Estamos
ante una producción estadounidense del año 2015 dirigida brillantemente por
Denis Villeneuve. Los protagonistas son Emily Blunt, Josh Brolin y Benicio del
Toro, acompañados por buenos secundarios como Víctor Garber, Jon Bernthal,
Daniel Kaluuya y Jeffrey Donovan. Distribuye la película Eone Films.
Como
breve argumento diremos que la cinta trata de una joven agente del FBI (Emily
Blunt) que es reclutada por un veterano agente de la policía fronteriza de
Estados Unidos y México para luchar contra el tráfico de droga.
El
director tiene películas muy meritorias como Prisioneros, del año 2013. En
Sicario realiza un violento y duro retrato ambientado en el mundo del
narcotráfico en la zona fronteriza que se extiende sin ley entre Estados Unidos
y México. Son miles de kilómetros de frontera, difíciles de vigilar y que son
una tentación para los grandes capos de la droga.
Hay
otras películas recientes sobre este tema como Salvajes, del año 2012, y El consejero,
del año 2013. Y también hay series de televisión como The bridge, del año 2013.
El director es canadiense y hace la película más contundente y brutal de todas.
Hay que decir que no es recomendable para menores de 18 años. Y debe ser así el
estilo de la película si se pretende retratar fielmente ese infierno de la
droga donde no hay compasión alguna. Un mundo donde no hay piedad, un mundo en
guerra entre narcos y agentes del gobierno norteamericano y el mexicano, un
mundo hostil y fuera de la ley, más peligroso que cualquier conflicto armado
(como vemos en la secuencia que impacta en la que las fuerzas especiales entran
en Juárez).
Y
otro ejemplo de la violencia es la escena en la que Benicio del Toro mata a
toda la familia de un narco, éste incluido. La frialdad es absoluta. Es la ley
de la selva y la muerte es el único lenguaje que entienden los narcos.
El
planteamiento de la cinta fue ideado por el actor Taylor Sheridan. Entre sus
películas destaca Hijos de la anarquía. Dicho planteamiento pretende recordar a
la cinta El silencio de los corderos, del año 1991, dirigida por Jonathan
Demme, de forma que Sicario sería al narcotráfico lo que El silencio… a los
asesinos en serie. El personaje de Emily Blunt es como Clarice Starling
(interpretada en la estupenda cinta de Demme por Jodie Foster) una idealista
agente del FBI reclutada por las fuerzas de élite gubernamentales para ayudar
en la guerra contra las drogas.
Clarice
Starling fue reclutada para hablar con el famoso Hanibal Lecter para que la
ayudase a encontrar a un asesino en serie que le quita la piel a sus víctimas
para ir tejiendo un vestido macabro. Ella, como Emily, tiene la ilusión de los
principiantes.
Hay
una película cuyo título encaja bien con la trama de la película: Contra el
imperio de la droga. Porque es un imperio que mueve millones y millones de
dólares y que en muchos países determina un alto porcentaje del Producto
Interior Bruto porque la droga ya forma parte de la economía de muchos países y
los propios mandatarios cierran los ojos a la realidad.
El
director dice que Sicario plantea interrogantes sin ofrecer respuestas. Lo dijo
en la rueda de prensa durante la presentación de la cinta en el pasado Festival
de Cannes, donde cosechó un gran éxito, llegando a obtener incluso un premio
del prestigioso festival cinematográfico.
Algunos
medios la califican de obra maestra, pero yo no llego a tanto. La película está
muy bien, pero dista bastante de ser una obra maestra. Hacen falta muchos
factores para considerar así a una cinta.
Los
personajes son violentos como Josh Brolin, quien recluta a Emily Blunt, pero no
se puede ser de otra forma en esta guerra sin cuartel que es el mundo de la
droga. Benicio del Toro es el terrible asesor de Josh Brolin, su lugarteniente
durísimo que mata con una frialda extrema, como en la escena que ya he
comentado de toda una familia de un narco que disfruta de toda clase de lujos
gracias a la droga.
Pero
también hay policías corruptos que se benefician del universo de la droga y que
también aparecen reflejados en la cinta. Seres sin escrúpulos que también se
benefician como los narcos haciendo una labor hipócrita sin ningún tipo de
cortapisas.
La
película tiene escenas que parecen cuadros de Caravaggio, por lo oscuras que
son y lo siniestras. Destaco entre ellas la familia asesinada por Benicio del
Toro: narco, su mujer y sus dos hijos, un niño y una niña. Hay un encuadre que
parece directamente un cuadro de Caravaggio. Dramático, miserable, durísimo.
La
cinta es oscura, como oscuro es el mundo de la droga. La fotografía es excelente,
el montaje es ágil y la música acompaña perfectamente a las imágenes.
Técnicamente la cinta es impecable.
Por
mi parte es una película muy buena, merecedora de cuatro estrellas. Le falta
algo para llegar a la obra maestra, aunque es uno de los más fieles ejemplos de
películas que tratan el mundo de la droga. Recomiendo encarecidamente ir a
verla. Salud y suerte.
Calificación:
José Cuadrado Morales
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