que seguramente descubriré momentos en los que he estado peor y así hallaré consuelo. Lo hago como ella dice y es cierto, funciona. Lo que ocurre ahora es que la crisis que estoy viviendo se está prolongando más de la cuenta y es peor que otras que he vivido. Me está castigando más y con más furia.
Estoy viviendo momentos de angustia intensa, atravesando una fuerte carga de ansiedad y muy afectado por mi trastorno obsesivo compulsivo que me machaca hasta límites insospechados. Esto me afecta incluso para escribir mi novela Monólogo en clave neurótica. Mi psiquiatra me ha aumentado la medicación y, a pesar de los efectos secundarios, me siento mejor. Estoy más relajado y duermo un poco mejor. Necesito descansar para no estar después todo el día como un zombi.
A mis hermanas les digo que estoy mejor. Ya sé que es una mentira, pero creo que es una mentira necesaria porque no quiero hacer sufrir a nadie. Ellas tienen sus propias enfermedades y no quiero ser una carga para nadie.

Encuentro en estos artículos que escribo en internet un diario compartido con los amigos lectores. Ellos me leen y me entienden y compartimos las mismas inquietudes y esperanzas.
No puedo llorar por la medicación, pero desde que me han modificado el tratamiento (mínimamente) tampoco tengo tantas ganas de llorar. En ese sentido me siento mejor.
A veces, cuando no puedo romper a llorar, se me queda la angustia dentro y lo paso francamente mal. Es un peso tremendo que anida dentro de mí y que muchas veces no puedo sino aguantar y no queda otra cosa.
Me refugio en el rezo, la meditación y la relajación. En las oraciones hallo una paz inmensa, así como en las otras dos cosas. Y no necesito mucho tiempo.
También camino y así me relajo, además de que me sirve para activar la circulación sanguínea y para adelgazar, que me viene muy bien.
Recuerdo los consejos de los psicólogos de la Ura. He tenido cuatro psicólogos hasta el momento aquí. Del primero recuerdo la frase “no repases tanto”, para ayudarme a superar mi trastorno obsesivo compulsivo. Del segundo recuerdo la frase “repasa más deprisa”, que es la que estoy poniendo en práctica más últimamente y me está yendo bien. Del tercero recuerdo la frase “ama tu T.O.C.”, cosa que intento y cuando lo consigo me va mejor. Y de la última psicóloga recuerdo la frase “quédate en la cama despierto”. Me lo dice cuando no puedo dormir y en lugar de levantarme a las tres de la madrugada que me quede en la cama descansando aunque esté despierto. De vez en cuando lo consigo y me quedo en la cama, aunque sea un rato. Ahora, con la modificación de la medicación que me han hecho, duermo un poco mejor.
Los consejos de los psicólogos me sirven entre otras cosas para ver el lado positivo de lo negativo. Por ejemplo: la ansiedad es buena a veces y nos sirve para activarnos y trabajar, y también para estar alerta ante los peligros. El caso es que de todos los psicólogos aprendo algo y de los libros de autoayuda que he leído a lo largo de mi vida.
Y recuerdo los consejos de otros psicólogos y psiquiatras. Un psiquiatra me dio un brillante consejo: “Evita que surjan nuevas obsesiones”. Han ido en incremento desde que me lo dijo, pero por mi dificultad para hacer frente a las obsesiones, pero otras veces consigo evitar una nueva obsesión y es un triunfo para mí y me siento muy feliz. El mundo de las obsesiones es complejo. La mente probablemente sea la compleja y tiene muchas trampas en las que caemos con tremenda ingenuidad.
Poco a poco voy saliendo del bache. Hoy me siento bastante tranquilo. No he dormido mucho y tengo un poco de somnolencia, pero tengo la mente fresca para escribir un nuevo artículo para la Ura. Y tengo muchas ganas de hacerlo.
Como me dijo una vez una amiga “yo soy más fuerte de lo que creo”. Y eso es cierto. Somos más fuertes de lo que creemos y no podemos dejarnos vencer por esas trampas de la mente. Debemos aprovechar al máximo esa fuerza interior que nos motiva y nos ayuda a vivir y a salir adelante.
Yo, gracias a esa fuerza, he salido de muy malas situaciones y me siento orgulloso de ello. Y ahora soy más fuerte para vencer la soledad y todas las cosas negativas que ésta conlleva.
Pienso que mis artículos pueden servir para otros enfermos, aunque no me guste mucho la palabra enfermos. Sufrimos trastornos y demás, pero vivimos como el resto de las personas, con nuestros altos y nuestros bajos.
Yo siempre saco un resumen positivo de mis malas experiencias. Siempre intento quedarme con lo bueno de lo malo. Y me sirve. Tiro hacia delante con toda la fuerza que Dios me da y yo mismo me proporciono a mí mismo.
Cuando salga de esta crisis existencial seré más fuerte todavía. Aquello de que lo que no mata engorda y te hace más fuerte es cierto. Yo voy a seguir sacando las consecuencias positivas de mis crisis y no me voy a dejar destruir por mí mismo.
Y sé que terminaré mi novela. Con tranquilidad porque es la primera y estoy acostumbrado a escribir poesía. Y conseguiré que me la publique una editorial sin tener que poner yo dinero o una  pequeña parte a lo sumo.
Y acompañado por mí mismo no me sentiré tan solo. Tengo energía suficiente para seguir adelante siempre y no puedo dejarme vencer por mis debilidades y mis momentos de flaqueza.
Y siempre alejado del victimismo. Yo cuento las cosas tal como las vivo, pero no les doy un sentido de tragedia, sino de realidad. Vivo una serie cosas y las cuento sin más para compartirlo con los otros y vaciarme yo un poquito de combustible negativo.
Y así voy viviendo. Y quiero que mi vida sea más rica, quiero darle más sustancia para no sentirme nunca vacío. No quiero dejar de escribir nunca porque esto es lo que más sentido da a mi vida. Espero que este artículo os guste y valoréis el alto nivel de sinceridad que he puesto en él. Salud y suerte.


José Cuadrado Morales

4 comentarios:

  1. Animo, compañero. Como tú dices, céntrate en que hoy estás un poquito mejor y en esas cosas que te relajan y te gustan. ¡¡Seguro que superas este bache!!

    ResponderEliminar
  2. Siempre adelante, José. A temporadas más rápido, y otras más despacito. A todos nos pasa. Pero siempre adelante. Un fuerte abrazo

    ResponderEliminar
  3. Gracias, queridos amigos de Rentería, por vuestro mensaje de apoyo. Espero como decís superar este bache y tirar para adelante centrándome en todas las cosas que me gustan y en la fuerza que Dios me proporciona. Gracias por teneros siempre ahí. Un fuerte abrazo de vuestro buen amigo de Sevilla José Cuadrado.

    ResponderEliminar
  4. Gracias estimados amigos de Calatayud por vuestro mensaje de fuerza y afecto. Espero como decís seguir siempre adelante, sorteando los malos momentos con la fuerza de la voluntad y la fe en Dios. Espero teneros siempre ahí como siempre, mis fieles lectores. Recibid toda la afectividad de vuestro amigo sevillano José Cuadrado.

    ResponderEliminar